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Los investigadores de Harvard empezaron a estudiar a 724 reclutas del estudio en 1938, formado a partir de un primer grupo de unos 200 hombres
Tener un colchón de personas en las que poder confiar influye más en la salud y el bienestar que el éxito profesional o el dinero. The New Yok Times propone un reto para alcanzar la felicidad en siete días al alcance de cualquiera.
Ni ganar dinero, ni ser reconocido, ni tener una salud de hierro. Para prosperar en la vida y ser feliz, hay que partir de una premisa antigua: mantener y cuidar las relaciones personales a largo plazo.
Esta es la idea en la que se basa el New York Times a la hora de elaborar una guía con siete consejos para alcanzar la felicidad. El diario estadounidense se basa en la tesis de Robert J. (Bob) Waldinger, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard.
Este experto es el cuarto coordinador del estudio más longevo sobre la felicidad realizado hasta la fecha, el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, en EE.UU., que comenzó en 1938 y en el que han participado más de 700 personas durante 80 años. Los resultados de la investigación proponen una lección vital de gran utilidad para no perder tiempo y energía en busca de las satisfacciones inmediatas que a largo plazo nos hacen más infelices para centrarnos en las que realmente nos proporcionan una felicidad más plena y vital.
Después de analizar la vida de centenares de personas durante décadas, el estudio de Waldinger resuelve que, al final de sus días, su nivel de felicidad no dependía de su origen o extracción social ni de los logros o fracasos cosechados a lo largo de los años.
Waldinger propone, en función de estos resultados, una fórmula de tres elementos contra la soledad: pasar más tiempo con las personas que con las pantallas (organizando reuniones, compartiendo largas charlas y caminatas); resolver las disputas familiares y recuperar las amistades perdidas y, en cualquier caso, prescindir del rencor. Una lección que, si bien no es nueva, es difícil de llevar a la práctica si no se sabe cómo incorporarla a la rutina.
Los investigadores de Harvard empezaron a estudiar a 724 reclutas del estudio en 1938, formado a partir de un primer grupo de unos 200 hombres dado que en aquellos momentos el Harvard College de Boston, donde se reclutó a los participantes, solo admitía a estudiantes masculinos. Más tarde incluyeron a sus esposas e hijos. 85 años después, el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard se ha expandido a tres generaciones, más de 1.300 descendientes de los sujetos originales procedentes de los vínculos que surgieron de aquellos estudiantes del Harvard College, y a otros, adolescentes procedentes de familias de bajos ingresos en Boston.
Desde su nacimiento hasta los últimos días de su vida, los investigadores realizaron entrevistas personales y periódicas cada dos años y sus familiares y recopilaron registros de salud cada cinco años, muestras de ADN y escáneres cerebrales, relata NYT.
"De entre todos los datos, ha surgido un hallazgo muy claro: las relaciones sólidas contribuyen a que tengamos una vida feliz. Más que riqueza, coeficiente intelectual o clase social, la solidez de nuestros lazos es lo que determina si nos sentimos realizados", añade este periódico.
Waldinger y Marc Schulz, director asociado de la investigación y profesor de psicología en Bryn Mawr College, recogen estas conclusiones en el libro The Good Life: Lessons From the World's Longest Scientific Study of Happiness, y proponen que "si este año quieres hacer algo para asegurar tu propia salud y felicidad, dedica tiempo a nutrir y desarrollar relaciones".
Acuñan el término "aptitud social" para designar el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones. "Es tan crucial como la buena forma física. Las relaciones descuidadas pueden atrofiarse, como los músculos. Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio".
"Es una elección que haces para invertir, semana a semana, año tras año, y tiene enormes beneficios": está científicamente probado que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están más protegidas contra el estrés, la depresión y la degeneración neurocognitiva. La soledad, en cambio, afecta nuestra salud, no solo psíquica también la física. Es una de las principales preocupaciones de salud pública de nuestro tiempo. Pero no solo son tus lazos con amigos y familiares los que son cruciales para la felicidad. También lo son las relaciones con parejas románticas y grupos comunitarios, las conversaciones amables que tienes con el repartidor o el cartero o con el vecino que te encuentras cuando paseas al perro.
Día 1: Evalúa tus relaciones
"Identifica las áreas de tu vida en las que te gustaría estar más conectado. Tal vez tengas muchas personas con las que puedes divertirte, pero no tienes a nadie en quien confiar cuando se trata de asuntos realmente personales y privados", señala Waldinger a NYT. "O quizá lo contrario tal vez tienes muchas personas en las que confiar, pero a nadie con quien divertirte".
También es importante destacar que no hay un número correcto de amigos, ni hay que ser extrovertido para mejorar las aptitudes sociales. La felicidad no está fuera de tu alcance si eres tímido o introvertido: se puede ir a un bar o restaurante, pero también puedes hacer una caminata, apuntarte a un curso de corte y confección, una clase de programación o cultivar un huerto comunitario, apunta Waldinger. Y nunca es demasiado tarde. Puedes apuntarte a un gimnasio al jubilarte y tener tres meses después más amigos de los que hayas tenido nunca.
