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La propia Uefa considera esa posibilidad pese a la guerra que vive ese país, aún así hay retos millonarios que tendría que cumplir
En pleno conflicto con Rusia, pensar en un Mundial de fútbol en Ucrania parece imposible, pero ante los ojos de la Uefa esta sería una oportunidad perfecta de dar un mensaje de paz. Si para un país en condiciones normales organizar una competición de este calibre es complicado, los retos para esta nación europea son aún mayores. A su favor tendría la posibilidad de unirse a España y Portugal en su candidatura para el torneo de 2030, en el que competirán seguramente con Argentina, Chile y Uruguay, que quieren celebrar el centenario del Mundial.
Por eso, Ucrania tiene ocho años para estabilizar su infraestructura, demografía, economía y seguridad antes de invertir en un mega evento deportivo.
Oficialmente, la invasión de Rusia a Ucrania inició en febrero del 2022, pero antes de esto, los problemas geoestratégicos en la región mantuvieron encendidas las alarmas. Los ideales de un Mundial como vehículo de paz, diplomacia deportiva y “el sueño de las personas que sobrevivieron a los horrores de la guerra”, como expresó el presidente de la Federación de Futbol de Ucrania, Andriy Pavelko; es una ilusión.
“Antes de pensar en un Mundial de Futbol, en términos amplios hay tres factores importantes que se tienen que observar ante la recuperación de una guerra: primero la reconstrucción de la infraestructura civil, como carreteras, caminos, puentes, telecomunicaciones, edificios y la inversión que se requiere para ello. La segunda, son los picos demográficos antes y después de la guerra, sobre todo por el fenómeno migratorio de las personas y de las bajas del conflicto. El tercer factor es reestructurar las relaciones de mercado, las comerciales, todos los medios de reproducción de capital de la economía política estatal. Para que un Mundial fluya se necesita un nivel aceptable de control y orden, que se pierde en un estado de guerra”, explicó a El Economista, Federico Saracho López, especialista en Geopolítica de la Unam.
Por ejemplo, para organizar el Mundial de 2022, Catar desembolsó más de US$220.000 millones, lo máximo que una nación ha gastado en la competición, siendo esto casi 20 veces lo que invirtió Rusia para el de 2018, US$14.000 millones. Brasil, por su parte, gastó US$11.200 millones para el de 2014.
De acuerdo a la información, hasta el momento, la Uefa ve con buenos ojos la candidatura, con el fin de que la Copa del Mundo se lleve a cabo únicamente en Europa.
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