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En enfermedades como las de cuello uterino, la inteligencia artificial agiliza los tiempos de respuesta en exámenes y detecta lesiones premalignas y malignas con una sensibilidad de 84%
El avance de la inteligencia artificial deja más preguntas que respuestas, y desde la academia, especialmente en el área de la salud tenemos dos alternativas: rechazarla por completo por el miedo a que reemplace las tareas que realizamos o incorporarla para desarrollar nuevas tecnologías que contribuyan a mejorar los servicios de salud y proteger la vida de las personas. Ante esta realidad, y tomando el camino más esperanzador, con un equipo interdisciplinar de investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana Cali hemos diseñado Citobot: un dispositivo médico que utiliza inteligencia artificial para realizar un tamizaje más preciso, cómodo y rápido de cáncer de cuello uterino, con el fin de reducir los tiempos de diagnóstico y garantizar un tratamiento oportuno.
El cáncer de cuello uterino es una de las principales causas de mortalidad de mujeres en el mundo y la mayoría de estas muertes ocurren en países de ingresos bajos o medios como Colombia, donde el acceso a un diagnóstico temprano es limitado y los tiempos de espera son muy prolongados. Para poner un ejemplo: una mujer visita el médico y se hace la citología. Después, debe esperar entre 7 y 25 días para obtener el resultado, dependiendo de la región en la que se encuentre, la ciudad y el tipo de afiliación que tenga al sistema de salud. Luego, debe reclamar el resultado- si es que lo reclama-, y si este es positivo, tiene que pedir una cita médica para que le ordenen una colposcopia y una biopsia. Todo esto va alargando los tiempos de respuesta, aumentando el riesgo de progresión de la enfermedad.
La inteligencia artificial (IA) de Citobot agiliza estos tiempos de respuesta, pues cuenta con un sistema de redes neuronales que analiza imágenes del cuello uterino y detecta lesiones premalignas y malignas con una sensibilidad del 84% y una especificidad del 93% de manera instantánea, cifras que superan en muchos casos la precisión de la citología tradicional. Gracias a este aprendizaje automático, el dispositivo se convierte en un asistente inteligente que mejora la capacidad diagnóstica del personal de la salud, especialmente en regiones rurales del país donde la infraestructura médica es limitada.
Hablar de inteligencia artificial en un dispositivo médico para mí, que soy salubrista, es entrar en un terreno un poco desconocido. La clave está en que los investigadores dejemos de lado el miedo a esta tecnología y nos unamos a quienes la han entendido un poco más. Por eso, en el equipo de Citobot conformamos un grupo de salubristas, médicos, ginecólogos, epidemiólogos e ingenieros. En este proceso de diseño se entrelazan conocimientos y técnicas que dejan buenos resultados.
La experiencia de Citobot me ha demostrado cómo la inteligencia artificial puede salvar vidas al hacer que los servicios de salud sean más accesibles, eficientes y cómodos. Como mujer, me sueño con que podamos llegar a muchas regiones del país, contribuyendo a disminuir significativamente la mortalidad por cáncer de cuello uterino. Sin embargo, aún tenemos un camino por recorrer. La validación clínica a gran escala y la producción masiva del dispositivo son los próximos desafíos. Para ello, es indispensable contar con el apoyo de instituciones de salud, entidades regulatorias y aliados estratégicos que permitan escalar esta tecnología y garantizar que llegue a quienes más la necesitan.
La inteligencia artificial no reemplaza la labor de los servicios de salud, sino que la fortalece. Con herramientas como Citobot, los profesionales de la salud estamos construyendo un futuro en el que ninguna mujer tenga que perder la vida por falta de acceso a un diagnóstico oportuno. La tecnología, cuando se pone al servicio de la humanidad, se convierte en el puente que nos acerca a sociedades más justas y saludables.
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