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Es esencial que las empresas y los desarrolladores de IA se comprometan a manejar los datos de manera ética y segura, protegiendo la privacidad de los consumidores, evitando el abuso de información
Estamos viviendo en una época donde la forma en que los consumidores compran y consumen productos y/o servicios a través de internet ha sido profundamente influenciada por la presencia y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Esta relación entre los consumidores y la IA ha transformado la experiencia de compra de muchas maneras, tanto positivas y a su vez con temas muy desafiantes.
Viéndolo desde el lado positivo, la inteligencia artificial ha revolucionado la manera en que los consumidores descubren productos y toman decisiones de compra. Los algoritmos que ofrecen recomendaciones impulsados por la IA analizan los datos de comportamiento del consumidor y ofrecen sugerencias personalizadas, lo que facilita la búsqueda de productos relevantes y disminuye el tiempo que se pueda perder al explorar opciones que simplemente no se acomodan a los gustos o intereses de determinada persona. Esto ahorra tiempo y facilita una mayor satisfacción del consumidor al encontrar productos que se ajustan a sus preferencias y necesidades específicas en cuestión de segundos.
Adicional, la IA también ha mejorado la eficiencia de tiempos de respuesta en cuanto al servicio al cliente en línea a través de chatbots y sistemas de asistencia virtual. Estos sistemas pueden proporcionar respuestas instantáneas a preguntas comunes y ayudan a resolver problemas básicos, mejorando la experiencia del consumidor y reduciendo la frustración asociada con la espera en línea o la búsqueda de información que no se consigue de manera oportuna.
Pero no todo es color de rosa, también hay desafíos que deben abordarse en este mismo sentido y es la relación entre los consumidores y la inteligencia artificial.
Uno de los principales problemas es la privacidad de los datos, a medida que los consumidores interactúan con plataformas en línea y utilizan cada vez más IA, sin darse cuenta, generando una gran cantidad de datos personales.
Es esencial que las empresas y los desarrolladores de IA se comprometan a manejar estos datos de manera ética y segura, protegiendo la privacidad de los consumidores, evitando el abuso de información confidencial y el uso que las compañías le puedan dar a esta.
Otro desafío es sobre la personalización excesiva, que gracias a las bondades de la IA podría crear realidades paralelas, donde los consumidores solo están expuestos a información y productos que refuerzan sus creencias y preferencias existentes, limitando la diversidad de perspectivas y opciones a las que están expuestos, restringiendo su capacidad para explorar nuevas ideas o productos, y volviéndose cada vez más estrictos en sus gustos e intereses.
En resumen, la relación entre los consumidores y la inteligencia artificial en el ámbito de las compras en línea es compleja, pero a su vez se muestra de una manera muy sencilla de consumir, lo que la hace ser “agradable” para las personas y lo incorporen en su diario vivir, asumiendo que todo ese desarrollo está en constante evolución.
Un tema importante, se debe manejar de manera ética y responsable pues el uso de esta tecnología tiene un potencial sin límites, mejorando significativamente la experiencia del consumidor, al ofrecer recomendaciones personalizadas y un servicio al cliente excelente, basado en la rapidez y/o prontitud en la que vivimos y necesitamos hoy en día. Sin embargo, es crucial abordar los desafíos relacionados con la privacidad de los datos y la diversidad de opciones para garantizar, teniendo como base que esta relación sea beneficiosa tanto para la oferta, como para la demanda.