MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Claudia Blum, psicóloga y magíster en Estudios Políticos, lanzará el 23 de noviembre su libro "Mi vida en lápiz".
Aunque el cargo más destacado de Claudia Blum fue ser presidenta del Congreso, su lista de ocupaciones es larga. Esta caleña, psicóloga y magíster en Estudios Políticos, fue concejal de Cali en dos oportunidades, directora ejecutiva de la Fundación Proartes, senadora de la República en cuatro oportunidades, embajadora ante las Naciones Unidas y, además, mamá y esposa.
Ahora se estrena como escritora, con el anuncio de su primer libro “Mi vida en lápiz”, de la publicación de Editorial Planeta, que se lanzará el 23 de noviembre.
¿Qué la motivó a escribir?
En una charla en Nueva York, mi amigo Julián Iragorri me preguntó cómo había hecho para ser esposa, mamá y política, cómo había logrado ser elegida presidenta del Congreso en un país todavía machista, y cómo hice esa carrera sin caer en el clientelismo, favores, ni cupos presupuestales que son la regla de la politiquería. A raíz de eso, Julián me dio la idea de escribir sobre esa experiencia, pensando en que su hija y nuevas generaciones de jóvenes colombianos, podrían encontrar experiencias interesantes de cómo la política se puede ejercer de manera diferente. Aunque en un principio me pareció algo pretencioso y prematuro, la idea me fue calando y después de cuatro años de trabajo terminé mi autobiografía.
¿El Congreso sería diferente si lo liderara una mujer?
Eso no depende de si lo dirige una mujer o un hombre. El Congreso será diferente si sus integrantes son elegidos por su hoja de vida y sus plataformas ideológicas de izquierda, de derecha o de centro, y no por favores, puestos, contratos, o clientelismos. Será diferente si se recupera la separación del Congreso frente al Ejecutivo. Será diferente si quien lo preside actúa como líder de una corporación de representación, no como un brazo político del Gobierno.
¿Cuál es la anécdota más significativa de las que escribió?
Destacaría dos. Una, fue el trabajo para revivir la extradición y fortalecer la justicia contra el crimen organizado, tarea riesgosa en tiempos en que el país vivía la influencia del narcotráfico en la política. No estuve exenta de amenazas de muerte, pero con responsabilidad civil lo sacamos adelante.
Otra fue la elección a la presidencia del Congreso, en la que enfrenté la oposición de sectores de mi propia bancada uribista que apoyaban a un senador de la política tradicional respaldado por líderes muy importantes; con perseverancia logré el apoyo de sectores independientes, conservadores y de oposición, y obviamente, de mi bancada; eso permitió fortalecer mi aspiración. Fue una experiencia enriquecedora, un período en el que el Congreso ganó visibilidad y elevó su credibilidad.
¿Es diferente la forma de hacer política en el Congreso hoy en día frente a lo que se hacía en 2005?
La verdad, no. O tal vez sí, pero para decaer todavía más. El peso del clientelismo, el “tapen-tapen”, las microempresas electorales, reinan todavía. No ocurre en todos los partidos pero sí en la mayoría, que lucen como grupos caóticos unidos por mermelada y no por ideologías. Distintas reformas, incluidas las de los acuerdos de paz, han fortalecido el poder del Ejecutivo; existen leyes que se tramitan sin que el Legislativo incluya una coma sin aprobación previa del Gobierno y esto acaba con la separación de poderes. Al final, el ciudadano no comprende cuál es el papel de su Congreso, y no se siente representado. Nada de esto es sano para la democracia.
En el libro habla de personajes como Santos, Vargas Lleras, Uribe, ¿han cambiado en algo?
En el fondo no. Cuando uno ha conocido sus trayectorias, sabe reconocer sus visiones de país, su acción en la política, y sabe qué esperar de ellos. Esto lo digo no solo porque los haya conocido como senadora y persona cercana en momentos políticos, sino como ciudadana. Si cada colombiano analiza a sus líderes, por lo que son y han hecho en el pasado y en el presente, podrá prever como lo harán en el futuro.
¿Vienen más libros?
La experiencia de escribir me llenó de satisfacciones y tengo anotaciones para un futuro libro dirigido a los niños sobre la cultura y la socialización política, para que desde temprana edad podamos formar ciudadanos críticos, s’olidarios y autónomos, preparados para rechazar en el futuro a la politiquería que hoy se ha tomado al Estado.
Un nuevo consorcio de terceros ha ofrecido comprar la empresa por US$9 por acción, lo que supone una prima de cerca de 83%
Este nombre hace referencia al libro azul que desde 1845 pasaba por las manos de las grandes fortunas, que eran las que compraban joyas por encargo en este local