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Hay una perspectiva que se tiene en las ciudades de implementar métodos de movilidad eléctrica, como metros, tranvías, flotas de buses y una nueva red ferroviaria. las plataformas no son la excepción
El 2020 nos dejó lecciones que marcaron un antes y un después en la vida de las personas. La movilidad es sin duda una de las experiencias que se ha transformado y que ha visto una evolución en la forma en la que los ciudadanos eligen cómo transportarse, primando aspectos que en años anteriores no habrían sido tan importantes, y generando un cambio de comportamiento.
Precisamente, la pandemia y el confinamiento trajeron nuevas prácticas, acompañadas incluso por mejoras en la infraestructura y los equipamientos en Colombia, que permitirán tener nuevas dinámicas a largo plazo, donde prima la calidad de vida y la responsabilidad con el medio ambiente, teniendo como foco el distanciamiento social que seguirá siendo fundamental para protegernos.
Hoy los ciudadanos, buscando satisfacer su necesidad de movilizarse de forma segura y eficiente, encontraron soluciones que complementan el transporte masivo, evitando aglomeraciones y desprendiendo menos gases de efecto invernadero.
Lo que cambió
El periodo de aislamiento social que vivió la humanidad sirvió para reflexionar sobre la forma en la que nuestras acciones repercuten en el medio ambiente. De esta forma, y en congruencia con el aislamiento social que es clave en la prevención del contagio, los métodos alternativos de movilidad han llegado para quedarse.
Diariamente, miles de ciudadanos encuentran en bicicletas, patinetas y plataformas de movilidad, la mejor solución para moverse por las ciudades, mantener el distanciamiento social y aportar al medio ambiente a través de medios de transporte amigables, que cuentan con infraestructura exclusiva en las ciudades del país, como ciclorrutas y bicicarriles.
Es un ejemplo de lo anterior lo hecho en ciudades como Bogotá o Medellín. En la primera, se pasó de tener 551 kilómetros de ciclorrutas en marzo a 635 kilómetros a la fecha, posicionándose como la ciudad con la red más extensa de ciclorutas del país y de América Latina. Por su parte, en la Capital antioqueña, la disposición de la gente hacia el uso de los viajes a pié o en bicicleta llegó a un 14.6%, según la encuesta #miVozmiciudad 2020 de la Red Cómo Vamos, realizada en varias ciudades del país.
Así mismo, otro de los elementos que empiezan a causar especial interés, es la movilidad eléctrica. Ejemplo de ello es la perspectiva que se tiene en las ciudades de implementar métodos de movilidad eléctrica, como metros, tranvías, flotas de buses y una nueva red ferroviaria.
Por su parte, las plataformas tecnológicas de movilidad y su modelo de economía colaborativa no son la excepción. Beat ya ha puesto en marcha iniciativas como ‘Beat Tesla’ en Ciudad de México, con automóviles 100% eléctricos y tecnología de punta, demostrando que generar consensos y alianzas entre compañías es y será una apuesta interesante para mover al mundo con energías limpias. 2021 se perfila como un año que será el punto de partida para ampliar propuestas como esta en la región.
Lo que llegó para quedarse
En definitiva, uno de los aspectos que cambiaron la movilidad en las ciudades, es el trabajo en casa, que llegó para quedarse. Es cierto que muchas compañías planean el regreso de sus colaboradores a las oficinas, o por el tipo de negocio nunca se marcharon de ellas, pero también hay un número creciente de empresas que vieron en el trabajo remoto una forma de aportar a las ciudades y a la calidad de vida de sus empleados, que han ahorrado tiempo y dinero en desplazamientos, y han podido compartir más con sus seres queridos.
Por otro lado, si de elementos que se quedarán impresos en nuestro subconsciente se trata, las medidas de bioseguridad que hoy son tan rigurosas y que en el pasado hubieran pasado por exageradas, seguirán siendo la constante en un mundo más consciente del autocuidado y de la importancia de no ahorrar esfuerzos para proteger la salud.
En ese sentido, la movilidad también se verá beneficiada con una sociedad que ha definido sus trayectos con mayor planeación y una renovada conciencia que la lleva a pensar muy bien la forma en que se mueve, teniendo en cuenta variables como la seguridad, los protocolos, el medio ambiente, el distanciamiento social, y de esta forma haciendo una elección consciente, con alternativas atractivas y en sinergia con la nueva realidad.