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Solo ha recorrido unos 4.820 kilómetros desde su fabricación
Si un automóvil se vende por US$1 millón en una subasta, la apuesta segura sería decir que es un Ferrari clásico o un Jaguar.
Un Corvette blanco en los pantanos de Florida no es exactamente lo primero que se viene a la mente, pero el viernes en Kissimmee, uno de ellos podría ser la excepción.
El último de la generación especial "Sting Ray", este Chevrolet Corvette coupé no es el modelo con ventana dividida de 1963, que generalmente es el que cuesta más caro, pero ofrece algo muy especial: está básicamente igual que cuando salió de la línea de ensamblaje en 1967.
Solo ha recorrido unos 4.820 kilómetros desde su fabricación y ha tenido apenas cuatro propietarios, cada uno de los cuales realizó mantenimiento regularmente. Sus componentes originales, como medidores y adornos interiores, permanecen intactos. Tiene todos los sellos de identificación originales en el motor, la transmisión, la carrocería y el chasis. La etiqueta original de la ventana también se mantuvo a salvo y estuvo estacionado en el mismo garaje desde el 20 de mayo de 1967 hasta el 12 de febrero de 2012, casi 45 años.
Está tan intacto, según las notas de la subasta, que nadie se ha sentado en el asiento del copiloto. "Este auto debería estar en el [Museo] Smithsoniano, no en una exhibición de autos", según la casa de subastas Mecum.
"En un marcado contraste con la gran mayoría de vehículos antiguos similares de alto rendimiento, este se conserva de manera única en condiciones casi nuevas y sin restaurar", comentó David Burroughs, experto en Corvettes, en un informe. "No hay señales evidentes de desgaste, deterioro, reacabado, reparación, restauración, reemplazo o alteración".
La estimación actual sobre este V-8 de cuatro velocidades, 427 pulgadas cúbicas, 390 caballos de fuerza y cuatro velocidades es de US$800.000, aunque "si al menos dos postores realmente lo quieren, existe la posibilidad de que se venda en más de US$1 millón", explicó Jonathan Klinger, analista de Hagerty.com.
Chris Bonelli, quien habló en nombre de los archivos históricos de Chevrolet, declinó especular sobre el posible precio de venta de US$1 millón, pero indicó que, como "uno de los vehículos mejor mantenidos y de bajo kilometraje que se pueden comprar", tiene un potencial muy alto.
Solo hay un problema. El único atributo que no es excepcional acerca del automóvil, un modelo tan conocido y querido por su atletismo en la carretera, es su condición a la hora de conducirlo.
Muchos entusiastas creen que los autos, incluso los más caros, se deben conducir en lugar de estar guardados por una razón: los años de sedentarismo que los hacen tan deseables para algunos también hacen que se deterioren. El tanque de combustible de este Corvette está tan corroído por dentro que se necesita otro alternativo para que el auto funcione, brevemente, a modo de exhibición.
"Debido al kilometraje muy bajo, no es práctico y no se recomienda sacrificar kilometraje adicional para probar la condición de circular de un automóvil que es casi nuevo y que probablemente nunca más sea manejado de manera significativa", argumentó Burroughs.
Los apuntes sobre la subasta de Mecum lo expresan de manera aún más sucinta: "Este auto no está diseñado para alguien que quiera conducirlo". Es decir, este Corvette es básicamente un pisapapeles.
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