El primer paso pues, del reto de la felicidad en siete días de por The New York Times es evaluar tus relaciones. Estas preguntas han sido diseñadas con Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, para que hagas balance del estado actual de tus vínculos sociales para saber cuáles son tus fuertes y tus flaquezas y emprender el programa de siete días para ser más feliz. Una vez identificadas las áreas en la que estás mejor y peor conectado, pasa a los los siguientes pasos.
Día 2: Haz una llamada telefónica de ocho minutos
En estos tiempos de estar siempre haciendo cosas, de recibir y enviar mensajes instantáneos o archivos de voz, hacer una llamada telefónica cada vez es menos habituale incluso algo denostado. Sin embargo, es una gran y sencilla herramienta a nuestro alcance para reconectar con otras personas a las que consideramos, a priori, "muy ocupadas".
NYT propone llamar a alguien a quien queremos y añoramos pero del que por diversas circunstancias nos hemos alejado: un viejo amigo, un familiar cercano del que nos hemos distanciado con el transcurso del tiempo. Primero, cierra los ojos y visualízalo. Busca su contacto en la agenda y si nos sentimos así más cómodos, podemos mandarle un mensaje de texto proponiendo una llamada de tan solo ocho minutos, quizá argumentando por qué nos hemos acordado de él o ella en ese momento. "Algunos ajustes en nuestras relaciones más preciadas pueden tener efectos reales en cómo nos sentimos con respecto a nuestras vidas: es una mina de oro de vitalidad a la que no le estamos prestando atención", señala Waldinger.
Acuerda la hora de la cita telefónica con antelación, dando preferencia a la otra persona para que agende su mejor momento puede centrarse en la conversación, aunque sea breve, y respeta el tiempo acordado de los ocho minutos para que ninguna de las dos partes sienta que le falta o le sobra tiempo o desvíe su atención. "Una conversación con un límite claro de ocho minutos evita que suceda eso", señala NYT.
Descubrirás cómo las personas no solo son capaces de reconectar en apenas unos minutos, sino de recuperar la comunicación perdida, hacer nuevos planes y compartir momentos comunes, experiencias quizá no compartidas en el espacio, pero sí en el tiempo. Es importante limitarse a esos ocho minutos para dar pie a repetir la llamada en otro momento, y quizá retomar esa conexión perdida: el tiempo lo dirá: si la confianza es mutua, así será. Sé paciente y no tengas demasiadas expectativas.
De momento, limítate a esos ocho minutos para ser consciente de que puedes establecer una conexión real con quien desees, aunque sea por un breve periodo de tiempo. Tan solo escuchar la voz de un ser querido tiene valor terapéutico en sí mismo. Concédete una oportunidad para hacer real eso que imaginas que harás en el futuro cuando tengas tiempo, porque lo más posible es que ese estado ideal nunca llegue. "Usa tu teléfono y tu tiempo ahora mismo", recomienda Waldinger. Ya hemos dado un paso más hacia nuestro bienestar.
Día 3: Charla con un desconocido
El Desafío de siete días para la felicidad propone para el tercer día hablar con alguien que no conoces o bien con un extraño. "Busca y propicia momentos para ser amable", aconseja Waldinger en su libro The Good Life. Puede ser un empleado del supermercado, una madre o un padre que pasea a sus bebés en el carrito, alguien que saca al perro de paseo. Pregúntales qué tal les va el día, halaga a su hijo o su mascota. Es lo que Waldinger denomina "fomentar los lazos débiles": "Los intercambios breves pero cálidos tienen un efecto directo sobre la felicidad. Este tipo de pequeñas interacciones pueden afectar tu estado de ánimo y energía a lo largo del día, y las investigaciones iniciadas en la década de 1970 han demostrado que contribuyen a una mayor sensación de bienestar".
Puede que te sientas raro o incómodo, pero, no lo dudes, estás siendo simpático. Caerás mejor de lo que crees y la persona con la que interactúas, también. Si el desconocido te rechaza, piensa que tú no eres la causa, sino que tendrá sus propias circunstancias. Vuelve a intentarlo con otra persona. Quizá descubras que tu círculo social inmediato es más amplio de lo que creías y tú te habías establecido tus propios, pero irreales límites. Y es muy posible que esos desconocidos te enseñen algo. "Incluso la conexión más fugaz puede tener gran un gran impacto en nuestras vidas, señala Alisha Ali, profesora asociada de psicología aplicada en la Universidad de Nueva York. Como mínimo, "será divertido". Todo el mundo tiene una gran historia".
Día 4: Escribe un panegírico en vida
Quizá alguna vez te hayan propuesto escribir un discurso sobre alguien que ha fallecido, alguien que se casa o a quien se homenajea, o te has emocionado escuchándolo. En el cuarto día, NYT propone precisamente esto: escribir un breve panegírico. Rendirse a la vulnerabilidad por un momento, dar a conocer nuestros propios sentimientos y dar gracias a alguien por estar ahí: la bondad también es terapéutica.
