Gerenciar vías para construir un país competitivo

La puesta en marcha de proyectos de infraestructura que contemplan la construcción de vías de última generación, es una de las apuestas más ambiciosas para las aspiraciones de crecimiento y desarrollo del país. Es innegable que invertir en carreteras, además de beneficios económicos y logísticos, genera un impacto social positivo enorme, pues mejorar la movilidad hace que se facilite la adquisición de productos de la canasta familiar y mejoren sus precios, se impulse el turismo, la economía de las regiones, el acceso a espacios educativos, entre otros.

Hoy en día están sobre la mesa decenas de proyecciones para la construcción de infraestructura vial a lo largo y ancho del país, pero muchos de estos planes no logran ejecutarse por factores que no se pueden negar como la corrupción, el exceso de burocracia y algunas veces, la falta de recursos. Todo esto termina dejando al país como al principio del camino: con una deficiente calidad de la infraestructura y en desventaja frente a otros países de la región que ya se están poniendo a la vanguardia.

Necesitamos, entonces, empezar a gerenciar las vías del país y para conseguirlo el primer paso es pensar en proyectos a largo plazo, construcciones que no necesiten ser reparadas en corto tiempo sino que tengan una funcionalidad garantizada por periodos entre los 25 y 30 años, como mínimo. Ya se han hecho algunos esfuerzos para alcanzar este objetivo; por ejemplo, en 2016 el Gobierno lanzó el Plan Maestro de Transporte Intermodal, -donde se incluyen las concesiones de cuarta generación-, una apuesta de $10,4 billones anuales, que busca organizar de forma eficiente el crecimiento del país conectando todas las regiones a través de una misma red intermodal. Este plan introdujo una novedad en términos de adjudicación vial y es que exige a los constructores, por medio del cumplimiento de indicadores claros en seguridad vial y eficiencia de las vías, garantizar a través de asociaciones público- privadas el uso de materiales de alta calidad e incorporar técnicas de gerenciamiento de vías de alta eficiencia como el mantenimiento preventivo.

Precisamente, el mantenimiento preventivo en las carreteras de asfalto es el segundo paso en la estrategia de gerenciar las vías. En varios estados de EE.UU., ya están aplicando este procedimiento básico que permite aumentar el desempeño de las carreteras de asfalto mediante el uso de una variedad de tratamientos de superficie costo-eficientes que extiende su vida útil. Así han conseguido que por cada dólar invertido en mantenimiento preventivo, hay US$6 dólares en inversiones en los próximos 10 años.

Pero también, la experiencia ha demostrado que se puede conseguir un ahorro importante de tiempo y de mano de obra ya que un tratamiento de mantenimiento vial preventivo se realiza en solo 24 horas. Además, es una práctica sostenible pues con el uso de este material se va a requerir 50 % menos de energía, 50% menos de materias primas y 50% menos riesgos de los trabajadores.

Colombia está en remodelación y requiere que todos los actores involucrados -Gobierno, contratistas, proveedores-, estén a la altura de lo que requiere el reto de consolidar y mantener la infraestructura del país. Tenemos la oportunidad de incorporar a nuestra cultura tecnologías y procedimientos que, aunque son muchas veces nuevos para nosotros, ya han sido suficientemente aplicados con éxito en otras regiones del mundo.

Entre todos, debemos pensar en estrategias que nos hagan más costo-eficientes para reducir los tiempos tanto de movilidad como de reparación de los desperfectos en el pavimento. Si logramos planificar este proyecto de infraestructura a largo plazo, reduciríamos los costos de operación, porque los trayectos serían más cortos; las personas se animarían a viajar más porque sabrían que su experiencia en la carretera sería óptima y, por último, estaríamos al nivel de México, Perú y Chile, nuestros mayores competidores en la región.