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La exclusividad, como en las marcas de lujo, es el concepto que la chef le quiere dar a su pequeño restaurante en Tokio, en donde solo atiende, a máximo, seis personas
La historia detrás de Natsuko Shoji, la primera mujer en ganar el premio a la mejor chef de Asia en 2022, abre un espacio para entender cómo luchar contra la corriente, a veces, puede resultar una gran hazaña y no siempre se debe aceptar el “si del cielo te caen limones, aprende hacer limonada”.
Tras la muerte de su padre, Natsuko quedaría a cargo de su familia. Cansada de una cultura machista que la rechazaba como chef, se motivó a pedir un prestamo de US$25.000 para abrir su primera pastelería.
“Luché contra una cultura. En donde no hay respeto de los hombres hacia las mujeres, y menos en la cocina, además tuve un padre que sufrió de alcoholismo y a veces era violento”, dijo Shoji.
Con la apertura en 2014 de su pastelería, Été, en el centro de Tokio, Shoji empezó a mostrarle al mundo sus habilidades y capacidades en la cocina asiática y francesa.
“La cocina francesa es una de las más rápidas y con la que más conexión tenemos, además esto me permitiría darle un toque diferente a la comida japonesa”, apuntó Shoji.
Haciendo postres, la chef fue construyendo el reconocido restaurante que es hoy. Nunca se imaginó que años más tarde estos postres serían apetecidos por grandes marcas de lujo como Louis Vuitton y Chanel, quienes mandarían a hacer sus propios postres exclusivos.
“Siento un amor por la moda desde que era pequeña, veía las pasarelas en televisión y me olvidaba del mundo. Y eso quiero hacer proyectar con mis platos, que los comensales se olviden de todo cuando están frente a ellos, y sientan que están probando algo exclusivo”, Shoji.
Así fue como en 2020 se ganó su primer premio, como la mejor pastelera de Asia. Sin embargo, como un condimento mal puesto, los problemas culturales la seguían invadiendo. “Los otros chefs aún no me reconocían y solo me veían como una ‘pastelera más’”.
Posterior a eso pudo pasar a convertir su pastelería en un restaurante, el cual hoy en día está entre los 50 mejores restaurantes de Asia según ‘Asia’s 50 Best Restaurants’. Este restaurante solo está abierto para atender a seis personas por turno para mantener la idea de la exclusividad. Con un menú de ocho pasos que se puede acompañar con el maridaje deseado por el comensal, el precio oscila entre los US$350 a US$540.
Además, solo abren sus puertas cuando está la chef, por lo que podría tener el placer de probar uno de sus platos hechos por ella misma. “Mi intención no es hacer grandes cantidades de dinero, yo quiero crear un concepto de lujo, limitado, por eso solo atendemos de a seis personas”.
A pesar de haber construido su restaurante soñado, aún enfrentaba problemas culturales que el obstaculizaban su camino, entre ellos, la falta de trabajadores, pues según ella, nadie quería que su jefe fuera una mujer.
Ante esto, la chef decidió educar a jóvenes chefs del colegio en el que ella estudió para enseñarles su experiencia y demostrarles que sí se pueden vencer las barreras y resaltar en esta industria. Hoy en día, Shoji tiene un equipo estudiado que la apoya y viaja con ella por el mundo para dar a conocer este proyecto de vida.
Otro de los pilares de Été es el apoyo hacia la comida local. “Le compro únicamente a los productores locales de Japón, bien sean productos muy difíciles de conseguir o que abunden en la zona. Esto con el fin de apoyar la economía local”, dijo.
Gracias a sus proyectos y metas claras, Shoji logró llevarse el premio a la mejor chef de Asia, ahora, quiere ser la mejor del mundo con su negocio pequeño demostrando que no importa la cantidad para ser la mejor del mundo. Hasta el momento la chef no tiene planes de expansión hacia otros países.
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