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Uno de los principales obstáculos para cerrar el pacto es la posición del Gobierno español
La primera ministra británica admite que el Peñón es el último escollo para sellar el pacto del Brexit.
Theresa May ha confirmado que el Gobierno británico tiene un preacuerdo con la Comisión Europea para implementar el Brexit de manera ordenada el 29 de marzo de 2019, pero dicho documento debe ser ratificado por los otros 27 estados miembros en los próximos días, antes de la cumbre prevista para el próximo domingo.
Uno de los principales obstáculos para cerrar el pacto es la posición del Gobierno español, que quiere garantizarse que todo lo que afecte a Gibraltar será negociado de forma bilateral entre Londres y Madrid.
"Confío en alcanzar un acuerdo positivo para todo Reino Unido, incluido Gibraltar, de aquí al próximo domingo", aseguró la primera ministra en unas declaraciones en Downing Street. Anoche, May mantuvo una conversación telefónica con el presidente español Pedro Sánchez en el que trataron de acercar posturas. Ambos países tienen un preacuerdo sobre las líneas básicas de la futura relación entre Gibraltar y España, pero Sánchez quiere salvaguardas para impedir que lo acordado entre Reino Unido y la UE pueda ser aplicado de forma automática al Peñón. El presidente amenaza con vetar todo el acuerdo del Brexit sin esa garantía.
La primera ministra comparecerá esta tarde en la Cámara de los Comunes, donde podría dar más detalles sobre el pacto y donde pedirá de nuevo a los parlamentarios su respaldo al acuerdo, ya que es la "mejor manera para el país de implementar el Brexit".
La libra sube más de un 0,5% frente al dólar y el euro ante la perspectiva de que este domingo quede cerrado el pacto del Brexit. Luego, quedará la citada ratificación del Parlamento británico.
Bruselas se desentiende de las demandas de España sobre Gibraltar
La Comisión Europea ha llegado a un acuerdo técnico con Londres sobre la declaración política que enmarcará las negociaciones de la relación futura entre Reino Unido y la Unión Europea a 27, pero este ignora las peticiones de España y pasa de largo de la cuestión de Gibraltar.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha afirmado públicamente que no aprobará el acuerdo de divorcio con Londres si este no deja claro que el marco futuro que regirá la relación comercial y política entre Reino Unido y la UE solo incluirá el Peñón si España da el visto bueno expreso.
Una de las posibilidades era que esa clarificación se introdujese no solo en el tratado de salida, sino también en esa declaración política a futuro. Pero el Colegio de Comisarios de la Comisión Europea validó ayer esa declaración sin menciones a Gibraltar, y la ha remitido esta mañana a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, para preparar la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del domingo 25 de noviembre.
Tusk ha asegurado que el papel cuenta con un respaldo político de principios, sujeto al visto bueno definitivo de los líderes, pero fuentes diplomáticas españolas aseguran a EXPANSIÓN que siguen sin estar de acuerdo con ese texto de la declaración y que están trabajando a todos los niveles para modificarlo.
Pero la Comisión se ha desentendido ya de la cuestión y asegura que esto solo lo pueden solventar los Estados Miembros implicados.
"Es un trabajo que no refleja el acuerdo final, el acuerdo alcanzado a nivel técnico, que no puede solventar todos los problemas ... Ahora es un momento para que este asunto lo resuelvan los Estados Miembros y aquí es donde el trabajo está continuando", ha asegurado Margaritis Schinas.
Reunión Juncker-May
De momento, Jean-Claude Juncker, presdiente de la Comisión Europea, y la propia May tratan de mantener viva la esperanza de un acuerdo el próximo 25 de noviembre para firmar el tratado de separación de Reino Unido de la UE.
Tras reunirse durante dos horas ayer en Bruselas concertaron una nueva cita el sábado, también en la capital europea, víspera de la reunión que el domingo celebrarán los jefes de Estado y de Gobierno.
La idea es mantener activa la negociación y los preparativos, después de las veladas y no tan veladas críticas que el acuerdo de divorcio ha recibido a ambos lados del Canal de la Mancha.
Los diplomáticos alemanes en Bruselas ya han dejado claro que la canciller Angela Merkel no quiere que la cumbre del domingo se convierta en una negociación. Todo -el Tratado de la separación y la declaración política que enfoque las negociaciones de la relación futura- tiene que estar cerrado antes. Pero no va a ser fácil.
Por parte británica, el documento no gusta ni a los partidarios de seguir en la UE, ni a los más acérrimos defensores del Brexit, lo que otorga muy pocas probabilidades a que este reciba el necesario visto bueno de la Cámara de los Comunes.
Y por la de los 27, hay varios países que buscan modificaciones. El más vehemente de todos ha sido España, por la cuestión gibraltareña.
Pero no es lo único pendiente. Francia y otro grupo de países con intereses pesqueros, entre ellos España, quieren también garantías de que ese marco futuro que regirá las relaciones entre los dos territorios incluirá el acceso a los caladeros de las aguas británicas.
París insiste también en que se expliciten salvaguardas para evitar un dumping fiscal, medioambiental, laboral y regulatorio por parte de Reino Unido.
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