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Xi y Lula expresaron que la relación China-Brasil se ha convertido en una "comunidad con un futuro compartido para un mundo más justo"
El presidente de China, Xi Jinping, y su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijeron el miércoles que habían elevado el estatus de la asociación estratégica global de sus países durante una visita de Estado, en el marco de una gira regional que muestra el creciente peso diplomático de Pekín.
Xi y Lula expresaron que la relación China-Brasil se ha convertido en una "comunidad con un futuro compartido para un mundo más justo y un planeta sostenible", en una rueda de prensa en la residencia presidencial.
Además, acordaron encontrar "sinergias" entre la iniciativa china de la "la franja y la ruta" y los programas de desarrollo brasileños, después de que Lula se negó a inscribir formalmente a Brasil en la iniciativa china de infraestructuras globales.
Los líderes firmaron cerca de 40 acuerdos de cooperación para fortalecer los lazos entre las dos economías, cuyo comercio bilateral supera US$150.000 millones, informó Lula.
"Este es otro momento histórico en el desarrollo de las relaciones China-Brasil", dijo Xi, que agregó que estaba dispuesto a convertirlos en "socios de oro".
Xi utiliza el término "Comunidad con un Futuro Compartido" para formalizar lo que Pekín considera una relación bilateral positiva y de amplio alcance con un país que comparte intereses geopolíticos y económicos.
China ya utilizó la expresión el año pasado para describir sus lazos con países como Vietnam y Serbia.
La visita de Estado a Brasilia se da tras dos cumbres a las que Xi asistió en una semana: el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico en Lima y el Grupo de las 20 principales economías en Río de Janeiro.
Mientras Xi desempeñaba un papel central en ambas cumbres, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó cuando le restan dos meses en la Casa Blanca y con poco margen para promesas duraderas, ya que su sucesor Donald Trump promete una revisión total de la política exterior.
Las reuniones paralelas de China con potencias occidentales en medio de tensiones comerciales y geopolíticas, desde Estados Unidos y Reino Unido hasta Francia y Alemania, mostraron un giro conciliador de Pekín de cara a cuatro años más de duros enfrentamientos con Trump, dijo Li Xing, profesor del Instituto Guangdong de Estrategias Internacionales.
"La estrategia de China es clara, la postura que está mostrando es dejar atrás el resentimiento del pasado", dijo Li. "Se trata sin duda de un ajuste, y todo se debe a que la cumbre del G20 de este año se encuentra en un periodo de transición tras las elecciones estadounidenses".
Entre bastidores, varios diplomáticos que habían participado en anteriores cumbres del G20 notaron una postura cambiante por parte de los chinos: menos centrada en sus propios y estrechos intereses y más proactiva a la hora de forjar un consenso más amplio.
"China es mucho más participativa y constructiva", dijo un diplomático brasileño que pidió el anonimato para poder hablar de las negociaciones.
Uno europeo señaló que los pares chinos ayudaron este año a crear consenso en varios frentes, incluidos temas como los derechos de la mujer, en los que tradicionalmente no habían sido activos. Parecía un movimiento consciente para ocupar un foro multilateral que Trump probablemente descuidará, añadió el diplomático.
"El lugar que se deja desocupado será ocupado por otro", dijo el diplomático europeo. "Al parecer, China está interesada en ocupar más de los que ha ocupado hasta ahora".
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