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Desde el domingo un grupo de empresarios de Sistema B y G100 empezaron a gestar Desafío 10X
El martes pasado el empresario y presidente de Quiñenco, Andrónico Luksic, anunció a través de su cuenta de Twitter que ninguno de los trabajadores del holding y sus empresas directas –Banco de Chile, CCU, Enex-Shell, Vapores, SAAM-, ganará menos de $ 500.000 a partir de 2020. “Las crisis se resuelven con acciones concretas. Nosotros como Grupo daremos el primer paso”, escribió el empresario, agregando el hashtag #primerpaso.
A menos de 24 horas de estas declaraciones, varias empresas se han sumado a la iniciativa #primerpaso. Entre ellas, Crystal Lagoons, que anunció que “ningún trabajador de nuestra empresa ganará menos de $ 600.000 líquido”. Y luego el fundador de ComparaOnline, Sebastián Valin, señaló que a partir del 1 de noviembre, ningún trabajador de su firma ganará menos de 22 UF (617. 437) brutos y “desde el 1 de enero correrá para los empleados de nuestros contratistas recurrentes”, agregó en el tuit.
Desde el mundo emprendedor también surgieron propuestas concretas. El domingo pasado, en un grupo de chat en WhatsApp en el que participan emprendedores ligados a Sistema B y el G100, que debatían posibles propuestas para contribuir a superar el conflicto social, comenzó a gestarse Desafío 1oX.
Cristián Mackenna, fundador de El Definido, propuso reducir la diferencia de sueldos en las empresas y Soledad Lama, gerente general de Comaco, planteó fijar un salario mínimo de $ 500.000. Tras comentarios positivos, el proyecto fue tomando forma y finalmente decantó en una iniciativa para que las empresas se comprometan a que la diferencia entre sus sueldos máximos y mínimos hasta de diez veces. “Fue bien espontáneo, la campaña busca que todos los que paguen ayuden de esa manera”, comenta Mackenna.
A 24 horas del lanzamiento formal y de habilitar la plataforma web Desafío 10X, el emprendedor señala que ya cuenta con 179 empresas adscritas y un impacto en 4.895 trabajadores. “Está subiendo como la espuma, llegan empresas cada minuto”, afirma Mackenna.
A la fecha, se han sumado firmas como Casaideas, Acid Labs y el restaurant Baco y adelanta que están en conversaciones con Hortifrut y Scotiabank.
Mackenna explica que las empresas pueden comprometerse con reducir la brecha salarial a 10X, a fijar un sueldo mínimo de 22 UF bruto, o ambas, y también pueden elegir el plazo para aplicar las medidas, que inicialmente es de dos años, pero que están pensando en reducirlo a uno.
“A las empresas más grandes les sale más fácil comprometerse rápido con el sueldo mínimo, y a las más chicas optan por la medida para reducir la brecha de sueldos. Un 35% ya se comprometió con ambas cosas”, afirma el emprendedor.
Soledad Lama precisa que las firmas, principalmente pymes, que no puedan pagar el sueldo mínimo fijado, tendrán la opción de aceptar el desafío de reducir la brecha, que es “posible, masificable y escalable”. “En las pymes, en su gran mayoría, los dueños no ganan más de $ 3 millones, por lo tanto, podrían adherir a este desafío”, afirma.
Además, los empleados, a través de la web, pueden apuntar anónimamente los mails de sus jefes, para que sean invitados a participar.
El empresario señala que “hay distintas instituciones en el mundo que por país definen un sueldo ético, Chile no lo tiene. El sueño de 10X a más largo plazo es ser un indicador de sueldos éticos y brechas salariales en el país”.
Por ahora, el compromiso es “de palabra” y online y los mismos empleados deben verificar que se cumpla. A futuro se proyecta certificar el cumplimiento.
“No todas las pymes van a poder pagar $ 500 mil”
Desde la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech) si bien valoran la iniciativa de Luksic, tienen claro que sólo la podrán aplicar unos pocos.
“Todo primer paso va en la dirección correcta. Lo que está haciendo Luksic y Empresas B con 10X son buenas señales, y todo lo que pueda sumar a contribuir a un clima de mayor equidad está bien, pero no todas las pymes van a poder pagar $ 500.000”, comenta Felipe Contreras-Haye, vicepresidente de la Asech.
Añade que el 90% de los socios del gremio corresponde a micro y pymes que facturan entre $ 326.000 y $ 8 millones al mes y muchos emprenden por “necesidad más que por oportunidad, por lo tanto, es la única manera de llevar el sueldo a la casa”, afirma.
Respecto de las grandes empresas, Contreras-Haye precisa que cada cual debe hacer su autocritica, mea culpa o acción propositiva y “velar por aquellos sueldos que consideren que contribuyen a tener un país igualitario y más equitativo. No creo que por ley o por doctrina se deba aumentar a $ 500 .000, pues podrían haber firmas medianas que podrían quebrar. Me parece sensato que empresas que tienen las espaldas lo puedan hacer”.
Respecto de un margen de retorno ético, especifica que el ebitda (índice que mide si una empresa es rentable o no) no es lo que está en juego, sino los mecanismos y procesos por el cual se construye.
“Muchos de nuestros socios son Empresas B, que cuidan el triple impacto, y por lo tanto, están llamadas a construir un valor económico, con impacto social y medio ambiental”, señala Contreras-Haye.
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