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Los productos que llevan el nombre de las grandes cadenas de supermercados son elaborados por pymes y ya representan más de 15% de su facturación
Por la inflación y la caída de poder adquisitivo en Argentina, gana lugar el consumo de segundas y terceras marcas, y de las etiquetas propias de los grandes supermercados. El cambio de hábitos se acentuó con la pandemia y persiste con la recesión y la búsqueda de ahorro en las compras diarias.
En 2022, las ventas de estos productos creció alrededor de 20% interanual, con picos de hasta 40% en determinadas categorías y canales en los meses de mayor incertidumbre económica. Esperan que este año se sostenga la tendencia, ante las subas de precios previstas.
De acuerdo a un relevamiento de Nielsen IQ,al administrar sus gastos, 29% de los consumidores elige el producto de menor precio entre sus opciones preferidas, fenómeno que para la consultora se observa desde el inicio del coronavirus, cuando la Argentina ya encabezaba el ranking regional de mayor consumo de marcas blancas.
Pero el precio no es el único driver de la decisión de compra, aunque sigue siendo el principal. La mayor variedad de marcas propias que pusieron a disposición las cadenas de supermercados para dar respuesta a la creciente demanda se traduce en más ventas. Como en el caso de Delicious y St Wendeler de DIA, Ciudad del Lago y TopHouse de Coto, Cuisine & Co de Cencosud y Great Value de ChangoMâs.
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