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Antes las críticas por la emisión de CO2 en jets privados, estos serán más caros al enfocarse en el uso de combustibles sostenibles
Los aviones privados han sido durante mucho tiempo un pararrayos para los manifestantes contra el cambio climático, que los tachan de juguetes contaminantes de los que disfruta un pequeño grupo de viajeros ultraprivilegiados. Para la empresa responsable del popular modelo Dassault Falcon, prohibir los aviones no resolverá el problema, pero hacerlos funcionar con combustible alternativo podría ayudar a reducir las emisiones.
Una de las ventajas de que los aviones privados funcionen con el llamado combustible de aviación sostenible es que los ocupantes tienen los medios para pagarlo, dado que la escasez del llamado SAF ha hecho que el combustible sea bastante más caro que el queroseno estándar, que además podría estar más gravado.
"Los clientes están dispuestos a pagar un poco más por un queroseno que vaya en la buena dirección y les permita seguir utilizando estos aviones", declaró el miércoles Eric Trappier, Consejero Delegado de Dassault Aviation SA, en una sesión informativa en París. "No se trata de jets de lujo, sino de jets de negocios que permiten a las grandes empresas operar mejor y desarrollar mejor sus negocios".
Los grupos ecologistas señalan cada vez más con el dedo a los aviones privados que transportan a ejecutivos de empresas y a unos pocos ricos. Según un estudio realizado por la consultora medioambiental holandesa CE Delft y encargado por Greenpeace en marzo, el número de vuelos en aviones privados aumentó un 64% el año pasado, lo que casi duplicó las emisiones de CO2.
Trappier dijo que los pasajeros corporativos representan el 80% del uso de aviones privados de Dassault Aviation, que él prefiere llamar "aviones de negocios". Los funcionarios públicos representan otro 10%, y sólo un 10% de los aviones son utilizados por ciudadanos particulares.
El uso de aviones privados se convirtió en un tema candente en Francia el año pasado, con algunos políticos proponiendo una prohibición total. Incluso LVMH, la empresa de artículos de lujo de Bernard Arnault, se vio obligada a vender su jet privado para evitar la atención no deseada de Twitter.
"En Francia siempre se tiende a prohibir", afirma Trappier. "Cuando veo a mis homólogos estadounidenses les hace sonreír. En EE.UU. la gente cree más bien en los incentivos y en la innovación".
El año pasado, Dassault Aviation registró pedidos de 64 de sus jets ejecutivos Falcon, frente a los 51 del año anterior. Dassault presentó su modelo más grande, rápido y de mayor autonomía en 2021, el Falcon 10X, que se espera esté listo para los clientes en 2025. La empresa compite con Bombardier Inc. y la unidad Gulfstream de General Dynamics Corp.
"Quizá haya algo menos de vuelos con combustibles sostenibles, pero no tienen alternativa si quieren seguir viendo a sus clientes cara a cara", dijo Trappier. "Sigue habiendo necesidad. No se cruzará el Atlántico en tren".
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