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El Congreso, compuesto por los 211 miembros de la organización, designó a el país como adecuado para albergar la Copa del Mundo
Arabia Saudita fue confirmada como sede de la Copa Mundial de 2034, lo que marca el regreso del mayor espectáculo deportivo del mundo a la región del Golfo por segunda vez en apenas una década y en una elección que ya está plagada de controversias.
Para el príncipe heredero Mohammed bin Salman, puede ser la mayor victoria hasta el momento en su intento de utilizar el deporte como una forma de atraer turistas, generar influencia y mejorar la imagen del país.
“Esto es muy importante para MBS y el estado saudí. Podría decirse que es el punto culminante de su estrategia deportiva hasta el momento”, dijo Stanis Elsborg, director de Play the Game, un organismo de investigación con sede en Dinamarca sobre estándares éticos en el deporte. “Pero para MBS, no se trata solo de organizar un torneo”.
Arabia Saudita lleva ocho años aplicando una agenda de transformación multimillonaria destinada a liberar a su economía de su dependencia de los petrodólares. El plan incluye la creación de docenas de nuevas industrias, la modernización de la sociedad y la apertura a los visitantes.
El reino ha invertido mucho en el deporte como medio para promover esas iniciativas, tanto en el extranjero como en el país, y espera que eventos como la Copa del Mundo dinamicen a su población joven.
Pero la candidatura saudí para albergar el Mundial de 2034 ha sido polémica desde el principio. Grupos de defensa de los derechos humanos, entre ellos Amnistía Internacional, han expresado su preocupación por el uso de mano de obra explotada y un par de senadores estadounidenses pidieron que se rechazara la candidatura debido al pobre historial de derechos humanos de Arabia Saudí.
El reino quiere que el Mundial sirva para distraer la atención de esos problemas, según Elsborg.
“No ignoremos el lado oscuro: no se trata de amor por el deporte”, dijo. “Se trata de usar el deporte para distraer la atención de su terrible historial en materia de derechos humanos y para asegurar la legitimidad global”.
El gobierno de Arabia Saudita no respondió a una solicitud de comentarios.
Qatar, que en 2022 organizó el primer Mundial en Oriente Medio, recibió críticas similares por participar en el llamado lavado de imagen deportivo para desviar la atención de su historial en materia de derechos humanos. Sin embargo, el evento fue visto como un éxito deportivo, lo que elevó el perfil del pequeño país peninsular en el escenario mundial.
Arabia Saudita espera obtener mayores beneficios. MBS ha establecido una relación con el presidente de la Fifa, Gianni Infantino, quien desde hace tiempo ha promocionado al país como posible sede de la Copa Mundial. El gigante petrolero saudí Aramco se ha convertido en un patrocinador clave de los eventos de la Fifa.
Al final, Arabia Saudita fue el único candidato para ser anfitrión en 2034 después de que Australia se retirara, lo que significa que su selección estaba prácticamente asegurada antes de la decisión final de la Fifa el miércoles.
Los partidos del Mundial de 2034 se celebrarán en 15 estadios diferentes de cinco ciudades saudíes, entre ellas Riad y Yeda. Once de ellos serán completamente nuevos.
Las nuevas necesidades de construcción y gasto corren el riesgo de añadir presión a una economía que ya enfrenta años de déficit presupuestario, en parte debido a las inversiones en proyectos que ya están en marcha.
Arabia Saudita ha proyectado un déficit fiscal de alrededor de 2,8% del producto interno bruto este año y todos los años hasta 2027. No ha dado orientación sobre un retorno a territorio positivo y ha dicho que los déficits corrientes son la contrapartida de invertir en el crecimiento en el sector no petrolero.
“Un déficit diseñado en una región estable de entre 2% y 3% es bueno para invertir en los sectores económicos adecuados”, dijo el mes pasado Faisal Al-Ibrahim, ministro de Economía y Planificación.
El reino se ha convertido en un emisor frecuente de deuda soberana en un intento de cubrir la brecha y planea seguir endeudándose en 2025. El aumento de la actividad puede llevar la relación deuda/PIB de Arabia Saudita 35% para 2030, según Moody's. Esa cifra sigue siendo considerablemente inferior a la de muchos países.
“Tienen mucha capacidad para financiarlo”, dijo Justin Alexander, director de Khalij Economics y analista de la consultora GlobalSource Partners. “Puede haber momentos en que tengan que endeudarse un poco más o apretarse el cinturón en otros lugares para seguir adelante, pero es claramente una prioridad”.
Se espera que la construcción de la Copa Mundial se sume a los 1,3 billones de dólares en proyectos inmobiliarios y de infraestructura que ya se han anunciado en todo el país desde 2016. Arabia Saudita también planificará simultáneamente dos importantes campeonatos deportivos en los próximos cinco años y la Expo Mundial en 2030.
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Los trabajadores migrantes, el motor del auge de la construcción en Arabia Saudita, ya enfrentan abusos laborales generalizados, por lo que es “casi seguro” que el evento de 2034 estará plagado de violaciones de derechos, dijo Human Rights Watch.
Según informes de los medios y comentarios de funcionarios del gobierno, la carrera por construir suficientes estadios nuevos en Qatar en el período previo a 2022 condujo a atajos en materia de seguridad y a la muerte de cientos de trabajadores migrantes. Esa y muchas otras de las preocupaciones que rodearon la selección de la pequeña pero rica nación en gas natural se plantearán también en Arabia Saudita.
El evento en Qatar desató la ira de algunos propietarios de clubes, que dijeron que trasladar los partidos al invierno afectaría a las ligas nacionales. La actitud del país hacia la homosexualidad provocó críticas de activistas de derechos humanos y LGBT, que dijeron que la Copa Mundial no estaría abierta a todos los aficionados al deporte. La cerveza estaba prohibida en los estadios.
El torneo en sí culminó con la victoria de Argentina en penales sobre Francia, que según los expertos fue una de las mejores finales de la Copa del Mundo de la historia y selló la reputación de Lionel Messi como el mejor futbolista decisivo de su generación.
Las imágenes de Messi sosteniendo en alto el trofeo Jules Rimet, vestido con una tradicional capa árabe negra bisht, que el gobernante de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, le había puesto momentos antes, se volvieron virales y proporcionaron un impulso a la reputación y el poder blando del país.
Las llegadas de turistas a Qatar aumentaron 58% interanual en 2023 después de la Copa del Mundo y parecen encaminadas a alcanzar un récord en 2024. El príncipe Mohammed de Arabia Saudita puede estar soñando con el mismo destino.
El objetivo del reino para 2030 es recibir 150 millones de turistas al año, de los cuales 70 millones proceden del extranjero. El gobierno ha dicho que planea gastar casi un billón de dólares solo en la industria del turismo en la próxima década, en su esfuerzo por convertirse en uno de los lugares más visitados del mundo.
“Ganar la candidatura envía una señal clara: Arabia Saudita no solo está lista para estar en el escenario mundial, sino que está decidida a redefinir la narrativa turística de la región”, dijo Anita Mendiratta, asesora especial del secretario general de ONU Turismo.
Ser sede de la Copa Mundial puede ayudar a Arabia Saudita a atraer millones de nuevos visitantes y nuevas fuentes de ingresos, lo que contribuiría a la agenda de diversificación más amplia del país.
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