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Los NFT: Tokens no fungibles, están creando una oportunidad de inversión para unos, y burbuja para otros. Aún hay dudas sobre cómo funciona
Algo particularmente novedoso está sucediendo en el mercado del arte, pues un tweet, un post de Instagram y hasta un meme son considerados hoy, piezas comercializables con valor cultural y monetario.
El que sería el primer tweet de la historia ya fue subastado a precios exuberantes. Fue exactamente con en el que debutó Jack Dorsey, cofundador de Twitter, que logró venderse en cerca de US$3 millones en medio de una subasta.
“Just setting up my twttr” es la frase de Dorsey, que cumplió 15 años desde que se escribió.
Esto es reflejo de la fusión de las obras de artes con la tecnología del blockchain, que, crearon, lo que hoy se llama: los NFT, “la nueva locura de las transacciones digitales”.
Estos, en pocas palabras son activos intangibles, considerados “los bitcoin del arte”. Su definición es: un objeto único no fungible, NFT, en inglés.
“Los NFT son una representación digital única de cualquier objeto o activo. Se caracterizan por ser únicos e indivisibles, es decir que no se pueden partir en denominaciones más pequeñas”, explicó Danny Suárez, CEO de Xertify, plataforma de blockchain.
Y es que es ese precisamente el valor agregado de las obras digitales NFT: que son una prueba robusta de propiedad.
¿Pero, cómo entra esto a revolucionar el mercado de arte tradicional?
Según Ana Lemoine, CEO de Artrade, galería colombiana de arte virtual, “el internet tiene una virtud y es la posibilidad de que quede un registro de todo, cosa que no pasa hoy día dentro del mercado del arte. Por esa razón, ahora mismo no existe un registro de muchas de las transacciones que tiene el mercado del arte, generalmente solo se tienen las de las casas de subastas y son solo de los artistas con mayor trayectoria dentro del mercado”.
Con todo esto, aparece un tema importante y es que aquí se beneficia tanto el dueño de la obra como su autor, pues mediante esta tecnología del blockchain, ambos pueden estar enterados de todas las transacciones que giren en torno a la obra. Esto da mayor fiabilidad al comprador del origen de la obra, y abre la puerta a ingresos por regalías a los artistas.
En cuanto a su venta o subasta, a diferencia de las del arte tradicional, esta se hacen siempre a través de plataformas digitales de blockchain y la transacción se hace en criptomonedas.
Hoy en día, invertir en arte digital hace parte de un mercado que aún es emergente. La transacción, como ya es habitual en este mercado, se hace en Ethereum, creada en 2015, con la criptomoneda ether (similar a bitcoin), que en 2016 cotizaba a US$1 y que en este momento está a más de US$2.000.
Por ejemplo, una de las obras digitales más caras es la del artista Beeple, llamada ‘Todos los días: los primeros 5.000 días’ un collage de 5.000 imágenes que el artista recogió a lo largo de los últimos 13 años. Esta fue ofertada por la casa de subastas Christie’s por más de US$69 millones.
“Aunque el arte digital es una realidad desde la década de los 60, la facilidad de reproducir estas obras hacía casi imposible asignar la procedencia y el valor del medio”, indicó Christie’s.
Analistas financieros mundiales argumentan que estamos ante una burbuja a punto de estallar porque la demanda por estos archivos digitales está siendo movida por el dinero y la especulación, en vez de por el deseo de coleccionar.
Por ejemplo, alguien pagó un valor equivalente de un Lamborghini de lujo por una columna de opinión del New York Times. Los coleccionistas de NFT creen que poseer los primeros cripto-tokens famosos será como poseer primeras ediciones de libros excepcionales o pinturas.
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