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El consumo habitual de té se asocia con menores riesgos de enfermedad cardiovascular
El consumo habitual de té se asocia con menores riesgos de enfermedad cardiovascular según el director del estudio realizado en China entre 100.000 personas y publicado en la revista 'European Journal of Preventive Cardiology'.
El hábito de consumir infusiones está asociado a un momento de pausa y sosiego que ya de por sí trae beneficios para el cuerpo. Pero es que además consumir té al menos tres veces por semana estaría relacionado con una vida más larga y saludable, según una investigación realizada durante años a más de 100.000 personas en China. El estudio, publicado en la revista 'European Journal of Preventive Cardiology', incluyó a 100.092 participantes en un proyecto sobre ataque cardíaco, accidente cerebrovascular o cáncer. Las personas que colaboraron en el trabajo se clasificaron en dos grupos: bebedores de té habituales (tres o más veces por semana) y no habituales (menos de tres ocasiones a la semana), y se les analizó durante una media de 7,3 años.
"El consumo habitual de té se asocia con menores riesgos de enfermedad cardiovascular y muerte por todas las causas", apunta Xinyan Wang, de la Academia China de Ciencias Médicas y primer autor del estudio, quien añade: "Los efectos favorables para la salud son más fuertes para el té verde y para los bebedores de té habituales a largo plazo".
El consumo habitual de té se asocia con años de vida más saludables y una mayor esperanza de vida. Por ejemplo, los análisis indican que los bebedores de té habituales de 50 años desarrollarían alguna enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular 1,41 años más tarde y vivirían 1,26 años más que los que nunca o rara vez consumieron té.
En comparación con los bebedores de té poco o no habituales, los consumidores más frecuentes tienen un riesgo 20% menor de sufrir enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, 22% menor de dolencias cardíacas y accidentes cerebrovasculares, y 15% menor de muerte por cualquier causa.
La influencia potencial de cambios en el comportamiento para beber té se analizó en una muestra concreta de 14.081 participantes con evaluaciones en dos puntos temporales. La duración promedio entre las dos encuestas fue de 8,2 años y la media de seguimiento después del segundo examen fue de 5,3 años.
Los bebedores de té habituales que mantuvieron su hábito en ambas encuestas tenían un 39% menos de riesgo de enfermedad cardíaca y derrame cerebral, un 56% menor de dolencia cardíaca y accidente cerebrovascular mortal, y 29% menor de muerte por cualquier causa en comparación con los que nunca consumen esa bebida o lo hacen muy poco.
"Los efectos protectores del té fueron más pronunciados entre el grupo habitual de consumo habitual de té. Los estudios de mecanismos han sugerido que los principales compuestos bioactivos en el té, a saber, los polifenoles, no se almacenan en el cuerpo a largo plazo. Por lo tanto, la ingesta frecuente de té durante un periodo prolongado puede ser necesaria para el efecto cardioprotector", recalca Dongfeng Gu, de la Academia China de Ciencias Médicas.
El té verde, el más saludable
En cuanto al tipo de bebida, beber té verde se relaciona con un 25% menos de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, dolencias cardíacas y accidentes cerebrovasculares fatales, y muerte por cualquier motivo. Sin embargo, no se observaron asociaciones significativas para el té negro.
"En nuestra población de estudio, un 49% de los bebedores habituales de té consumía té verde con mayor frecuencia, mientras que sólo un 8% prefería el té negro. La pequeña proporción de bebedores habituales de té negro podría dificultar la observación de asociaciones sólidas, pero nuestros hallazgos apuntan a un efecto diferencial entre los tipos de té", subraya Gu.
Dos factores pueden estar en juego. Primero, el té verde es una rica fuente de polifenoles que protegen contra las enfermedades cardiovasculares y sus factores de riesgo, incluida la hipertensión arterial y la dislipidemia. El té negro se fermenta completamente; durante este proceso, los polifenoles se oxidan en pigmentos y pueden perder sus efectos antioxidantes. En segundo lugar, el té negro a menudo se sirve con leche, lo que, según investigaciones anteriores, puede contrarrestar los efectos favorables para la salud del té sobre la función vascular.
Los análisis específicos de género mostraron que los efectos protectores del consumo habitual de té fueron pronunciados y sólidos en los hombres, y modestos en las mujeres. "Una razón podría ser que un 48% de los hombres eran consumidores habituales de té en comparación con sólo un 20% de las mujeres. En segundo lugar, las mujeres tenían una incidencia y mortalidad mucho menor de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares", explica Wang.
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