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El país paga un costo reputacional y, por más marketfriendly que fuera Macri, el track record nacional impulsó una salida de fondos
Cuando Mauricio Macri asumió la Presidencia en 2015 apostó sus fichas a abrir la economía a las inversiones y a que la reputación promercado que lo precedía le abriera las canillas de la inversión extranjera.
Luego, confiaba en que se mantendría el ciclo de bajas tasas de interés globales. El vicejefe de Gabinete Gustavo Lopetegui solía mostrar un gráfico donde calculaba el crecimiento constante de 3% anual que podría tener la economía argentina, financiándose internacionalmente con las tasas de interés accesibles a las que podría acceder el país conducido por sus manos "confiables".
Los fondos de inversión se abalanzaron sobre bonos a 100 años. Nada podía fallar... Hasta que en marzo de 2018, cuando el alza de tasas en los EE.UU. aspiró fondos de los países emergentes.
Tocata y fuga
Por la puerta abierta de la cuenta capital salieron dólares de la economía, forzaron una devaluación, la ida al FMI, el recambio electoral y una crisis de la cual no salen del todo.
El repaso del pasado sirve cuando, confiado, van pasando los días y el Gobierno termina de concretar su mes más exitoso en materia de gestión de las reservas desde que llegó al poder en 2019.
Apunta a lograr una liquidación histórica -dólar subsidiado mediante- de los exportadores del campo. Esa gran noticia, que permitió equilibrar el barco que derivaba hacia un naufragio por la falta de divisas en el Banco Central, empero, podría quedar oculta por la tormenta perfecta desatada en los EE.UU. para frenar en seco su proceso inflacionario.
Tanto en 2018 como ahora, la Argentina paga un costo reputacional. Por más marketfriendly que fuera Macri, el track record nacional impulsó una salida de fondos hacia costas menos riesgosas como las de los bonos del Tesoro de EE.UU.
Ayer, Moody's ratificó la nota "Ca" de la deuda argentina. Esto es "altamente especulativa con expectativa o muy cerca del default y perspectiva de una reestructuración de capital e intereses".
La calificadora reconoce los cumplimientos de metas con el FMI y los cambios en la política fiscal y el ajuste que empieza a instrumentar el ministro de Economía, Sergio Massa.
Track record
Pero señala la falta de acceso a los mercados, la historia de default, la debilidad institucional, la altísima inflación y las dificultades de financiamiento del Tesoro.
Los bonos globales cayeron fuerte. Bajaron entre 4% y 5% y el riesgo país trepó a 2.691 puntos.
Los inversores globales también ahora quieren un risk off. También se van de Brasil, provocando una devaluación del real.
De la Argentina salen fondos remanentes. Los cambios de rumbo oficiales no logran enamorar. Más problemas para elaborar una estrategia por el bien de todos, cuando se acercan las elecciones, tan rápido como se aleja la posibilidad de un amplio acuerdo político.
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