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Colombia se convirtió en un destino imperdible para los artistas internacionales, con las localidades agotadas rápidamente
El contraste no podía ser mayor. Mientras hace 30 años los fanáticos colombianos de la música suspiraban por las estrellas que venían a Suramérica y no se detenían en el país, hoy tienen un repertorio amplísimo que los obliga a hacer cuentas para escoger y cuidar sus finanzas.
En un negocio que se mueve típicamente por ciclos, las grades estrellas ya hicieron giras por Europa y Estados Unidos (donde hay miles de festivales) y ahora apuntan a Suramérica y a países como Colombia.
“Lo interesante es que en el país ya están las grandes empresas de espectáculos como Live Nation (que controla a Ocesa) o Páramo Presenta, que han firmado la gira mundial y ya programaron en esta época tours por Suramérica”, explica Julio Corredor, promotor y organizador de conciertos y eventos.
Según el experto, los jugadores locales ya han entendido cómo funciona el mercado y han logrado establecer una relación estrecha con las agencias de representación de las grandes estrellas de la música.
De hecho, tal es la abundancia de conciertos y opciones que se avecinan que LR hizo el ejercicio de estimar el presupuesto que se necesita para asistir a los mejores conciertos programados para los últimos meses del año.
¿La respuesta? Para asistir a los que figuran en la infografía que acompaña a este artículo, el presupuesto oscila entre $2,6 y $6,3 millones, si se opta por las localidades más baratas o las mejores.
“Los representantes y los mismos artistas ya han entendido que en Colombia hay empresas serias y no dudan en venir al país”, explica Corredor, al subrayar que el segundo semestre es de Ocesa y Live Nation.
Para Luz Ángela Castro, directora de Ocesa Colombia, si algo deja en claro la agenda es conciertos es que Colombia es un escenario imperdible para artistas nacionales e internacionales.
“Somos una industria que genera riqueza y empleos y cohesión emocional”, explica Castro que no duda en atribuir el enorme apetito de los colombianos por los espectáculos a las consecuencias de la pandemia.
Por ello, no resulta sorprendente observar que en muchos de los mejores conciertos ya figura el cartel “sold out”, lo que incluso ha obligado a programar nuevas fechas en algunos casos.
En una país que ha debido soportar una enorme devaluación del peso frente al dólar, los retos económicos son enormes. “Si se mira con detalle, la devaluación del peso desde 2o10 ha sido de 110%”, explica Castro.
“Teníamos un dólar de $1.800 en 2010 y hoy estamos de una tasa de cambio de $4.400, lo cual nos resta competitividad y de alguna manera las políticas públicas deberían generar estrategias de apoyo, no subsidios”.
Por ejemplo, la directiva señala que los recursos que se recauden por la contribución parafiscal deberían destinarse a generar infraestructura, o a un fondo de apoyo para que los grandes artistas sigan viniendo al país.
“Hasta ahora lo hemos manejado con coberturas, haciendo forwards, pero la debilidad del peso nos resta competitividad”.
¿Son caras las boletas para ver a las estrellas de la música?
Para la directora de Ocesa Colombia, el ticket promedio sigue siendo controlado, ya que la política es promover la inclusión en materia de precios. “Nosotros somos conscientes de lo que sucede en el entorno, pero es evidente que en mercado hay una estructura de precios elevada, que responde a lo que está sucediendo con la industria. De alguna manera hay más demanda, lo cual significa que hay que pagarles más a los artistas para que vengan”, en un contexto con una mayor inflación local y en el mundo.
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