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El Congreso declaró al final de la sesión la de incapacidad temporal de Vizcarra y nombró a Mercedes Aráoz Fernández como presidenta en funciones.
El futuro de la economía con mejor comportamiento de América Latina, hasta ahora, ayer tropezó con uno de sus peores obstáculos: la crisis política. El choque que se registró entre los representantes del Ejecutivo y los miembros del Parlamento, no solo terminó en la disolución del Congreso, en la suspensión para el Presidente de Perú, Martín Vizcarra, por 12 meses y el nombramiento de Mercedes Araóz como presidenta en funciones, sino que ensombrece el panorama para un país cuya proyección de crecimiento era la más alta en la región: 3,8% según el Banco Mundial; 3,7% para el FMI, y 3,2% para la Cepal.
La semana pasada ya se observó el primer efecto, de los muchos que vendrán, cuando el Banco Central de Perú recortó la proyección de crecimiento al bajar la variación del PIB de 3,4% a 2,7%, unos 0,7 puntos porcentuales menos. Lo mismo hizo para la estimación de 2020, que pasó de 4% a 3,8%.
“Ante la denegación fáctica de la confianza y en respeto irrestricto de la Constitución Política del Perú, he decidido disolver constitucionalmente el Congreso y llamar a elecciones de congresistas de la República. Este es un acto constitucional previsto en el artículo 134 de la Constitución”, señaló Vizcarra en una transmisión por televisión.
Y continuó diciendo: “Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para avanzar de manera concertada con el Congreso. Sin embargo, el blindaje no cesa y no habrá acuerdo posible”, explicó al hacer un recuento de las anteriores dos cuestiones de confianza que presentó. “¿Tan difícil es pensar en el Perú primero?”, se preguntó.
Aunque diversos analistas, como el economista Rodrigo Botero Montoya, dijeron a LR la semana pasada que Perú tiene razones de sobra para mantenerse como una de las economías más fuertes en la región, hay decisiones que podrían desencadenar un estancamiento del país, como las elecciones parlamentarias y la destitución ahora del presidente Vizcarra.
Según Botero Montoya, Perú “tiene un manejo macroeconómico prudente: una inflación baja, una deuda externa baja y buena situación fiscal. El Banco Central es serio. Es decir, no tiene grandes desequilibrios económicos”, explicó.
Ante la crisis política de Perú, tendría entonces el Gobierno que echar mano de la actividad comercial para no perder empuje en el crecimiento económico. “Si lo comparamos con Colombia, Perú ha tenido una enorme ventaja porque desde la época de Fujimori entró a Apec (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) en el que nosotros quisimos entrar tiempo después y no pudimos. Así que esa proyección hacia el Pacífico, esa apertura, tratados de libre comercio con países asiáticos y un régimen de inversión extranjera se ha mantenido”, dijo Mauricio Jaramillo, profesor Ciencias Políticas Universidad del Rosario.
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