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Si bien la pandemia dejó a la mayoría confinados en sus hogares, también inspiró a varias personas a mudarse a otro país
La familia de Laurie Beijen había querido mudarse de San Francisco a España durante un año. Su esposo había podido hacerlo dos veces cuando era niño, gracias a los sabáticos que tomó su padre profesor, y quería que sus hijos tuvieran una experiencia formativa similar.
Ahora viven en un pequeño pueblo a las afueras de Valencia, en el sureste de España. La casa de campo modernizada que alquiló la familia está rodeada de naranjos y aguacates; los fines de semana visitan playas y castillos cercanos. Los niños asisten a una escuela británica privada cercana, en persona, cinco días a la semana. “Hasta ahora todo va bien”, dijo Beijen.
El Departamento de Estado estima que unos 9 millones de ciudadanos estadounidenses viven fuera del país. Cuando el covid-19 cerró las fronteras y provocó restricciones en todo el mundo, miles de ellos regresaron a casa, incluso diplomáticos, ya que unos 6.000 fueron evacuados con sus familias. Pero otros estadounidenses se están oponiendo a la tendencia, dejando los EE. UU.
Para vivir en el extranjero durante unos meses o indefinidamente. Varios hoteles y complejos turísticos han aprovechado el atractivo de las estadías prolongadas, ofreciendo descuentos y mejoras para reservas de más de 14 días o un mes.
La compañía de viajes de lujo Embark Beyond lanzó un programa que ofrece descuentos y comodidades como servicio de lavandería ilimitado para estadías en resorts y villas de más de un mes. “Tenemos clientes que se quedan varios meses en lugares como Irlanda” dijo Jack Ezon, fundador de Embark Beyond. Y varios países ofrecen ofertas especiales, programas de visas optimizados que permiten a los extranjeros trabajar legalmente durante varios meses o un año.
Estos expatriados pandémicos están motivados por una variedad de factores. Algunos quieren dar sentido a estos tiempos sombríos, o aprovechar la oportunidad que ofrece el trabajo a distancia para aprender a vivir en el extranjero.
La oportunidad de darles a los niños una vida más normal después de meses de confinamiento también juega un papel importante. Eso es lo que atrajo a Sugath Warnakulasuriya, un consultor de 55 años que vive con su esposa e hijo en Pasadena, California, donde las escuelas han estado cerradas desde marzo.
Puede ser difícil adaptarse a un nuevo lugar, hacer conexiones, superar las barreras del idioma y encontrar una comunidad. Podría ser exponencialmente más difícil dadas las restricciones y la cobertura de la pandemia.
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