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La fiebre que desató el lanzamiento de la moneda de La Pola, de $10.000, volvió a traer esta afición sobre la mesa
Las monedas son cápsulas de historia cuidadosamente acuñadas en metales preciosos. Debido a sus diseños, el arte de coleccionar genuinos mini grabados de eventos que escribieron la historia del país es una ciencia que, además, se encuentra soportada por una Ley del Congreso de la República.
La filatelia es la afición a coleccionar y clasificar sellos, sobres y otros documentos postales y a estudiar la historia postal. La numismática, por su parte, es el coleccionismo de monedas y su estudio correspondiente.
La Ley 31 de 1992 faculta al Banco de la República para “disponer la acuñación en el país o en el exterior de moneda metálica de curso legal para fines conmemorativos o numismáticos, previstos en leyes especiales, establecer sus aleaciones y determinar sus características”.
La fiebre que desató el lanzamiento de la moneda de La Pola, de $10.000, volvió a traer esta afición sobre la mesa.
Esta ciencia soporta y extiende la recreación de eventos y personajes clave que participaron en la escritura del panorama global histórico de Colombia, por lo que hay un espacio, desde el Banco de la República, con exposiciones online y talleres pedagógicos para aprender y entender esta disciplina.
Después de más de seis décadas de coleccionismo registrado, el Banco conserva una de las colecciones de arte más significativas del país, que se exhibe en sus museos de Bogotá y en exposiciones y proyectos de circulación artística, en las otras 28 ciudades donde realiza su labor cultural.
El 20 de julio de 1961 abrió las puertas al Museo Numismático, en donde se exhibió por primera vez la colección de monedas y billetes. En ese entonces contaba con 1.032 piezas, incluidas 400 macuquinas santafereñas de oro de dos escudos, acuñadas entre 1628 y 1636, encontradas en el Río Magdalena y conocidas como el Tesoro del Mesuno.
Julián Gaviria, asesor de El Billete 2.0, asegura que la comercialización de las monedas y billetes es compleja, ya que su precio se determina por la cantidad de emisión y de la antigüedad y rareza de la misma.
“Son piezas muy difíciles de conseguir, por lo que por eso mismo el tiempo y la cantidad de emisiones son las que definen el precio”, apuntó.
En este limitado mercado, se encuentran piezas avaluadas desde $150.000 hasta $50 millones; los factores de influencia son las variedades de ejemplares emitidos, piezas antiguas, y hasta los errores en la acuñación, como lo que sería una moneda “descentrada”. El Billete 2.0 es una familia de comerciantes de Moisés Acosta, jubilado del Banco de la República.
Billete de medio peso de 1943
Medio peso provisional parte izquierda (la otra parte es más rara)
Se deben encontrar entre las numeraciones 70'000.000 y 70'250.000. El precio asciende desde $10 millones.
Moneda de ocho reales 1921 ‘chinita’
Estas fueron monedas de plata de entre un cuarto de real y ocho reales. De ocho reales 1821 chinita. Se encuentra desde $750.000 en el comercio "El Billete 2.0".
Moneda de 20 centavos de 1971
Esta pieza es uno de los ejemplos de valor debido a los errores en la acuñación de la misma. El error es de empaste grande. Estado: Au-Unc. En la tienda de comercialización referida (El Billete 2.0), esta pieza se encuentra a la venta desde $180.000.
Moneda de 50 centavos de 1979
Con un error, esta pieza se nombra como ‘cachuca’ o ‘descentrada’, siendo el motivo de su valor el error de la acuñación de la misma, ya que el empaste no se encuentra centrado y el estado de conservación es bueno. En el comercio es muy rara, ya que la cantidad de ejemplares es limitada. En El Billete 2.0, la oficial está desde $200.000.
Billete de $500 de 1979 en buen estado
Billete de 500 pesos 1979 con desplazamiento de maculatura. En El Billete 2.0, este ejemplar se encuentra desde $450.000, y se encuentra grabado el general Francisco de Paula Santander, ‘hombre de leyes’.
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