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Chile, Brasil y México. Esas fueron las paradas del viaje que realizó la semana pasada el CEO de Enel, Francesco Starace, para -según cuenta- “empezar de nuevo a ver cómo van las cosas, sentir el pulso de este nuevo marco, cómo estamos”
Hace cinco años que el ejecutivo del grupo energético italiano no pisaba suelo chileno. Fue la primera escala, dice, porque los cambios que pasaron estos años son muy importantes: “Me interesa mucho ver cómo podemos seguir creciendo y seguir invirtiendo en este país y cómo es mejor hacerlo. Para nosotros es un país muy importante en la zona”.
En entrevista con Diario Financiero, Starace desdramatiza la postergación del retiro de la central Bocamina II, central que actualmente se encuentra sin funcionar luego de que trabajadores se tomaran el acceso del recinto buscando ser escuchados ante la incertidumbre que les genera el proceso de cierre.
Además, si bien asegura que en Chile hay un marco regulatorio claro, cree que se necesitan cambios para acelerar la inversión en redes.
¿Qué piensa el grupo para Chile?
-Tenemos algo así como 3.000 MW en construcción en diferentes etapas y esto nos permite llegar a la casi completa descarbonización, pero eso es no crecer en nuestra posición, sino que simplemente sustituir. Pero hay un tema que surge en Chile muy fuerte que es la progresiva electrificación de los consumos energéticos, no solo el crecimiento de las renovables, sino que algunos sectores industriales que eligen la electricidad como forma energética. Un ejemplo es el transporte público urbano, los autos eléctricos, la calefacción, y empujar esto es la novedad de este período del 2020 al 2030. La electricidad empieza a ser utilizada en cosas y aplicaciones que antes no se consideraban.
¿Y cómo cambia el sistema eléctrico si hay millones de autos? ¿Cómo tiene que cambiar el sistema de distribución para que esto sea conveniente y seguro? ¿Dónde tenemos que invertir? Porque hay energías renovables, pero cómo llega esta energía y cómo se utiliza… hay que pensar en baterías, flexibilidad, sistemas digitales. ¿Y cómo todo esto puede servir? ¿Puede ser un servicio a Chile o a otros? Estas son las preguntas en que estamos buscando las respuestas.
¿Cómo se conjugan los desafíos globales con los de la región, específicamente en Chile, donde hay riesgo de racionamiento eléctrico?
Hay regiones más expuestas, pero es solo una cuestión de tiempo (...) No creo que si un país mejora toda su impronta de carbono, pero el resto del mundo no lo hace, cambia algo. Esto es algo bastante único de la transformación, lo tenemos que hacer todos, en particular las economías más grandes.
¿Y cómo ha visto el proceso en Chile? Bocamina II se ha convertido en un caso emblemático donde se ha tenido tensiones con la autoridad por la fecha de retiro.
En todos los países hay siempre una o dos centrales emblemáticas. En este caso es Bocamina, pero podría ser otra. ¿Por qué es emblemática? Porque se toma como una señal donde la gente entiende que se acaba todo cuando se apaga esta central. Es un proceso, se puede terminar ese año, el año que viene o en seis meses, y no cambia nada, porque económicamente no tiene sentido, porque las renovables son más baratas, más simples. No es una decisión ideológica, es económica.
Cuando estemos seguros que se puede acabar con Bocamina, se termina y nada más.
¿Cuál es su reflexión de la posición que ha tenido Chile en las últimas décadas para el grupo?
Chile ha tenido un rango muy importante de inversiones en los últimos 10 años, con un par de años más flacos... Tenemos una visión de que la economía chilena seguirá creciendo. Tenemos una situación -a pesar de la Constitución y el estallido social- bastante clara con una confianza en el hecho de que el país no va a cambiar de manera negativa.
En noviembre veían ciertas “incertidumbres” en Chile, ¿ se han ido disipando? ¿El nuevo gobierno ha dado mayores certezas?
Claro que sí. Cualquier nuevo gobierno tiene muchas cosas que mirar y no somos los únicos, pero me parece que es un gobierno que está empezando a mirar las cosas. La agenda de este gobierno está completamente en línea con la descarbonización, la progresiva determinación del consumidor, que el consumidor teóricamente podría ser también un productor de generación a tamaño pequeño...
¿No ha motivado a pausar inversiones o mirar con más calma?
No, porque es la Constitución de un país. Para nosotros es muy importante el marco regulatorio de la red, pero para los chilenos es mucho más importante la Constitución. Pero no tenemos miedo de que en esta Constitución se emplacen conceptos extremadamente complejos. Ese es un debate muy fuerte, pero mejor así que un silencio o una rebelión. Entiendo que cada chileno tiene una visión propia de esto. Para mí es difícil meterme, ya que estoy afuera del país.
Han sido cautelosos respecto al hidrógeno verde, ¿hay algún plan, al menos en Chile, de hacer una inversión relevante?
Todo lo que estamos hablando acerca de hidrógeno verde se basa sobre una hipótesis, que el hidrógeno verde se pueda generar a un coste competitivo. Estamos enfocados en cómo concretar la hipótesis, trabajar hasta que este coste de producción del hidrógeno verde sea barato, como mínimo, como el hidrógeno gris.
¿Y cuánto cree que falta para saber eso?
Si en tres o cinco años el coste de generación de hidrógeno se reduce en 30%-40%, es una señal de que lo puedes lograr. Pero si en tres años se mueve 5%, déjalo. No todas las tecnologías nuevas son de éxito.
Otras movidas
No solo Chile está visitando en estos días el CEO de Enel, Francesco Starace, quien también irá a Brasil y México, mercados claves para crecer, así como a Colombia, donde acaban de concretar una reorganización.
Consultado sobre los cambios políticos que se ven en Latinoamérica, el ejecutivo indica que “es una suerte esta región”, en mención a su alejanía de los grandes conflictos mundiales como es el caso de la guerra Rusia-Ucrania.
“No hay actos de terrorismo en esta parte del mundo desde hace 20 años. No tienen guerras... Hay cambios políticos, gracias a Dios, porque significa que hay democracias que funcionan”, resalta.
En su visión sobre el escenario latinoamericano, valora que “es una gran región, con un increíble crecimiento demográfico, económico, con desafíos de transformación social, pero no conflictos ideológicos e invasiones”.
Sobre sus planes para los mercados que la compañía opera en esta parte del mundo, sostiene que ya pasaron las grandes reorganizaciones societarias, aunque manifestó que siempre se pueden hacer ajustes. “Lo ideal es que en cada país podemos tener una compañía como la que tenemos en Chile”, dijo aludiendo al paso que dieron en Colombia recientemente.
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