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En una reunión de la Rfef celebrada el viernes, en la que se esperaba que renunciara, Rubiales se negó a dimitir y defendió su comportamiento
La madre de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (Rfef), inició el lunes una huelga de hambre en una iglesia para protestar contra el "trato inhumano" que recibió su hijo por agarrar y besar a la jugadora Jenni Hermoso, dijo la prima de Rubiales.
Rubiales, quien es presidente de la Rfef, fue suspendido el sábado por la FIFA en pleno escándalo después de que besara a Hermoso en la boca durante la ceremonia de entrega de premios tras la victoria de España en la final del Mundial en Sídney el 20 de agosto. Hermoso dice que no quería ser besada.
Rubiales se ha negado a dimitir, aunque el asunto se ha convertido en una polémica nacional sobre el comportamiento machista, los derechos de la mujer y los abusos sexuales.
La Rfef, que ha defendido a Rubiales, ha convocado una reunión urgente el lunes para evaluar la situación.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también se reunía el lunes con representantes del sindicato de jugadoras Futpro, que representa a Hermoso, y de la Asociación de Futbolistas Españoles.
"Esto que ha vivido la futbolista Jenni Hermoso nunca debió de haber pasado", dijo Díaz en un comunicado grabado en vídeo antes de la reunión.
La prima de Rubiales, Vanessa Ruiz, dijo a los periodistas que la familia estaba sufriendo y enfrentándose a un acoso por lo que describió como "un acoso y derribo que no es justo".
"Nos hemos tenido que ir de nuestras casas porque no nos dejan en paz. Queremos que se haga justicia y queremos que Jenni diga la verdad", dijo Ruiz.
Dijo que la madre de Rubiales, Ángeles Béjar, se había declarado en huelga de hambre y no quería abandonar la iglesia parroquial de la Divina Pastora, en Motril, ciudad natal de Rubiales, en el sur de España.
Béjar dijo a la agencia estatal de noticias EFE que su huelga duraría hasta que se encuentre una solución a la "cacería, inhumana y sangrienta que están haciendo con mi hijo con algo que no se merece".
No "existe abuso sexual al existir consentimiento por ambas partes, como queda demostrado en las imágenes", dijo Béjar a EFE. Añadió que su hijo "es incapaz de hacerle daño a nadie".
Rubiales, de 46 años, se ha mostrado desafiante sobre el beso, que ha sido condenado como no deseado por Hermoso, sus compañeros de equipo y el Gobierno español.
En una reunión de la Rfef celebrada el viernes, en la que se esperaba que renunciara, Rubiales se negó a dimitir, defendiendo su comportamiento y calificando el beso de "espontáneo, mutuo, eufórico y consentido".
La Rfef ha dicho que Rubiales se defenderá legalmente para demostrar "su completa inocencia".
Hermoso aseguró que no consintió el beso y que se sintió "vulnerable y víctima de una agresión".
Las cuestiones de género se han convertido en un tema destacado en España en los últimos años. Decenas de miles de mujeres han participado en marchas en las calles para protestar contra los abusos sexuales y la violencia y el Gobierno de coalición liderado por los socialistas ha presidido reformas legales como las relativas a la igualdad salarial o el derecho al aborto.
Grupos feministas han convocado una manifestación el lunes en Madrid bajo el lema "Contigo Jenni". Cientos de personas se manifestaron el domingo en Salamanca contra Rubiales.
El Gobierno español no puede despedir a Rubiales, pero ha denunciado enérgicamente sus acciones y dijo el viernes que estaba intentando conseguir su suspensión mediante un procedimiento legal ante un tribunal deportivo.
Las 23 integrantes de la selección española que ganó la Copa, incluida Hermoso, así como decenas de otras personas que forman parte del equipo, dijeron el viernes que no jugarían partidos internacionales mientras Rubiales siguiera al frente de la federación. Su próximo partido será el 22 de septiembre contra Suecia en la Liga de Naciones de la Uefa.
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