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Existe una gran cantidades de mecanismos de ingeniería moderna que predicen lo que puede pasar en la infraestructura.
La historia muestra que los primeros desarrollos de una infraestructura para los alcantarillados datan del año 3750 a.c. y en Bogotá, hacia 1910 comenzaron a darse los primeros avances.
El mundo evoluciona y así mismo sucede con las estructuras de los sistemas de alcantarillado. Desde hace algún tiempo, las obras de infraestructura se vienen desarrollando sobre sistemas predictivos para poder evaluar el servicio, atendiendo las necesidades y el crecimiento de las ciudades y anticipándose a los problemas.
Es así como van surgiendo distintos planteamientos de modelos de gestión. Dichos conceptos están revaluados por la realidad moderna, en la que confluyen otros geosistemas que exigen que estas obras de infraestructura deben no solo ser operadas sino mantenidas, y para que puedan perdurar en el tiempo, deben ser obligatoriamente rehabilitadas.
El desborde de los sistemas de alcantarillado por la falta de estos mantenimientos acentúa las crisis poblacionales y dispara los índices de salubridad. Hoy, las inspecciones se hacen desde los equipos que se desplazan al sitio donde se logran monitoreos inmediatos, hasta los grandes diseños de registro con centros de modelación remotos en sitios estratégicos, en los que se inspeccionan todos los procesos por circuitos cerrados de televisión para poder ver las características del daño y actuar de inmediato, con lo que se obtienen registros históricos en tiempo real.
Como el anterior, existe otra gran cantidad de mecanismos en la ingeniería moderna con variados dispositivos electrónicos y unidades modulares de lectura de datos, capaces de predecir lo que puede pasar. A pesar de los sofisticados avances tecnológicos, hay que tener en cuenta que el deterioro de las redes tiene que ser mejorado en sus condiciones propias de ciudad o región pensando siempre en que su vida útil sea mayor.
Por otro lado, los trabajos de campo son necesarios porque permiten ver las condiciones en que se encuentran ciertos tramos o líneas de conducción. En la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito se han hecho trabajos de pensamiento hasta de 10 años. Todo comienza con un simple inventario para determinar el catastro de redes. Es un punto de apoyo para determinar las condiciones en que se encuentran uno o varios tramos y poder predecir cuál podría ser el comportamiento del sistema.
Pero ¿cómo se ven y se rehabilitan los sistemas de alcantarillado en el mundo? Por ejemplo, la Gran Bretaña y Gales están adelantadas en la aplicación de modelos de gestión a pesar de tener las redes más antiguas del mundo. Australia es otro país que ha desarrollado herramientas computacionales avanzadas. Las directivas oficiales para operar estos sistemas en EE.UU. son las que han logrado a través de los tiempos un ritmo perfecto para que los sistemas no colapsen.
Una experiencia propia de un proyecto de rehabilitación es el sector de San Francisco en Bogotá. Parte de un sistema combinado que va desde la embajada de Estados Unidos, por todo el sector de ciudad Salitre y termina entregando en la avenida Boyacá. Los estudios de campo y catastro dieron a conocer en su momento la necesidad de obras civiles que debían realizarse para cubrir los problemas de desborde de aguas que causaban las lluvias fuertes por la magnitud de los caudales que se represaban en esa zona.
Una ciudad como Bogotá, a pesar de los estudios que se han hecho sobre uso y recuperación de las redes de alcantarillado, todavía no ha sentido la urgente necesidad de implementar procedimientos tecnológicos de punta para detectar fallas estructurales. No se necesitan las lluvias extenuantes, ni los fenómenos climáticos que prendan las alarmas, sino la visión de campo. Los programas confiables de mantenimiento, supervisión y rehabilitación a veces no alcanzan a cubrir la gran demanda.