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ENTRETENIMIENTO

Hot Wheels, la historia del carro que no pasa de moda y enamora a niños y grandes

martes, 8 de enero de 2019
Foto: Daniel Acker/Bloomberg

El primer Hot Wheels fabricado por Mattel fue la replica de un Chevrolet Camaro

Expansión - Madrid

Detrás de muchos grandes éxitos hay una mujer. Y en algunos casos, dos. Ruth Handler era una, Barbie era la otra. La primera, presidenta de Mattel, la empresa juguetera fundada por su marido, Eliott Handler, y la persona a la que cabe achacarle la factura de la muñeca más exitosa de todos los tiempos. Los Handler tenían como reto dar con un equivalente para chicos (era 1966, juguetes con distinción de género) que alcanzara un éxito semejante al que habían logrado con Barbie. Y el caso es que sus nietos se entretenían largo rato por el suelo con unos coches...

Porque ésa es la verdad, los cochecitos de metal ya estaban inventados. Sin embargo, Handler dio con la clave al fijarse en un detalle no menor: eran muy estáticos. Ningún fabricante hasta ese momento en el mercado estadounidense parecía haberle prestado demasiada atención a las ruedas.

Los Handler, al frente de Mattel, haciendo piruetas en 1970

Raudo le pidió a Jack Ryan, jefe de desarrollo de Mattel y que provenía de la industria aeroespacial, que pensara cómo dar vida a aquellos automóviles. En apenas tres horas Handler tenía en la mesa de su despacho un prototipo construido con piezas desechadas de otros juguetes, incluidas las cuerdas de una guitarra. Ryan lo hizo correr por el escritorio y la épica que rodea a todos los alumbramientos de bestseller narra que uno de los allí presentes exclamó: "Oh my god, those are some hot wheels". Ya tenían hasta el nombre comercial.

Así narra el episodio Paul Biedrzycki, autor de Hot Wheels, volumen editado por Assouline que celebra el 50 aniversario de estos vehículos en miniatura que se lanzaron a la conquista del mercado en 1968 y que han circulado por suelos y alfombras de casi todos los hogares, e incluso han quedado aparcados en la cama de algún joven piloto que no veía momento de dar por finalizada la competencia.

Se venden más de 500 millones de unidades cada año, en parte porque son regalo fijo en los cargamentos expedidos desde Oriente o Laponia para felicidad de niños, y los que ya no lo son tanto. El propio Biedrzycki, periodista especializado en motor, cifra su parque móvil en alrededor de 500 y como él, muchos aficionados que empezaron la colección de niños y nunca han dejado de agrandarla. Curioso, si pensamos que la principal razón de su éxito fue que no estaban diseñados para acumular polvo en un expositor, sino todo lo contrario, para sentir la velocidad a escala, 1:64 concretamente.

El primero que salió de la factoría Mattel fue un Chevrolet Camaro (en mayo de 1968), al que se unieron un Corvette, un Mustang, un Pontiac y muchos otros carros de lujo. En aquella primera hornada que ha pasado a la historia de la marca bajo el sobrenombre de Original Sweet 16. Grandes clásicos americanos que se promocionaban entonces como "los 16 coches más famosos de su época".

En el 69 lanzaron 24 nuevos modelos, 36 más en el 70 y así, porque aunque con altibajos, la casi infinita gama de vehículos es uno de sus puntos fuertes, junto al diseño, el rendimiento y el precio, claro. Si en el 68 cada coche costaba un dólar, hoy el precio ronda los US$3,72 recomendados por el fabricante.

Con el tiempo se hicieron mejoras (por ejemplo en el proceso de impresión para que los colores fueran brillantes y los gráficos más realistas), se acumularon anécdotas (como aquella grúa que llegó a salir al mercado con el teléfono grabado de su diseñador Larry Wood), se crearon colecciones a mayor gloria de los personajes favoritos de los niños, el modelo apodado Darth Vader es el coche más vendido basado en un personaje de ficción, y se lanzaron líneas paralelas como los Hot Ones y complementos como las pistas de color naranja para hacerlos volar.

Por si faltaba algún elemento para acabar de definir el aura de este icono rodante que alcanzó su coche número mil millones en 1991, sepa que un Hot Wheels ha sido enviado al espacio y que Elon Musk tiene la culpa. ¿Recuerdan el Tesla que lanzó en el primer cohete puesto en órbita por SpaceX el pasado mes de febrero? Pues en el salpicadero llevaba una réplica del vehículo eléctrico fabricado por la firma juguetera. Y como suele suceder con todo lo que toca Musk, disparó su precio, llegándose a vender por US$100,7 en algunas plataformas de Internet. No es el único modelo deseado: en 2000 un Volkswagen Beach Bomb fue vendido por unos US$72.030.

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