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Orbital Assembly avanza que la estación Voyager podrá acoger a 400 personas una vez terminada y "contará con todas las comodidades de un hotel de lujo, pero en el espacio".
Aunque todavía a muchos les suene a ciencia ficción, la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones en un hotel con vistas exclusivas a la Tierra puede ser una realidad dentro de poco. Si las previsiones de la firma norteamericana Orbital Assembly no fallan, en aproximadamente tres años estará operativa la estación Pioneer, que tendrá capacidad para albergar hasta 28 personas, y en 2027 la estación Voyager, que podrá acoger a 400 personas una vez terminada y "contará con todas las comodidades de un hotel de lujo, pero en el espacio".
Lo explica Tim Alatorre, cofundador y COO de la compañía, quien ha sido entrevistado por EXPANSIÓN durante su visita a Marbella (Málaga) para participar en el recién celebrado congreso de turismo espacial y subacuático SUTUS by Les Roches.
¿Cuánto tendrán que pagar los primeros turistas que viajen a su hotel espacial?
No puedo hacerlo público, pero sí estamos dando algunos detalles a quienes nos contactan directamente. Lo más caro es el lanzamiento. Actualmente, solo tienen capacidad para llevar a la gente al espacio los rusos, los chinos y Space X, y el precio para lanzar a una persona es de 50 millones de euros por asiento. La estancia en nuestro hotel será muy barata en comparación con ese coste.
En cualquier caso, como siempre sucede, cuando haya más competencia los precios bajarán. Ya hemos visto que Boeing tiene un cohete que está a punto de poder llevar a personas al espacio, y Space X con Starship puede enviar a un centenar a la vez, de modo que los precios van a seguir descendiendo.
¿Y será algún día accesible a una mayoría?
Nuestra meta es que en unos diez años un viaje y permanecer en torno a 14 días en la estación no cuesten más de 10.000 euros, de manera que sea accesible a muchas personas. No todo el mundo tiene 10.000 euros al instante, pero es una cantidad que se puede ahorrar, igual que hacemos con cualquier otro viaje. Sucederá, ya veremos cuánto tarda.
Dependerá también de los avances en la investigación de los combustibles...
Ya hemos visto bajar mucho los precios. Hasta hace cinco años, llevar un kilo de materia al espacio representaba 8.000 euros más o menos, pero esos costes han descendido en el último lustro a 3.500 euros. Con Starship, desde Space X dicen que van a llegar a 100 o 200 euros.
Es cierto que no es lo mismo llevar personas, que requieren soporte vital y otra serie de condicionantes, pero quizás sí que puedan bajar de esos 50 millones a 5.000. Eso sería increíble. Estamos a punto de ver ese cambio y por eso en Orbital Assembly empezamos con este proceso hace cinco años, porque observando lo que está pasando nos dimos cuenta de que eso está a punto de llegar, quizás en dos años, en cinco o en diez, pero va a suceder, y estamos preparándonos ahora para cuando se desarrolle esa capacidad.
¿Cómo marcha el proyecto?
Estamos trabajando en el desarrollo de estaciones espaciales con gravedad artificial. En la microgravedad, todo cambia, la sangre, el corazón, el funcionamiento de los órganos, por ejemplo de los ojos, pues no se puede ver igual, etc. El cuerpo finalmente se acomoda, pero puede tardar un par de meses, y si tenemos turistas que van a ir al espacio por 10-15 días, su experiencia no va a ser muy cómoda.
Normalmente, el 90% de las personas que van al espacio experimentan efectos sobre su salud, no se sienten bien, y eso no es bueno para el turista. Quizás sí para el que tenga deseo de aventura, pero si queremos tener a miles de personas viajando al espacio cada año, tenemos que hacer que su estancia sea agradable en todos los sentidos.
Y si vamos a tener personas trabajando y viviendo en ese entorno, como los tripulantes del hotel, que van a estar allí por seis o nueve meses, tenemos que lograr que sus cuerpos no estén luchando contra los efectos de la microgravedad. Nuestra compañía es la única que está desarrollando una estación que tiene gravedad artificial, un paso que considero muy importante en la historia de la humanidad en el espacio.
¿Los primeros lanzamientos se desarrollarán por fases?
Efectivamente. Primero pondremos en servicio un módulo para cuatro personas, de 400 metros cuadrados, que tendrá sus sistemas de soporte vital, paneles solares, todo lo que se necesita para un lanzamiento. Eso sucederá en 2025.
Ya en el siguiente lanzamiento contaremos con dos módulos más y vamos a poder tener gravedad artificial. Para entonces podremos soportar otras 10 personas, y en el siguiente paso serán 14 personas más. Es la manera que tenemos de crecer, porque no contamos con inversión de un gobierno, o de una agencia espacial como la NASA. Lo estamos haciendo todo con compañías privadas y por eso tenemos que llevarlo a cabo de forma escalonada.
¿Cuál es el perfil del inversor?
La mayoría tiene, al menos, afición por el espacio, pero también hay muchos que apuestan porque ven las posibilidades del proyecto. Hay empresas que están interesadas no solo en fabricar las estaciones, sino también productos que no pueden hacer en la Tierra o que haciéndolos en la órbita puedan tener alguna ventaja como órganos artificiales, etc. Además, estamos enfocando las cosas de manera que se gane dinero desde el principio, desde el primer módulo. Los inversores van a poder recuperar su dinero en dos o tres años. Es una apuesta muy segura, algo muy raro en proyectos espaciales, donde los tiempos de retorno de la inversión se cifran entre cinco y diez años.
¿Los 24 módulos de la Voyager serán iguales?
Tendrán una estructura idéntica, para que podamos hacerlos más rápido y a un menor precio, pero serán espacios muy flexibles, para que puedan albergar usos muy diversos, desde distintos tipos de empresas hasta tareas de investigación, servicios de comunicaciones, restaurantes... y por supuesto, habitaciones, al principio cuatro por módulo.
¿Qué dimensiones tendrán las estaciones?
La Pioneer tendrá 12 metros de radio y la Voyager, 98.
¿Tienen ya una lista de futuros turistas?
Ya estamos ofreciendo plazas para quien quiera viajar a nuestra estación. En principio lo hemos anunciado a algunas empresas con las que tenemos acuerdo y en los próximos meses vamos a continuar.
Un proyecto como este despertará interés por todo el mundo.
Hasta la fecha nos han contactado muchas personas de Estados Unidos interesadas en ser turistas, pero también de otros países, sobre todo de Rusia y algunos de Europa, aunque todavía nadie con el dinero suficiente. Queremos de todos modos llegar a más agencias espaciales, más países, más compañías, para que todos tengan acceso al espacio.
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