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¡Ojo al dato! Actualmente, según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES 2023), el modelo virtual beneficia a más de 510.000 personas, de las cuales una buena parte se concentran en las regiones más apartadas del país y que, si no fuera por la tecnología, no podrían acceder a una educación de calidad. Asimismo, esta modalidad se viene consolidando desde el 2015, duplicando sus cifras de cobertura año tras año, pasando de 63.569 matriculados a 126.423 en 2016. De ahí en adelante, su crecimiento ha sido sostenido y constante.
Para resaltar, entre 2018 y 2023 (indicadores oficiales más recientes) el número de programas virtuales que recibieron registro calificado del SNIES aumentaron un 36 %, en contraste con los pregrados y posgrados presenciales que presentaron un crecimiento del 1 %. Solo el año anterior, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) otorgó 269 nuevos registros calificados a programas online.
Con relación a la demanda de este tipo de oferta, en 2023 la modalidad virtual registró un incremento de 4 % de matriculados en cantidad de estudiantes universitarios; de hecho, hoy se calcula que 2 de cada 10 alumnos en nivel de educación superior se forman a través de la virtualidad. Entre sumas y restas, se podría decir que hoy en Colombia hay cerca de 2.3 millones de personas que están inscritas en algún programa universitario, tecnológico o tecnólogo profesional, de las cuales el 16 % estudia de manera online.
Pese a estos buenos resultados, es importante aclarar que la virtualidad entró a Colombia y a América Latina como una educación de segundo nivel, pero con el paso de los años y especialmente gracias a los avances en materia de tecnología e innovación pedagógica, se ha posicionado como un modelo de alta calidad, accesible y flexible.
No hay duda que la modalidad virtual ha mejorado y seguramente aún tiene un gran terreno por recorrer para seguir avanzando; no obstante, para lograrlo es clave que el país supere los problemas de conectividad que aún persisten en algunas zonas apartadas, pues vale recordar que no todos los colombianos hoy tienen acceso a internet; de hecho, un reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) confirmó que, de cada 10 hogares, cuatro aún no cuentan con este servicio.
Por lo pronto, el modelo hibrido –que mezcla la virtualidad con la presencialidad– sigue funcionando y ha causado excelentes resultados que se evidencian en su relevancia y acogida en las instituciones educativas. Este enfoque, por un lado, permite a los jóvenes acceder a la formación de conocimientos a través de plataformas virtuales; y por otro, les facilita disfrutar de la vida universitaria con espacios físicos de bienestar e interacción presencial con compañeros de estudio y docentes.
Apropiación tecnológica y educación a lo largo de la vida, otros destacados del sector
La Inteligencia Artificial está revolucionando los modelos de enseñanza, aprendizaje y evaluación en la academia. Su rápido despliegue, ha generado que las Instituciones de Educación Superior (IES) vinculen su conocimiento como un componente formativo de los estudiantes con el propósito que sepan manejar a la perfección esta herramienta y además que lo hagan de forma ética y responsable, dentro de un marco de humanismo digital que les permita interactuar con este recurso y aplicarlo en todos los ámbitos de la sociedad para responder a las principales demandas del mercado laboral.
Otro hecho a resaltar tiene que ver con el avance que está teniendo la educación a lo largo de la vida, el cual se evidencia en el crecimiento de la oferta y demanda de los cursos de ciclo corto, diplomados, credenciales o micro credenciales, estas últimas entendidas como certificaciones en metodología presencial, virtual o híbrida que evidencian que una persona domina ciertas competencias en un área específica de conocimientos. Esta es una tendencia potencial en Colombia que ha facilitado a miles de profesionales cualificarse en un campo del saber y con ello estar a tono con los requisitos puntuales que están exigiendo las empresas.
En conclusión, la educación superior tiene grandes retos por delante. La tarea no es fácil, hay que mejorar en calidad, financiamiento y pertinencia. La cobertura igualmente se constituye en uno de los desafíos más importantes sobre todo en las regiones. Vamos en el camino, pero aún hay un largo trayecto por recorrer.
* Rector Fundación Universitaria del Areandina