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Warren Buffett. Foto: Bloomberg.
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La jornada de accionistas tiene como objetivo resolver las dudas de los inversionistas en las operaciones del magnate estadounidense
El jueves empezó el peregrinaje de cerca de 40.000 inversionistas de todo el mundo hacia Omaha (Nebraska), donde Berkshire Hathaway tiene su sede corporativa y donde este fin de semana su fundador y presidente, Warren Buffett, contestará durante aproximadamente cinco horas las preguntas de sus accionistas.
Con algo menos de medio millón de habitantes, la ciudad de Omaha acoge este fin de semana su mayor evento del año, ya que se trata de la principal fuente de ingresos para los negocios locales. Algunos restaurantes ingresarán en tres días lo mismo que en todo un mes en temporada alta, mientras que las tiendas venden entre el viernes y el sábado más que en toda la campaña navideña.
Un billete de avión entre Nueva York y Omaha cuesta este fin de semana más que un vuelo transoceánico: por encima de 1.000 euros (US$1.102). Al mismo precio cotizan los vuelos desde Los Ángeles. Desde estas dos ciudades proceden la mayoría de inversionistas internacionales (Nueva York para los europeos y Los Ángeles para los asiáticos). De dentro del país, la lista es interminable: Las Vegas, Detroit, Houston, Dallas, Atlanta.
Los hoteles prácticamente han colgado el cartel de completo, con el precio de la habitación por noche por encima de US$600, aunque lejos del centro se puede encontrar alojamiento por US$300 por noche. Normalmente, en Omaha el precio medio en el centro de la ciudad no supera US$150, mientras que en las afueras se sitúa por debajo de US$100. Pero la demanda está disparada estos días.
Se espera la llegada de 40.000 inversionistas a lo largo de tres días, aunque el plato fuerte es el sábado, cuando Warren Buffett y el vicepresidente, Charlie Munger, suban al escenario del palacio de congresos de Omaha (que ha habilitado una veintena de puertas de acceso para evitar aglomeraciones). Algunos incluso llegan acompañados de toda la familia. Porque si algo ha dejado claro la compañía es que no solo se trata de su junta anual. "Es el festival de Berkshire Hathaway".
El primer día, el viernes, está reservado para las compras. Dentro del palacio de congresos donde se celebrará la junta, se ha creado un espacio llamado 'El bazar de los chollos'. Allí, una treintena de empresas expondrán sus productos ante una selecta clientela, ya que solo los accionistas acreditados tienen acceso al recinto y a 20% de descuento en todos los productos.
Por supuesto, la mayoría de las compañías seleccionadas por Berkshire Hathaway son propiedad del hólding, como la aseguradora Geico o la compañía de especializada en servicios de vuelos privados Netjets. Solo unos pocos privilegiados, amigos personales de Buffett, pueden formar parte del exclusivo listado de expositores, como la librería The Booksworm (aunque el presidente de Berkshire Hathaway elige personalmente los títulos que se ponen a la venta para sus invitados, generalmente relacionados con la economía o con alguna de las muchas empresas que controla el hólding).
Durante el fin de semana, la joyería Borsheims cierra sus puertas para el público general y reserva la entrada solo a los accionistas de Berkshire Hathaway que, cómo no, es también propietario de la marca de joyas de alta gama. Se trata de una tienda de cerca de 2.000 metros cuadrados con un inventario de 50.000 piezas. Bill y Melinda Gates compraron aquí, acompañados por Buffett, su anillo de compromiso en la década de los noventa. Desde entonces, han sido mucho los millonarios amigos del inversionista que cada año pasan por este establecimiento, especialmente durante el fin de semana de la junta anual.
El sábado queda reservado para el trabajo. O no. Porque Buffett explica en una carta a los inversionistas que en la junta "no habrá informes anuales". La jornada se plantea como un momento distendido donde los accionistas "pueden preguntar lo que quieran; las cuestiones más difíciles son bienvenidas". Con cerca de 40.000 asistentes, el turno es totalmente aleatorio y solo hay tiempo para unas cincuenta preguntas. A veces, menos.
El aforo es limitado. Con una capacidad de 11.000 personas, la mayor parte de los inversionistas se quedan fuera, de ahí que las colas para lograr una butaca empiecen de madrugada, como el mejor de los conciertos de una estrella del rock. El resto se conforma con ver la intervención a través de una pantalla, ya sea fuera del congreso o en algunas de las muchas salas habilitadas (una de ellas en el hotel Hilton, que además cuenta con una pasarela conectada directamente con el lugar donde se celebra la junta).
En inglés y en chino mandarín. La sesión se retransmite globalmente en directo vía streaming en esos dos idiomas (la cadena estadounidense Cnbc lo retransmite en exclusiva); si algún accionista lo solicita hay otros idiomas disponibles en modo de traducción simultánea, a la que solo se tiene acceso de forma presencial en otras salas del congreso habilitadas para especialmente para eso.
A última hora de la tarde, se organiza un picnic con barbacoa en las instalaciones de una de las tiendas de la cadena Nebraska Furniture Mart, especializada en artículos para el hogar y que, por supuesto, forma parte del imperio Berkshire.
Para desengrasar, el domingo se reserva completamente para el ocio: una carrera organizada por la marca de artículos de running Brooks, sobra decir que la compañía es propiedad del hólding de Buffett. Participar en la modalidad '5k' cuesta US$75 y los beneficios se donan a causas solidarias para la región de Nebraska.
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