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Las startups se focalizan en un segmento del proceso productivo de los alimentos. la siembra, cosecha, comercio y su seguimiento
La revolución digital no solo ha tocado el sector financiero, empresarial y la forma de emprender en el mundo, sino que se ha convertido en la plataforma para industrializar y modernizar procesos, sectores e industrias tradicionales y de gran envergadura como la agricultura. Hoy existen compañías conocidas como agrotech, una clasificación que agrupa empresas que busca implementar nuevas tecnologías en toda la cadena de valor del campo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que entre 720 millones y 811 millones de personas en el mundo se enfrentaron al hambre en 2020, lo que representó 161 millones más que en 2019. Se prevé que la población mundial alcance 9.000 millones de personas en 2050, por lo que, para alimentarla, sería necesario aumentar la producción de alimentos 70%.
Es en esta tarea en la que compañías como SiembraCo, Agroclima - de la Federación Nacional de Cafeteros -, Agrapp, Waruwa, Cultiply , Ficosterra, Agroptima, Graniot y Bioagro, entre otras, pueden jugar un papel clave.
Dichos emprendimientos usualmente se encuentran focalizados en un segmento del proceso productivo de los alimentos. Algunas marcas se concentran en la tecnificación de los productos biológicos, otros en la recolección de datos y seguimiento de los mismos, sumado a herramientas de geolocalización y comercio.
Nelson Rodríguez, cofundador de Waruwa, dijo que actualmente “los actores de las cadenas agrícolas son presos de un lamentable círculo vicioso. Las familias campesinas no se benefician con las condiciones actuales del mercado y los precios de los productos son elevados para el usuario final por la ineficiencia logística”.
Justamente, este emprendimiento busca conectar a campesinos productores de frutas y hortalizas con restaurantes, tiendas de barrio y supermercados; incluso, han incursionado en un servicio puerta a puerta en menos de 24 horas. Waruwa cuenta con portales diferenciados para proveedores y clientes, a través de los cuales se hace un seguimiento rápido, seguro y fácil.
También existen plataformas como SiembraCo, la cual le brinda la posibilidad de ser agricultor virtual. Según la compañía, “cualquier persona que quiera sembrar desde una planta, hasta hectáreas de manera virtual para consumo propio, inversión o donación, la puede compra en nuestra plataforma, nuestros granjeros la siembran y obtienes la cosecha”.
Este emprendimiento cuenta, hasta el momento, con 124 granjeros asociados, 94.500 plantas sembradas y nueve cultivos. Los más recientes son matas de maíz choclo, que tiene un valor de $14.000, matas de frijol bola roja ($14.000), matas de ahuyama, ($14.000), melón larga vida ($16.000) y pepino cohombro ($14.000).
Según cifras de la misma startup, su trabajo incrementa el ingreso de los productores 85%, disminuye los desechos en 70% y genera cultivos mixtos en 60%.
Agrapp, que hace las veces de plataforma crowdfunding, promueve la financiación de los agricultores a cambio de un porcentaje de rentabilidad entre 12% y 22% efectivo anual (E.A.), según el rendimiento del proyecto. Para esto, se cuenta con contratos de comercialización, reportes de seguimiento y gestión de riesgos.
A estas microempresas se suman grandes instituciones como la Federación Nacional de Cafeteros a través de Agroclima, un portal que incluye información sobre los estudios de zonificación y uso del suelo en gran parte de las regiones cafeteras de Colombia, lo cual representa un apoyo adicional para la sostenibilidad productiva y la toma de decisiones entorno a la producción.
Carlos Armando Uribe, gerente técnico de la FNC, aseguró que “con los datos que nos proporciona esta herramienta, el análisis por parte de los investigadores de Cenicafé y con la asistencia y apropiación del conocimiento por parte del Servicio de Extensión, logramos planificar la caficultura de acuerdo con indicadores físicos y biológicos”.
Para Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), “la tecnología e innovación resultan fundamentales para mejorar competitivamente a los productores, lo cual se traduce en productos mucho más económicos y accesibles para los consumidores. Adicionalmente, esto les permite a los campesinos pensar en rentabilidad y mercado internacional”.
Bedoya destacó la importancia de no solo crear modelos, sino copiar procesos que se hacen en el exterior y adaptarlos a la necesidad del campo colombiano.
La conectividad digital en las zonas rurales es básica para el desarrollo
La falta de conectividad en las zonas rurales, especialmente en los cultivos, los cuales se encuentran usualmente alejados de las cabeceras municipales, plantea un desafío a la hora de modernizar la cadena comercial del campo. Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), destacó que “los puntos de conexión son fundamentales. Gran parte de la tecnología que uno ve en otros países se basa en la creación de herramientas como marketplaces”.
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