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De momento, en el aeropuerto de Doha se esperan más de 1,2 millones de turistas, lo que equivale a un 42,8% de la población total de ese país
Sin importar lo que pase mañana en la cancha ante Ecuador, o en los próximos días contra Senegal y los Países Bajos, Catar ya se puede dar por ganadora, pues logró salirse con la suya y celebrar un Mundial de Fútbol.
Sí, que les costó oficialmente US$1.696 millones, sin contar los gastos en lobby, publicidad e invitados; y sí, que aguantaron la embestida de occidente, con airadas protestas de las Selecciones de Alemania y Dinamarca y de un sinfín de organizaciones no gubernamentales. Pero, llegada la hora cero, podrán decir en años venideros que organizaron el evento de fútbol más importante del mundo,
“Para mí está claro: Catar es un error, una mala elección”, dijo la semana pasada el expresidente de la Fifa, Sepp Blatter, quien fue el que dio luz verde para la designación de la sede. En aquel entonces, dos estudios realizados por el máximo ente futbolero, en 2014 y 2015, bastaron para concluir que sería imposible celebrar el torneo en junio-julio, lo que motivó el traslado a noviembre y diciembre.
Esta inversión no es altruista, ni mucho menos desinteresada, pues según la agencia Marketing Registrado los organizadores del Mundial esperan recibir más de US$17.000 millones en ganancias por el torneo. De momento, en el aeropuerto de Doha se esperan más de 1,2 millones de turistas, lo que equivale a un 42,8% de la población total de Catar, que es de 2,8 millones de personas.
“La Copa Mundial tendrá un impacto positivo en nuestra sociedad al mostrar nuestra cultura al mundo y ayudar a la gente a crear amistades y construir redes. Es una oportunidad de oro para cambiar las percepciones negativas sobre la región y crear nuevas y significativas conexiones”, dijo en una entrevista el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, emir de Catar.
Con respecto a la cultura, los que no están muy contentos son los de Budweiser, pues la organización del evento prohibió la venta de alcohol en los estadios. Durante años, en Catar habían dicho que este tipo de bebidas serían accesibles para los aficionados durante el evento.
“Bueno, esto es incómodo...”, rezaba un mensaje en la cuenta oficial de Budweiser en Twitter. El comentario, posteriormente borrado, fue difundido como una captura de pantalla por la BBC.
El Mundial tendrá cinco sedes que albergan ocho estadios, los cuales han sido construidos y reformados explícitamente para el torneo, algunos muy cerca el uno del otro. Por ejemplo, el más imponente, el Icónico de Lusali, le costó a la familia real catarí más de US$2.000 millones. Esta construcción está cubierta en paneles solares que le permiten amortiguar las altas temperaturas del desierto, aún en pleno invierno.
Con polémica abordo, en temas de derechos humanos, prohibición de alcohol y la libertad de la mujer, Catar y Ecuador serán los primeros equipos en saltar al terreno de juego de un Mundial por primera vez en el mes de noviembre.
El local, con un valor de plantilla de US$14,9 millones, es el más débil del torneo, pues su plantilla representa solo 1% de lo que vale la de Inglaterra, que es la más costosa con US$1.400 millones. Brasil y Portugal le siguen en el listado de los más poderosos, mientras que Argentina es séptima en este escalafón con US$630 millones.
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