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Tareas que quitan tiempo o que son aburridas ya no serán un problema con la ayuda de equipos electrónicos controlados de manera remota
Un hogar inteligente, o Smart Home, es una vivienda conformada por equipos electrónicos y electrodomésticos controlados remotamente mediante computadores, celulares, tablets o cualquier dispositivo que esté conectado a Internet, ya sea a través de una aplicación o de un programa específico.
El objetivo de estos hogares es, mediante el uso de tecnología, implementar características de seguridad, accesibilidad y confort para sus habitantes.
“La tecnología está para facilitar la vida de las personas, para que los robots resuelvan las tareas tediosas y para que las personas se concentren más en la fase creativa y de innovación”, explica Daniel Tobar, consultor en tecnología.
Tal parece que actividades como prender la luz, accionar un electrodoméstico, elegir una playlist o, incluso, recordar la hora de un medicamento, empiezan a ser acciones engorrosas o aburridas que podemos delegar a un aparato.
Tobar asegura que es posible adaptar esta tecnología a cualquier espacio del hogar según las necesidades de usuario. Aún así, ya no se trata solo de comodidad y confort, el uso de estos aparatos pueden contribuir al cuidado del medio ambiente.
Pues, así como se puede automatizar los electrodomésticos y las luces para que se enciendan a una hora en específico, “también se pueden programar para que se apaguen o para que aparatos como la nevera reduzcan su consumo de energía”, explica James Guapacho, experto en tecnología.
Este solo es uno de los ejemplos que se pueden lograr con las casas inteligentes. En términos de seguridad, las automatizaciones también son muy útiles, pues muchos usuarios argumentan que al irse de viaje sienten inseguridad de dejar la casa sola, por lo cual, dejan instaladas las programaciones para que las luces se prendan unos minutos en la noche o que el televisor se encienda en la mañana, y, de esta manera, nadie note la ausencia.
“Los asistentes en casa son para un mercado muy específico, al nicho pertenecen aquellas personas que cuando llegan a su casa quieren sentir toda una experiencia personalizada. Que cuando entren quieren que los saluden, se prendan las luces y, por ejemplo, les pongan su canción favorita. Este es el modelo utópico de una casa inteligente”, asegura Tobar.
Aunque el nicho es muy reducido, todo el mundo podría tener un asistente en casa debido a que no necesariamente tienen que estar vinculados con otros aparatos. Por ejemplo, están Alexa, Google Assistant y Siri, estos asistentes programados con la voz del usuario ayudan en tareas simples diarias. Se activan cuando sean llamados y pueden ayudar, por ejemplo, a buscar la receta del día o a saber cómo estará el clima.
El costo de estos aparatos oscila entre $150.000 y $300.000. Varían por la cantidad de funciones que pueden desempeñar, “mientras que Alexa puede ayudarte a buscar el celular con una llamada, conectarse con otras aplicaciones del teléfono como los juegos, también tiene la habilidad de hacerte escapar de la habitación. Google Home se limita a las funciones más conocidas”, asegura Guapacho.
Adicional a este presupuesto inicial, si el propósito es tener una casa integrada e inteligente, se debe invertir un poco más de dinero.
“Hay dos estándares: uno es a través de WiFi, que es el más básico, en donde hay productos Xiaomi. Tú simplemente lo conectas a un enchufe, y al WiFi, y a través del celular puedes dar los comandos. Pero ya hay unas empresas más especializadas que se conectan a una red personalizada, para que cada casa no tenga interferencia con la que está al lado, y estas empresas se especializan en crear sus propios electrodomésticos, cortinas y aplicaciones para controlar dichos instrumentos, explica Tobar.
Añade que lo mejor es tener un sistema híbrido, en donde la tablet o el celular pueda controlar los aparatos, pero también se puedan programar con la voz.