Recuerda que eres así en parte gracias a lo que ha hecho esa persona por ti. Piensa en esa persona, escribe lo que le dirías y mándaselo. Tendrá un impacto directo y casi instantáneo en tu bienestar. "Es más feliz quien dedica tiempo a elogiar a las personas que aman", señala Waldinger en su libro. Quizá pienses que a la otra persona le parezca extraño, pero no sientas vergüenza: pensará que alguien se ha molestado en pensar en ella y ha sido capaz de demostrar su afecto.
Para ayudarte, por ejemplo, escribe 10 cosas positivas sobre tu pareja, tu padre o tu madre, un hermano o hermana, tu mejor amigo... o dale gracias por escrito haberte ayudado con cualquier cosa en algún momento y explica el porqué. Si quieres que el ejercicio sea más efectivo, busca un momento para estar juntos, mírale a los ojos y díselo. A veces escribir un mensaje de agradecimiento es el mejor regalo.
Día 5: La importancia de tener amigos en la oficina
En el lugar de trabajo pasamos gran parte de nuestra vida. Hacemos amistades para siempre, a veces se convierten en nuestros cónyuges. En el quinto día, Waldinger aconseja no infravalorar las oportunidades de conectar que nos dan las relaciones laborales. Las amistades con los colegas también son "aspectos de nuestra vida laboral sobre los que tenemos cierto control", señala. "Tienen el potencial de mejorar nuestra experiencia diaria de inmediato, sin importar qué es lo que hacemos para ganarnos la vida".
Por eso, propone que el quinto día del reto forjar relaciones personales en la oficina, en la escuela, la universidad, la academia o cualquier lugar al que acudas regularmente si no estás trabajando. Si se trata de alguien a quien no conoces bien, toma nota de algún comentario y pregúntale algún tiempo después por ese detalle, propone Shasta Nelson, experta en amistad y autora de The Business of Friendship. Si es alguien a quien te gustaría conocer mejor, proponle algo en común que dure unos minutos: tomar café, dar un rápido paseo para despejarse, hacerle un cumplido.
En cualquier caso, ten un pequeño gesto con esa persona. Ofrece tu ayuda y si te la ofrecen, acéptala. "No digas que no mecánicamente" aunque sea lo más cómodo. Y, si trabajas en remoto, llama y conversa. Felicita al alguien por su trabajo, o presta atención a algo que aparezca en su pantalla y haz algún comentario positivo sobre ese objeto personal que forma parte de su vida: conecta. Si eres jefe, cultiva las relaciones informales. NYT cita a Ron Friedman, psicólogo social y autor de The Best Place To Work. "Muchos empleadores dejan las conexiones cercanas al azar. Eso es un error. Cuando observamos los datos sobre por qué las personas se quedan en un trabajo año tras año, a menudo no es la nómina o lo bien que se llevan con el jefe, sino la conexión que tienen con los demás miembros de su equipo".
Día 6: No canceles planes y organiza otros nuevos
En psicología, el acto de intentar predecir cómo nos hará sentir un acontecimiento futuro se conoce como previsión afectiva, y la mayoría de los seres humanos somos pésimos en eso. "Las personas no solemos saber lo que nos conviene", afirma Waldinger, "y somos especialmente malos para predecir los beneficios de las relaciones".
Puede resultar tentador quedarse en casa en vez de socializar, dice Waldinger, pero no nos hará más felices quedarnos viendo Netflix renunciando a una cena o una fiesta. "Pero interactuar con otras personas mejora nuestro estado de ánimo y nos hace más felices de lo que esperamos. Tomar la decisión de salir y estar con gente implica un riesgo, normalmente pequeño, pero ofrece la posibilidad de encuentros vivificantes".
Si tienes un plan, no lo canceles ni lo pospongas; si tenías intención de quedar con alguien por primera vez o una cita pendiente, acude. Si estás desentrenado para la vida social, no te impongas metas ambiciosas como ir a una cena multitudinaria o una fiesta. Ponte pequeños objetivos, cualquier interacción humana vale. Y, si te faltan oportunidades, búscalas: apúntate a un club, una ONG, una asociación, un deporte de equipo, cultiva un huerto urbano o acude a actividades que te producen sentimientos de pertenencia. Siempre habrá algo que te interese. Pequeños planes grupales incorporados a nuestra rutina aumentan nuestro bienestar. Ya seas extrovertido o introvertido, el aislamiento prolongado conduce a un bajo estado de ánimo.
Día 7: Sé feliz todo el año
El último día del reto de la felicidad de NYT es más introspectivo. Haz un repaso de los seis pasos anteriores. Felicítate a ti mismo por haberte esforzado, por haber podido estrechar lazos y por sentirte mejor. Cultivar las relaciones es tan importante como otros hábitos saludables tales como dejar de fumar, tener una dieta sana o hacer ejercicio.
Fija pequeños objetivos concretos para fomentar las relaciones, sé constante en la práctica, transforma las actividades cotidianas en pequeños rituales para asegurar esas conexiones y poco a poco convertirás estas pequeñas ceremonias en tradiciones que te harán más feliz. He aquí tu recompensa
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