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Estados Unidos le puso desde hoy una tarifa de 25% a importaciones seleccionadas provenientes de China
El primer disparo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China se escuchó desde la madrugada de hoy cuando empezaron a regir los aranceles que el gobierno de Donald Trump le aplicó al gigante asiático. La administración de Xi Jinping ya tiene preparada la respuesta y empresas como Daimler y Cargill y productos como la soja serán sus principales objetivos.
Estados Unidos le puso desde hoy una tarifa de 25% a importaciones seleccionadas provenientes de China por un valor equivalente a US$50.000 millones. La medida se impondrá en dos tandas: la primera será a productos equivalentes a US$34.000 millones, mientras que más adelante se afectarán a artículos por US$16.000 millones. El gobierno de Trump seleccionó 818 líneas de productos que abarcan desde dispositivos para casas inteligentes, vaporizadores y hasta automóviles.
Estados Unidos considera que es una medida proporcional a lo que califica como un robo de propiedad intelectual por parte de China, que ya tiene preparada la respuesta que le dará a uno de sus principales socios comerciales. “Trump tiene razón en que los chinos no han seguido las reglas, ignorando en gran medida los derechos de propiedad intelectual y robando tecnología de manera efectiva. Sin embargo, hay mejores formas de contraatacar que los aranceles, que perjudican a todos”, consideró Dave Lafferty, Chief Market Strategist de Natixis Investment Managers.
Aunque Pekín advirtió que no se comportaría como un agresor que hiciera el primer disparo en esta disputa, el gobierno chino ya había anunciado que su reacción sería proporcional: aranceles de 25% a productos equivalentes a US$50.000 millones. En concreto, se afectarán a 545 categorías de productos, entre ellos la soja, el maíz, carne de vacuno, zumo de naranja, tabaco, automóviles o ciertos tipos de aviones.
Según el Wall Street Journal (WSJ), de este grupo, la soja es la más afectada pues China importó cerca de US$14.000 millones del grano el año pasado. La escogencia de los productos agrícolas no es causal, pues la idea de Pekín es afectar a estados que fueron claves electoralmente para la victoria de Trump en un año en el que se renovará parte del Congreso, hoy en manos de los republicanos. “El impacto de los conflictos comerciales dará lugar a graves consecuencias para el crecimiento económico y la creación de empleo, y perjudicará a quienes son más vulnerables en todo el mundo”, dijo Bruce Blakeman, vicepresidente de asuntos corporativos de la región de Asia Pacífico de Cargill, citado por el WSJ.
La compañía está preocupada por el impacto que puedan tener los aranceles sobre sus envíos y más si se tiene en cuenta que según datos del Ceic Data, referenciados por el WSJ, China está dejando de comprar soja estadounidense en favor del mercado brasilero e incluso compró 30% más de este grano en ese país en comparación con mayo del año anterior. Hay otras compañías como Daimler y BMW que venden autos en China fabricados en Estados Unidos que también están siendo arrastradas por la disputa, al igual que Ford y Tesla.
La alarma sobre la batalla comercial que arranca hoy es tal que los mismos integrantes de la Reserva Federal, según las minutas publicadas ayer, expresaron su preocupación sobre su impacto e incluso discutieron si hay una probabilidad de que lleve a una recesión.
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Moscú, que ha advertido contra este tipo de acciones, intensificó su amenaza de una respuesta nuclear a los ataques convencionales.
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