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Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN
La bióloga Brigitte Baptiste publicó su más reciente libro en el cual propone nuevas formas de abordar las problemáticas actuales desde el concepto de ecología queer
En la tarde de hoy, la bióloga y experta en ecología, rectora de la Universidad EAN y columnista de La República, Brigitte Baptiste, presentará su libro ‘Transecología, una guía patafísica para habitar las transformaciones del mundo’ en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Ficci.
A lo largo de ensayos, aborda temas como los retos de la demografía, el consumo, transición energética y la revolución digital desde el concepto de ecología queer, con la cual cuestiona el reduccionismo biológico. Baptiste explicó qué soluciones se pueden encontrar en su libro, y cómo analiza las políticas ambientales del Gobierno desde la transecología.
Yo creo que la discusión está buenísimo. Las políticas ambientales del Gobierno actual provienen de una reflexión de más de 40 años y están proporcionándonos el material del debate acerca de lo que podríamos llamar el abordaje trans-ecológico al mundo. Hay que hacerlo de manera más constructiva, entre muchas vertientes del ambientalismo, incluso las del gobierno.
¿En qué va la ecología en el siglo XXI? Porque las mujeres están diciendo ciertas cosas, porque los indígenas están diciendo otras cosas, porque la academia está diciendo muchas cosas, porque otros grupos de interés también están diciendo cosas distintas. Me llama la atención las críticas y las propuestas alternativasa ese marco convencional u ortodoxo de la ecología. Y cada vez que yo hablo de ecología podría decir economía y no cambia para nada el resto de cosas.
Tal cual, gracias por decirlo por mí. Se enuncia desde la ecología queer y desde la justicia epistémica, que es a lo que se hace referencia hoy en día en los estudios culturales. Mucho de la política y lo que tiene que ver con el reclamo de grupos minoritarios o de grupos emergentes acerca de su derecho a interpretar el mundo como les da la gana.
Es parte de un movimiento artístico surrealista de principios del siglo XX, es un movimiento irónico que plantea una crítica a la voluntad moderna de saberlo todo o la expectativa de incluso la ciencia de conocer el universo en su totalidad. Entonces es un toque un poco burletero acerca de esa pretensión, y de manera autocrítica planteó que el libro es una guía patafísica, sin pretensiones de totalidad, ni de universalidad, sino de imaginar soluciones imposibles para detonar creatividad que a veces se queda en los bolsillos por creer que ya todas las cosas están dichas.
Son temas sobre los que he venido reflexionando en mi quehacer profesional y vida cotidiana desde hace mucho tiempos y cuando finalmente Editorial Planeta me planteó que escribiera se convirtieron de manera muy rápida en la estructura. Tuve un poco de ayuda en la definición del abordaje de lo que yo quería escribir, era claro que quería contar en qué va la ecología como disciplina, porque finalmente es lo que hago, tratar de entender cómo se relacionan los seres vivos entre sí y con su entorno, una premisa muy grande y muy sencilla.
Lo que está planteado es que las soluciones que tradicionalmente nos imaginamos para los problemas tienden a llegar tarde, cuando los problemas ya se han convertido en otra cosa o se han transformado en algo distinto.
Hace 50 años decíamos que la humanidad iba a acabar con el mundo por crecimiento demográfico porque íbamos a ser demasiados y lo estamos siendo y estamos imponiendo una huella ecológica muy grande, pero ahora el problema no es que haya demasiados humanos, sino que hay demasiados humanos ancianos que consumimos mucho y que ni siquiera tienen nuevas generaciones capaces de sostener el sistema. Entonces antes de haber resuelto el problema aparente de la demografía, caímos en otro relativamente asociado que es realmente distinto. Ahora necesitamos más y mejores humanos para solucionar los problemas que crearon generaciones previas.
Eso es lo que yo creo que le ha pasado al ambientalismo, seguimos apegados a las mismas premisas de de fin de siglo, cuando el mundo cambió porque nosotros lo hemos seguido cambiando a través de nuestra tecnología, de nuestras instituciones, de nuestra cultura.
Esto le ha pasado a nuestro gobierno actual, y en general a las agendas de políticas, que están apegadas a resolver problemas estructurados o interpretados bajo marcos conceptuales de los años 80 y al traer esas soluciones al presente se vuelven soluciones patafísicas o imaginarias.
Por ejemplo, no podemos mejorar la condición laboral de las personas con una reforma como la que se está proponiendo en el Congreso porque eso apenas viene a ser un parchecito del gran problema laboral del mundo y así sucesivamente. Entonces la patafísica en lo ambiental lo que busca es recordar que la dinámica de los ecosistemas es tremendamente compleja y muy rápida y que lo que antes considerábamos un problema ambiental hoy probablemente ya no lo es.
Básicamente lo escribí para mis amigos y amigas, pero con la expectativa de que lo pueda leer cualquier persona. Es un libro que me han recomendado que recomiende que la gente lo lea completo de una sola tirada, porque los ensayos se alimentan los unos a los otros y solamente cuando se termina el epílogo, la gente dice, “Ah, ahora entiendo de que era que quería hablar Brigitte. No es un libro largo, pero sí es denso. Creo que está la gente inquieta, curiosa acerca de por qué una mujer trans escribe o le dedica tanto a pensar sobre la ecología.
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