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Según Lavca, el financiamiento en etapa avanzada de startups en la región se desplomó 92% en el tercer trimestre de 2022
Los unicornios pasaron de ser animales mitológicos y mágicos a convertirse en el término que acuñó el mundo para referirse a los emprendimientos y startups que alcanzan un valor de US$1.000 millones en algún momento de su proceso de levantamiento de capital, sin cotizar en la bolsa.
Este fenómeno se potencializó en 2021, cuando, según registros de CB Insights, la inversión en nuevas empresas tecnológicas se disparó a nivel mundial el doble, llegando a los US$621.000 millones, por lo que la cantidad de unicornios aumentó y ese año nacieron 537. Pero, al parecer, en estas empresas también aplica el famoso ‘todo lo que sube tiene que caer’, ya que el alto flujo de capital de riesgo que se volcó en las tecnológicas latinoamericanas en los últimos años se ha ido agotado.
Según la Asociación para la Inversión de Capital Privado en América Latina (Lavca), el financiamiento en etapa avanzada se desplomó 92% en el tercer trimestre de 2022, comparado con el mismo periodo de 2021, por lo que después de años récord en los que los interesados crearon más de dos docenas de empresas valoradas en US$1.000 millones o más, el capital de riesgo ha desaparecido.
“No he visto una ronda de crecimiento de una sola empresa de América Latina en meses”, dijo Erick Reiner, fundador y director gerente de Vine Ventures LP, que abrió un fondo de US$140 millones para inversiones en América Latina, Israel y Estados Unidos.
En el caso puntual de Colombia, donde existen dos unicornios (Habi y Rappi), esto no implica necesariamente que estas empresas están en decadencia, pero si comparten el mismo panorama en cuanto al modelo de función de estas startups, ya que una vez que estos negocios entran al club de las tecnológicas jóvenes más valiosas, también tienen una ascenso difícil durante los primeros años debido a que no generan ninguna ganancia a sus creadores, ni son autosostenibles en el largo plazo.
Ejemplo de ello fue Muni, una plataforma colombiana de comercio que se había expandido a México y Brasil, y que recaudó US$20 millones en septiembre de 2022, pero que informó que cerró para diciembre de ese mismo año. Igual sucedió con Jokr, una startup de entrega rápida valorada en US$1.200 millones en 2021 que se retiró de Santiago de Chile y Medellín el año pasado.
Entre los factores que están llevando a que muchos unicornios vayan en declive o desaparezcan destaca el hecho de que las tendencias macro como la inflación, el aumento de las tasas de interés y las crisis geopolíticas estén llevado a los fondos a alejarse de los sectores de mayor riesgo.
En lugar de realizar inversiones basadas en proyecciones de crecimiento, los grandes empresarios en capital de riesgo afirman que quieren que las empresas muestren un camino claro para obtener ganancias. En 2022 la financiación para este tipo de compañías se redujo trimestre a trimestre, por lo que algunos inversionistas decidieron retroceder después de experimentar pérdidas en sus fondos públicos y la ausencia de un plan de recuperación.
Los bancos están siendo el salvavidas
Héctor Jirau, director de operaciones e inversiones de Parallel 18, una aceleradora tecnológica de Puerto Rico, afirma que la desaceleración ha llevado a fundadores e inversionistas de estas tecnológicas a estructurar acuerdos de manera diferente, incluido el uso de más deuda. Bancos como Goldman Sachs Group Inc. y Citigroup Inc. están entrando en este espacio, ya que, a pesar del aumento de las tasas de interés, los emprendimientos obtuvieron US$1.300 millones en líneas de crédito de bancos tradicionales, según Lavca.