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A través de una encuesta se encontró que 54% de las personas en el mundo se sienten emocionadas por la IA, mientras que 52% se encuentran nerviosos por el alcance de esto
Tal como ha sucedido con otros avances tecnológicos, la inteligencia artificial no ha sido ajena a los choques sociales por su uso. Su alcance, impacto, y aún desconocimiento genera temores, ya que su principal propósito es la creación de máquinas que imiten la inteligencia humana para realizar tareas, lo que para muchos supone el reemplazo de la funcionalidad humana.
Pero la realidad es que cada vez más los sectores productivos están apostando por implementar esta herramienta para automatizar sus procesos.
Un estudio muestra que casi la mitad del planeta se siente entusiasmada por estos desarrollos, mientras la otra parte está nerviosa. El análisis de Visual Capitalist e Ipsos encontró que en el mundo 54% de las personas se sienten emocionadas por los productos y servicios que usan la IA, en contraste, 52% dicen estar nerviosos por esto.
La encuesta se aplicó en casi 23.000 personas, de más de 30 países. Entre los resultados se destacó que los habitantes de Asia y Sudamérica son los que se muestran más entusiasmados por los productos y servicios con la inteligencia artificial.
Australia es el país que muestra mayor nerviosismo. La gente de allí no está de acuerdo con la afirmación de que los productos y servicios que utilizan IA tienen más ventajas que desventajas. También tienen algunos de los niveles más bajos de confianza en lo que respecta a los sesgos de la IA y las preocupaciones sobre la privacidad.
Luego están Nueva Zelanda y Canadá, Estados Unidos como los países con mayor nerviosismo, con 6% de la población percibiendo ese sentimiento.
Al respecto, Jaime Wilches, docente e investigador del Politécnico Grancolombiano, aseguró que es normal el nerviosismo que suscita esta tecnología, que de hecho es algo que había ocurrido antes con otros avances, por ejemplo, en la época de la revolución industrial.
“El pánico crece cuando estos cambios llegan a tocar la economía laboral, y se empieza a generar la pérdida de empleos y con ella el reacomodamiento de las estructuras familiares, y de nuevos oficios, muchos de ellos, no gratos a individuos que están acostumbrados a una mecánica de la división social del trabajo. No obstante, las transformaciones se van acomodando, y con ello, los seres humanos van readaptándose a nuevos estilos de vida que se presentan en la formación de nuevas habilidades y competencias para el entorno laboral”, dijo Wilches.
En contraste, Tailandia es el país con mayor cantidad de entusiastas. Consideran que la IA mejorará el trabajo en el futuro cercano, pero se preocupan porque esta misma tecnología reemplazaría sus labores.
De los países consultados, Colombia está en el puesto 11 entre los más entusiasmados con 62% de la población apoyando ese sentimiento, aunque casi 40% siente nerviosismo por la inteligencia artificial.
Para Liliana Carreño, presidente ejecutiva de Axede, “el temor hacia la inteligencia artificial proviene de preocupaciones sobre la automatización del trabajo, la privacidad y el control de los datos personales”.
Hay otros países como Suecia Bélgica e Irlanda que piensan que la IA no ha cambiado profundamente la vida cotidiana y dudan que esta reemplace sus tareas.
Según el estudio “Catalizadores de la Innovación”, de Dell Technologies, 81% de las empresas en Latinoamérica considera que las máquinas no reemplazarán a los humanos. Aseguran que la IA facilitará los procesos de comunicación, hará que los tiempos sean más eficientes y productivos, entre otras mejoras operativas.
“La integración de la IA en estos sectores creativos también presenta oportunidades únicas para aumentar la competitividad a corto plazo, potencialmente impulsando la innovación y el emprendimiento”, dijo Victor Saldarriaga, co-Founder de Enbanca.