El panorama de un sector en crecimiento

Llevamos años presenciando cómo el sector de las industrias creativas y culturales en nuestro país ha ganado mayor relevancia dentro los sectores productivos colombianos. Según datos del Dane, la economía cultural y creativa en los últimos ocho años alcanza un promedio de 3% del PIB, en donde se consideran los valores agregados de 101 actividades económicas. Dicha consolidación, en parte, es fruto de gran cantidad de iniciativas de fomento y promoción que han sido transversales y sostenidas a través de diferentes gobiernos nacionales y locales. Hablamos de ejemplos que arrancan desde marcos legales para el sector, como la Ley 814, o Ley de Cine, la Ley 1834, también conocida como la Ley Naranja, pasando por las convocatorias anuales nacionales de los Ministerios de Cultura y de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, hasta las labores de apoyo de entidades como Proimágenes, la Cámara de Comercio de Bogotá, ProColombia o Invest in Bogotá entre muchas otras.

En consecuencia, la actividad de empresarios de este tipo de industrias se ha incrementado, como se puede observar en las cifras que desde 2014 lleva la Cuenta Satélite de Economía Cultural y Creativa del Dane. Por ejemplo, en el último informe el sector completo pasó en valor agregado bruto de $22 billones en 2014, a $35 billones en 2022. Sin embargo, para entender el panorama de la animación digital queda pendiente la tarea de identificar y discriminar la actividad al interior de subsectores como el de la producción audiovisual y la de los interactivos, entre los cuales se encuentran los videojuegos.

De igual manera, se puede observar otra cifra de interés en la generación de empleo. Cabe señalar que los estudios dedicados exclusivamente a la producción de contenido audiovisual animado no pasan de unas decenas, pero justamente el crecimiento notorio tanto en la cantidad de este tipo de empresas como en su tamaño, hablan del desarrollo de este campo. Aunque los tamaños de dichos estudios cambian según la etapa de producción en la que se encuentran, según cálculos de la dirección del Grupo de Empresas de Animación en Colombia, Gema, que reúne a 15 empresas productoras de animación digital en siete distintas ciudades del país, los empleos directos de estos estudios pueden ascender a más de 700 y los indirectos a más de 3.500, considerando los momentos de mayor producción.

Y precisamente una de las preocupaciones expresadas por los empresarios es que cuando se encuentran en etapa de producción es difícil encontrar personal capacitado. Por ello, en el sector educativo nacional también se ha identificado el aumento del campo de la animación, representado en la aparición de un creciente número de programas de formación que van desde cursos informales y cortos, hasta programas técnicos, profesionales y de especialización. Posiblemente el ejemplo más grande de apuesta formativa en animación lo tiene el Sena, que cuenta a nivel nacional con 13 programas de tecnología en animación 3D y ocho de tecnología en animación digital, con más de 2.600 graduados entre 2014 y 2021, de acuerdo con los datos aportados al Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, Snies, del Ministerio de Educación.

Igualmente, otra evidencia del avance está justo en el incremento en cantidad y calidad de contenidos originales animados que logran reconocimientos tanto del público, como de la crítica especializada en eventos y festivales. Entre las películas que destacan en años recientes tenemos títulos como Pequeñas voces, Sabogal, Virus tropical, El libro de Lila y La otra forma. En los ejemplos en series de televisión cabe resaltar que son los canales públicos los que más apuestan por este tipo de contenidos. Acá encontramos títulos como Guillermina y Candelario, Amarillo y Violeta, Don Quijote de la Láctea, Frailejón Ernesto Pérez y la leyenda de la gota más pura, Cuentos de viejos, Mr. Trance, El profesor Super O, Espantijos, entre muchos otros.

Para finalizar, es importante reconocer que al ser un campo emergente, no es una tarea fácil la de competir en un mercado global, con grandes jugadores claramente establecidos en Norteamérica y Asia, contra los que es imposible luchar en términos de cifras y volumen. Sin embargo, considero que la estrategia está en apostar por la identidad y la calidad, en un escenario de fortalecimiento colaborativo.

Podemos encontrar buenas prácticas que han sido y seguirán siendo fundamentales en este propósito en las dinámicas de diálogo entre actores, como por ejemplo las mesas de trabajo entre la academia e industria promovidas desde la Cámara de comercio de Bogotá; la conformación y consolidación de asociaciones o agrupaciones entre productoras, como el ejemplo de las empresas de GEMA; y la búsqueda de socios internacionales de igual o mayor experiencia a través de espacios como el Bogotá Audiovisual Market o convocatorias como Ibermedia next.