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Ella, quien hace historia como master blender, anda en el país. Habló de su trabajo y cómo es llevar una responsabilidad tan grande
Emma Walker lleva a sus espaldas una de las responsabilidades más grandes que se puede tener en cuanto a la industria del mundo del whisky en el planeta se trata. Es la primera mujer en ser master blender en los 200 años del whisky Johnnie Walker, y es la encargada de mantener la tradición, sabor, mezcla y demás atributos del whisky escocés. Ella llegó a Colombia para hacer unos lanzamientos con Diageo y hablar de su labor. Además de velar por la tradición, también tiene un labor clave dentro de la compañía: innovar, buscar aromas y sabores que los conviertan en un nuevo whisky y productos.
¿Cómo llegó a ser master blender de Johnnie Walker?
Soy química de la Universidad de Edimburgo, hice un doctorado y comencé a trabajar en una farmacéutica. Tiempo después entro al equipo de producción de Diageo y comienzo a trabajar con grandes maestros como Jim Beveridge. Pasé después al equipo de innovación y fue un reto bastante difícil, ya que quedé de jefa de mis anteriores jefes.
¿Cómo es el proceso día a día en su trabajo?
Lo que hacemos es oler muchos whiskys, muchas producciones y lotes. No solo porque hay que asegurar la producción de Johnnie Walker que ya existe, si no para buscar nuevos lotes, tandas y experimentos para ver cómo creamos cosas nuevas. Somos 12 personas que nos ocupamos del portafolio del whisky escocés.
¿El Johnnie Walker sabe igual en todo el mundo?
Sí. La idea es que sea así, no solo en los distintos países, si no a través de los años. Pero hay una serie de factores como la humedad, la altura y el calor que pueden hacer que el mismo whisky sepa diferente. Como destilería damos unas recomendaciones de cómo almacenarlo y mantenerlo para que la esencia y sabor no se pierdan.
¿Para su trabajo diario que tiene que tener más desarrollado, el gusto o el olfato?
Se utiliza más el sentido del olfato, que es predominante sobre el del gusto. Cuando hacemos nuevos lotes de diferentes destilerías lo que hacemos (con el equipo de los 12) es que uno se dedica completamente al olfato y otros únicamente al gusto. La idea es encontrar el equilibrio entre lo que se huele y se prueba.
¿El olfato y el gusto se trabajan o nació con ellos desarrollados?
Hay mucha gente que no tiene la capacidad del olfato, pero la mayoría la tenemos. Una vez que tienes ese sentido desarrollado, lo que trabajamos es en coger esa sensación que tienes en la nariz y transcribirla en algo, en palabras. Debemos estar sincronizados, que ese grupo de aromas esté alineado y asegurar nuevas creaciones.
¿Qué responsabilidad siente por guardar el legado del whisky?
Tenemos la suerte de tener un gran archivo en el que tenemos bastante información para entender, asimilar y saber cómo vamos a seguir con ese legado de 200 años. Una de las cosas que me describe es mi preocupación por mejorar en todo sentido. Eso me hace revisar de dónde venimos, dónde estamos y para a dónde queremos llegar con los líquidos. Yo estoy siempre en un autoexamen permanente.
Jim Beveridge, toda una marca
La persona a la que llegó a reemplazar Walker es nada más y nada menos que Jim Beveridge, una leyenda en la industria del whisky y quien se jubiló. Él fue responsable de las mezclas más populares y queridas de la marca, con el Johnnie Walker Blue Label a la cabeza. Para Walker conservar su legado es fundamental y asegura que se siente muy honrada de poder seguir su camino y ser fiel a los principios de profesionalismo y trabajo en equipo. Es tal el legado de Beveridge que le fue otorgada la Orden del Imperio Británico por la difunta Reina Isabel II.
Y es un negocio más a sumar a otros tantos que ya atesora como su cadena hotelera MIM en Ibiza, Mallorca o Andorra, entre otros lugares
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