El Maratón de Boston regresa con las consecuencias de Trump sacudiendo la zona

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Duane Wesemann es una de las aproximadamente 30.000 personas que corrieron el Maratón de Boston el lunes. Llegar a la meta fue solo una parte de su objetivo. También busca recaudar fondos para la investigación de vacunas para prevenir futuras pandemias después de que la administración Trump cancelara su proyecto de US$10 millones.

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El Maratón de Boston es un evento turístico de primer nivel en la región, con corredores y espectadores que viajan de todo el mundo para participar en la carrera, que se celebra anualmente durante el feriado estatal del Día del Patriota. John Korir, de Kenia, ganó la categoría masculina el lunes, mientras que Sharon Lokedi, también de Kenia, se alzó con el título en la categoría femenina, llevándose cada uno un premio de US$150.000.

La competencia de 42 kilómetros (26,2 millas), que se extiende desde Hopkinton hasta el corazón de la ciudad, en Copley Square, es uno de los maratones anuales más antiguos del mundo. El evento del año pasado generó una ganancia económica inesperada de más de US$500 millones para Massachusetts.

Pero el maratón del lunes se llevará a cabo en un contexto diferente a cualquier otro en los 129 años de historia de la carrera.

La demanda de viajes internacionales a EE. UU. se está desmoronando ante la reacción negativa a las políticas de la administración Trump y la preocupación por el paso por los controles migratorios. Mientras tanto, los recortes de fondos gubernamentales amenazan con paralizar instituciones clave, como la Universidad de Harvard y los sistemas hospitalarios de primer nivel, y con afectar gravemente los presupuestos municipales y estatales.

El gobierno federal ha congelado más de US$2.200 millones en subvenciones a Harvard como parte de lo que afirma ser un esfuerzo para combatir el antisemitismo en el campus. La administración también está considerando recortar otros US$1.000 millones, según el Wall Street Journal.

Wesemann, profesor asociado de la Facultad de Medicina de Harvard e inmunólogo del Hospital Brigham and Women's, descubrió en marzo que los Institutos Nacionales de Salud cancelarían los dos años restantes de su proyecto quinquenal. La investigación se centraba en combatir todo tipo de coronavirus, no solo la COVID-19, con el objetivo de prevenir otra pandemia o, al menos, estar mejor preparados para la próxima.

"Aún no tiene mucho sentido", dijo Wesemann sobre la congelación de fondos. Pero no ganaba nada con cruzarse de brazos. Así que, después de Boston, planea correr cuatro maratones importantes más, incluyendo Londres y Sídney, para seguir recaudando fondos.

"Correr tiene algo que impulsa una iniciativa benéfica", dijo. "Incluso estoy pensando en seguir participando en carreras consecutivas, todas las que pueda inscribirme, hasta que esto se resuelva".

Schneider Electric, un fabricante francés de equipos eléctricos cuya sede norteamericana se encuentra en Boston, está lanzando una asociación de sostenibilidad de seis años con la Asociación Atlética de Boston, el organizador de la carrera, en el maratón de este año.

El objetivo es realizar pequeños cambios cada año para reducir los residuos y mejorar la eficiencia energética, según declaró Aamir Paul, presidente de las operaciones de Schneider en Norteamérica, en una entrevista en la meta de la carrera. En el Maratón de París, la empresa ha experimentado con almohadillas cinéticas que convierten la energía física de los corredores en pequeñas cantidades de electricidad.

Como muchas empresas, Schneider se sintió atraída por el área de Boston debido a su gran reserva de talentos, reforzada por prestigiosas universidades e instituciones de investigación que ahora se ven amenazadas por recortes de financiación.

“Nosotros, como todos los demás, estamos asimilando este ritmo frenético de cambios de políticas y lo que realmente significa. Pero seguimos pensando que aquí tienen algunas de las mejores instituciones del mundo”, dijo Paul.

A pesar de las tensiones políticas que se cernían sobre el evento de este año, fue un día agradable para los corredores, con cielos parcialmente nublados y una temperatura máxima de aproximadamente 14 °C (57 °F). La multitud, ataviada con sus famosos calcetines rojos y armada con cencerros y carteles, creó un ambiente vibrante, todo bajo la atenta mirada del personal de seguridad. El aumento de las medidas de seguridad y los servicios médicos son una respuesta a los atentados de 2013, que mataron a tres personas e hirieron a cientos de espectadores cerca de la meta.

Los organizadores aún prevén un importante impulso económico y una alta participación, solo que este año habrá menos visitantes internacionales. Los viajes de residentes canadienses a EE. UU. en coche y avión se han desplomado , y Canadá también ha emitido una nueva advertencia para los viajeros que entran en EE. UU., indicando que deben "prever escrutinio" en la frontera y que sus teléfonos y otros dispositivos electrónicos podrían ser revisados.

“Canadá es nuestro mayor mercado receptor internacional”, afirmó Martha Sheridan, presidenta de la agencia de turismo Meet Boston. “Definitivamente anticipamos una disminución allí, y también anticipamos cierta disminución en otros mercados extranjeros, simplemente debido al temor de la gente a viajar”.