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Hay cuatro tendencias que marcarán el desarrollo de la IA en los próximos años, siendo una de ellas la evolución de los robots, que ya comienzan a demostrar razonamiento y más autonomía
Estamos entrando en un nuevo capítulo de la tecnología, donde la protagonista es la generalización de la inteligencia artificial. La IA, aunque muchas veces no nos demos cuenta, nos acompaña en todo lo que hacemos: una transferencia bancaria, cuando pagamos en un comercio o cuando publicamos en nuestras redes sociales. Eso quiere decir generalizada, que está en todas partes.
La IA es cada vez más autónoma. Está surgiendo una especie de “cerebro digital cognitivo”, el cual incluye información, memoria, contexto y razonamiento. Para las personas este cerebro digital cognitivo operará como un copiloto o compañero, el cual entenderá su trabajo, aprenderá sus preferencias y los conocerá a través de sus interacciones, para ayudarlos a ser una versión mejorada de sí mismos. Para las empresas, será como un sistema nervioso central, el cual capturará el conocimiento colectivo de la compañía, sus diferenciadores, cultura, y tomará decisiones operativas de forma autónoma. En este contexto, Accenture identificó en su estudio ‘Technology Vision 2025’, cuatro tendencias que marcarán el desarrollo de la IA en los próximos años.
La primera es el ‘Big Bang Binario’. El código binario, en el cual se basa la programación, permitió romper la barrera de lenguaje entre la tecnología y las personas. Ahora estamos viviendo una nueva revolución: los modelos de IA pueden ir más allá de solo automatizar procesos de negocio existentes; pronto crearán nuevos procesos, flujos de trabajo y software. En este contexto, los líderes deben empezar a pensar en un mundo más allá del paradigma de las apps y forjar el futuro de los agentes de IA.
A diferencia de las aplicaciones, creadas para actividades específicas, los ecosistemas de agentes de IA permitirán que los agentes creen conexiones, construyan herramientas y aprovechen enormes cantidades de datos empresariales. Ante la rápida evolución de la IA, las empresas deben comenzar hoy a planificar cómo será su estrategia de agentes.
La segunda tendencia habla de la imagen futura de las organizaciones. A medida que la inteligencia artificial se generalice, las empresas corren un importante riesgo de perder su sello de marca.La búsqueda de llegar a más personas puede llevar a perder la personalización. Para evitar ese escenario, a medida que las empresas comienzan a construir cerebros digitales cognitivos de IA, es necesario que los entrenen con los valores y lo que hace única a la empresa.
La tercera tendencia se refiere a la evolución de los robots. La inteligencia de las máquinas está entrando en el mundo físico, y los robots comienzan a demostrar razonamiento y autonomía. Antes, los robots no “pensaban”. Realizaban tareas repetitivas de manera rígida. Esta incapacidad para navegar o razonar en un mundo construido y habitado por personas es la razón por la que han estado limitados a entornos altamente controlados como fábricas y almacenes. Ahora estos límites están desapareciendo. Su evolución les está permitiendo ser cada vez más autónomos. Estos son los robots generalistas, que ahora pueden manejar entornos cambiantes, trabajo complejo y no predecible.
Ahora es el momento de empezar a construir el futuro de la robótica. A medida que los generalistas aprenden a navegar en nuevos entornos, conectarse con las personas y “pensar” de manera autónoma, su alcance e impacto se expandirán rápidamente. Los robots están a punto de ir a lugares donde nunca habían ido, y depende de los líderes reimaginar sus negocios para este nuevo mundo.
La cuarta tendencia es el nuevo ciclo de aprendizaje. La singularidad de la IA generativa radica en que es una tecnología de aprendizaje, volviéndose más capaz y útil cuanto más cerca esté de las personas. Si se aborda correctamente, los líderes pueden crear un ciclo virtuoso entre las personas y la IA.
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