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La contaminación por no saber reciclar electrodomésticos ha registrado cifra sin precedentes.
La contaminación que genera el gas refrigerante de una nevera se puede llegar a equiparar al efecto ambiental que genera un avión intercontinental que vuela de Bogotá a Madrid. La emisión de CO2 que producen ambos procesos equivale a 0.18 toneladas.
De ahí surge la importancia de entender que los electrodomésticos también deben pasar por procesos de reciclaje cuyo objetivo busca abastecer las diferentes cadenas de suministros de materias primas en las distintas industrias.
Según Myriam Ayala, directora ejecutiva de Corporación Red Verde, se estima que de los aparatos del hogar como las lavadoras, las neveras, los televisores o los hornos microondas es posible reciclar, en promedio, 85% de sus componentes, llegando a ser en algunos electrodomésticos hasta el 95% de los insumos. Entre los materiales que se extraen esta la chatarra ferrosa, los plásticos o el vidrio.
Muchas veces las neveras viejas que tienen más de diez años de uso se regalan a las personas menos favorecidas con el ánimo de ayudar.
Pero lo que la gente no sabe es que el consumo de energía en este tipo de aparatos después de 10 años no se regula y puede llegar a gastar hasta 35% de los kilovatios de un hogar.