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“Tuitero, periodista y escritor colombiano gana Nobel de Literatura” diría algún titular del 10 de diciembre de 1982 si hubieran existido las redes sociales
“Tuitero, periodista y escritor colombiano gana Nobel de Literatura” diría algún titular del 10 de diciembre de 1982 si hubieran existido las redes sociales y Gabriel García Márquez hubiese encontrado algún sentido en dedicarles tiempo.
Sería presentado así porque primero se ganó la vida como periodista y luego la escritura lo convirtió en Gabo, pero el orden jerárquico de los oficios lo impondrían las masas y sería reconocido como influencer más que por saber hacer cualquier otra cosa. Como hoy pasa con muchos.
Para mayo del 1948, ya habría dado los visos necesarios de ingenio, humor y buena redacción que lo catapultarían al “chulo azul”. Porque obvio, tendría un perfil verificado. En ese entonces escribió en su nota para El Heraldo sobre algún tema coyuntural “Yo podría decir todas estas cosas y mucho más, y quedar al final con la desolada certidumbre de no haber dicho nada”. Puesto en un trino, la identificación de millones de usuarios seguramente dispararían sus interacciones.
Corto, veraz y contundente, porque tenía talento y vocación para hacerlo así. De hecho, pudo ser considerado precursor de la red por esas razones. No se le ocurrió un pajarito azul y aún no inmortalizaba ninguna mariposa amarilla, quizá hasta le hubiera parecido una idea “macondiana” pasar horas frente a una pantalla opinando de todo, muchas veces sin saber de nada. Pero estos son otros tiempos.
Lo suyo se llamó “Comprimido” y vio la luz brevemente en 1958. “No es el periódico más pequeño del mundo, pero aspira a serlo con la misma laboriosa tenacidad con que otros aspiran a ser los más grandes” escribió García Márquez en la editorial de la primera edición de ese hipotético Twiter en papel. Un pequeño periódico que no pasaría de 8 hojas con noticias redactadas en poco más de un párrafo, pero sobre todo menos.
“Comprimido” fue en realidad un hilo breve. “Seis días después de haber tirado la primera, Comprimido lanza esta segunda piedra que tiene la sospechosa apariencia de ser la última (…) no hemos encontrado un recurso más decoroso que el de comprimir este periódico hasta el límite de la invisibilidad”, se despedía su director y en apariencia, único redactor.
Ya sin emprendimiento, Gabo se dedico a su columna “La Jirafa”. Que también pudo ser logo de una red social para asomarse a opinar y donde se “roncaría” -que es como llaman al sonido del animal-. Hubiera “roncado” por ejemplo, tomando citas de sus escritos, “una mala paz es todavía peor que la guerra”. “No sé qué tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo oímos se nos arruga el sentimiento”. “Surrealismo suicida” o “Otra vez el Premio Nobel”.
La marca aprovechó la oportunidad para mostrar su poderío y presentó una impresionante superficie de 3.400 metros cuadrados
El reconocimiento se dio en el marco de la entrega de los galardones los Best Tourism Village 2024 que realiza ONU Turismo en Caratagena