La industria vinícola entra a ser jugador de los objetos de lujo en el mercado bursátil

La creciente preocupación entre mercados no es un tema discreto ni lejano al manejo de macro y micro finanzas. En tiempos de crisis, guerra y una incipiente estanflación, los activos refugio son los primeros en tener fuertes sacudidas en su alza y los volátiles como el Bitcoin, la criptomoneda global, empiezan a tener caídas. Pese a este panorama, otra categoría de activos toma fuerza en el mercado de las inversiones.

Aunque no se garantice un enriquecimiento evidente ante las inversiones de las ediciones de vino limitado, este mercado ofrece una estabilidad y una escala de valoración con mayor peso que muchos otros activos en tiempos de crisis. Su valor, a través de su consumo y comercialización, se encuentra mediado por la ley de oferta y demanda.

El vino está hecho para ser consumido, por lo que es un activo ya de por si escaso que puede tener una retracción con el tiempo. Cada vez que se descorcha una botella de vino de edición limitada, se añade valor a las botellas que se conservan, haciendo un efecto multiplicador a cada porción ingerida. A esto, se le añade que el consumo del vino se ha aumentado.

En el mundo aumentó en 2021 por primera vez en los últimos cuatro años. Países como Estados Unidos, Francia e Italia impulsaron las cifras totales en 0,7% hasta llegar a 236 millones de hectolitros.

El índice por el cual se rigen las inversiones de vino de lujo es el Liv-ex 1000 y el Bordeaux Index. Durante la crisis económica de 2008, el S&P 500, índice Standard & Poor’s 500 (Standard & Poor’s 500 Index), también conocido como S&P 500, que es uno de los índices bursátiles más importantes de Estados Unidos y uno de los indicadores más demostrativos de la situación real del mercado, decayó 38,5%, mientras el Liv-ex 1000 tuvo un ligero decrecimiento de un 0,6%.

Asimismo, en marzo de 2020, durante la crisis de cadena de suministros y cierre masivo de puertos y mercados, el S&P 500 cayó 25% mientras Liv-ex 1000 solo 4%.

Lo que indica al vino como activo rentable y un ‘poco más’ estable que los demás. Lo dicho acá se hace en función de ‘diversificar’ el portafolio, ya que representa una entrada en ganancias (no mucha) pero si constante y no fluctuante. Almudena Alberca, Master of Wine, asegura que invertir en vino es una apuesta fiable. “Las inversiones en vino a lo largo de la historia parecen haberse convertido en un refugio, normalmente no se espera que produzcan ganancias astronómicas pero lo que se ha demostrado a lo largo de la historia es que es un complemento perfecto para la diversificación de inversiones, ya que el valor suele mantenerse estable y ofrece rentabilidades anuales del 10-15% en los últimos 20 años, incluso en años tan duros como 2020”, señala la enóloga. “Incluso mejor que otras inversiones como oro, plata o arte. Los efectos macroeconómicos impactan, pero lo hacen en menor medida”.

Índices como el “Object of Desire Index” del banco privado Coutts o el “Knight Frank Luxury Investment Index (Kflii)” rastrean el rendimiento de las clases de activos alternativos más importantes, lo que facilita su comparación con índices bursátiles o de materias primas. A esto también se hace mención los artículos coleccionables de lujo, como una carta de una edición de tarjetas de colección de Baseball, que se avalúan hasta por US$4 millones, o ediciones limitadas de relojes antiguos (y modernos, como Rolex. u Omega).

Los objetos de colección pueden definirse como artículos que valen más ahora que cuando se vendieron originalmente. El arte, las antigüedades, los sellos, los libros, son comunes entre objetos de colección. Al caso, por ejemplo, el ultra raro «Conejo», una escultura de acero inoxidable creada en 1986 por el artista Jeff Koons, que se vendió en una subasta por un récord de US$91,1 millones en mayo de 2019, según reportes.