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Cientos de horas dedicadas a estudiar y conocer casos de terror, de muerte, del mas allá
12 años ha esperado Daniel Trespalacios poder escuchar nuevamente la voz del hombre que respondió a su llamado cuando aseguró ante miles de oyentes “quiero entrevistar a un vampiro”.
“No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño” escribe Allan Poe en El Gato Negro.
Trespalacios tampoco lo espera ni lo pide. Su única evidencia perdura en la memoria de quienes escucharon la entrevista, esa que desapareció de todos los sistemas de la emisora en que se transmitió en directo y que por norma graba todos los contenidos. Una y otra vez Daniel ha pedido al aire en su exitoso programa El Cartel Paranormal que si alguien conserva una copia se la haga llegar. Nadie ha respondido, hasta el momento.
Tan inusual fue el pedido de entrevista como la respuesta que recibió casi tres minutos después. Alguien golpeó a la ventana de la emisora. Una ventana doble de seguridad, insonorizada y blindada que además permanecía con las persianas abajo pese a ser casi media noche. Aún así escuchó los tres toques. Se asomó sin saber que experimentaría como pocas veces esa sensación que creía desaparecida en su vida: el miedo.
Para ese momento el programa llevaría unos tres años al aire. Cientos de horas dedicadas a estudiar y conocer casos de terror, de muerte, del mas allá. Incluso, había recibido y transmitido las macabras y desesperadas llamadas de una niña.
“Quiero a mi abuelita”, decía en un principio. Mensaje que con cada llamada se hacía más extenso y su clamor más agudo “Aló, ¿abuelita?. Abuelita ¿eres tú?. Quiero a mi abuelita”. Una grabación que no desapareció y fue puesta en manos de dos parapsicólogos que confirmaron, al reproducirla al revés, que se trataba de una psicofonía -sonidos de origen electrónico registrados sin ser percibidos en la pista original-.
El mensaje era claro “auxilio, yo me morí, quiero a mi abuelita”. Un caso ampliamente difundido y registrado que aún puede encontrarse en internet.
Trespalacios retiró la persiana para ver a un oscuro hombre quien se señalaba así mismo para hacerle saber que era a quién estaba buscando. El mismo que tras responder su entrevista al día siguiente, en directo, lanzó la profecía vigente aún de que nadie jamás volvería a escuchar su voz. “Nadie va a poder oír esta entrevista. No habrá rastro de ella”, le dijo.
El título de su libro -en el que detalla sus historias paranormales y que en su nueva edición incluyó un capítulo inédito- es aún un llamado sin responder: “Quiero entrevistar al diablo”.
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