Handel, el compositor del Barroco que cosechó una millonaria fortuna

Este mes se conmemora el 264 aniversario de la muerte de Georg Friedrich Handel, el compositor alemán nacionalizado inglés, quien no solo fue uno de los máximos exponentes del Barroco; sino también un referente en la revolución de la industria musical, cosechando una fortuna que, aplicando las equivalencias actuales, corresponde a US$4,5 millones.

Pensar en las estrellas parece un concepto moderno, pero incluso en el siglo XVIII ya había personas fanáticas que seguían a los artistas, giras musicales y una revolución del espectáculo. Handel, quien además fue empresario, se convirtió en una figura relevante. El crítico Harold Charles Schonberg recopila en ‘Los grandes compositores’ que el músico, nacido en Alemania, logró que la ópera italiana provocara furor en la sociedad inglesa, lo que le permitió ganar mucho dinero.

Schonberg, además lo describe como empresario, algo poco usual para los músicos de la época. El compositor de grandes obras como El Mesías, Sarabande o Música acuática fue uno de los primeros en liberarse de un mecenas, que constituía la figura de alguien poderoso que protegía a los artistas adquiriendo o promoviendo sus obras.

“Handel fijó la norma y durante años presentó una ópera italiana tras otras. No había compositor que pudiera oponérsele mucho tiempo. Consiguió que la ópera italiana provocara verdadero furor y además ganó mucho dinero. El efecto fue abrumador”, escribe Schonberg.

Sebastián Wanumen Jiménez, musicólogo, etnomusicólogo y profesor de la Universidad del Norte, explica que Handel fue parte del mercado musical de la época. Le atribuye la construcción de su capital, principalmente, a su salario en la Corte y a sus conciertos de ópera, trabajo que realizaba de manera independiente.

“La mayoría de los músicos de la época vivían de tocar o componer en la Corte, era visto como un trabajo fijo, con número de semanas al año, un salario mensual y se negociaban términos como semanas libres o cuándo podía trabajar para alguien más, era como un contrato laboral”, explica.

En 1702, Handel fue organista de la Catedral Calvinista. Sin embargo, Schonberg cuenta que un año después el compositor viajó, atraído por el teatro, a Hamburgo, en donde estaban los más activos y famosos centros operísticos europeos. Poco después abandonó ese trabajó y se instaló en Inglaterra.

La reina Ana le otorgó una pensión anual de 200 libras y, tras su muerte y ascenso de Jorge I de Inglaterra como rey, la pensión se duplicó a 400 libras por año. Así comenzó a hacer música para facturar. "Handel comenzó su extensa serie de óperas y se comprometió tanto en el aspecto económico de la producción como en la parte creativa", detalla el crítico estadounidense.

El nacimiento de la industria del espectáculo

Para el siglo XVIII, un músico de la Corte era visto como un asalariado a nivel profesional. Wanumen detalla que los maestros de capilla y compositores de la Corte tenían un nivel parecido a lo que sería un ministro. “No tenían una connotación política, pero era un cargo muy relevante”, indica.

El profesor de la Universidad del Norte precisa que con la ópera se inicia la empresa del espectáculo. “Los grandes compositores de ópera amasaron mucho dinero. Fue el momento más importante para cimentar lo que hoy conocemos como el mundo del espectáculo”, resalta.

El mismo furor que hoy puede causar ir a ver una película en el cine, se sentía en las calles europeas cuando se presentaba una ópera. Al igual que en el cine, los compositores operísticos se basaban en libretos y seleccionaban los cantantes que interpretarían la obra, así como hoy es tan relevante el papel del actor y actriz en un filme.

“Handel no fue pionero en lograr acumular dinero con la composición de óperas. Es difícil pensar que era alguien extraordinario respecto a los demás en ese momento. La ópera ya llevaba unas buenas décadas circulando y era sumamente rentable. Sin embargo, sus obras fueron muy famosas y tuvieron mucho éxito, podría equivaler al concepto de taquillero que se usa para el cine hoy. Eran obras taquilleras, muy grandes y exitosas”, explica Wanumen.

Handel, un empresario

Schonberg resalta que Handel “no era un músico del arte por el arte”. Handel hacia música para facturar, llenaba teatros y viajaba a otros países llevando sus composiciones. Wanumen dice que de las más de 50 óperas que compuso, la mayoría tuvo un éxito gigantesco. Todas estaban basadas en textos italianos, como Siroe, rey de Persia. “Los cantantes protagonistas eran como los actores famosos, eran como el Brad Pitt de la época. Una particularidad que tenían los castratis, como se les llamaba, era que alcanzaban registros sopraninos, eran los rockstar de la época”, indica.

La suma de buenos libretos y cantantes, además de la composición, lograban que las presentaciones de Handel fuesen exitosas. Se convirtió en empresario musical, siendo el encargado de montar las óperas que componía y elegía quiénes serían los cantantes. “Muchos compositores lo hicieron porque era una forma de ahorrar el dinero que se le pagaba a un intermediario que montara el espectáculo. Por ejemplo, Mozart también lo hizo”, precisa Wanumen.

Aunque había otros compositores buenos en la época como Johann Sebastian Bach, contemporáneo con Handel, no todos desarrollaban las cualidades de un empresario. “Bach no tuvo mucho interés en la música operática; pero sí en la instrumental. De hecho, Bach sabía que Handel existía y fue a ver la música instrumental de Handel, pero las óperas no le interesaban. Bach tenía una posición alta, pero no le interesaba ser empresario. Tomaron caminos distintos", expresa el musicólogo.

Además, con las ganancias, Handel invirtió acciones en la Bolsa. El profesor de la Uninorte resalta que influyó el hecho de que Handel hubiese vivido en Inglaterra en el momento en el que se forja la Revolución Industrial. "Esto permitió una expansión del sistema capital y que hubiesen más familias burguesas; ya no solo se piensa en valores abstractos, se comienza a invertir en la Bolsa", explica.

Así, Handel aprendió a invertir en la bolsa de valores y fue aumentando su capital. Una de las acciones que se resaltan por lo cuestionable que hoy resulta, e incluso lo que representaba en países como Francia para la época, fue la inversión en bonos de trata de personas esclavizadas.

El crecimiento de la industria musical

Además de la industria del espectáculo, que tuvo su primer buen momento con la ópera, los viajes permitían la expansión y crecimiento de la música como industria. Wanumen resalta que viajaban compañías completas para mostrar sus obras y eso permitía que la música circulara en el mundo.

“Una de las grandes transformaciones del siglo XX fueron los festivales musicales en el mundo, ya que funcionan como puntos de encuentros y de intercambios culturales. Por ejemplo, en el XII Festival Internacional de Música de Cámara de la Uninorte vendrán músicos de diferentes países como Rusia, Irán, Estados Unidos y también colombianos, esto es importante para la industria. El himno nacional lo compuso uno de los cantantes que venía de gira a Latinoamérica y decidió quedarse más tiempo en este país”, anota el también etnomusicólogo.

Pero más allá de la música de cámara, la industria musical diversificada en los diferentes géneros existentes, ha logrado resurgir tras una caída durante el 2.000 con los cambios de consumo. En 2021 logró facturar US$25.900 millones.

Hoy parece más común ver a los músicos como las estrellas que son, acumulando patrimonios como los de las latinas Jennifer López, con US$400 millones, y Shakira, con US$300 millones , siendo de las cantantes más ricas en Latinoamérica, después de la cubana Gloria Estefan, que cuenta con un patrimonio neto de US$500 millones. Pero, en realidad, desde el siglo XVIII ya existían artistas que acumulaban riquezas a través del arte.