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LITERATURA

"No habría escrito sobre la violencia si no hubiese sido porque ella se metió en mi casa"

martes, 9 de marzo de 2021

Héctor Abad, autor de ‘El olvido que seremos’, libro que llegó al cine y recibió un Goya, recordó por qué aún no se podrá ver la cinta

Héctor Abad Faciolince estaba convencido de que la película ‘El olvido que seremos’ no iba a ganar el primer Goya para Colombia como ‘Mejor película iberoamericana’. Días antes de la premiación, se rumoraba que el galardón sería para la chilena ‘El agente topo’. De hecho, mientras en España se transmitió la ceremonia, él estaba en su casa, cocinando, sin prestar mayor atención.

Pero la cinta que se basa en su novela de 2005 del mismo nombre, y es la catarsis más conmovedora para recordar a su papá, el asesinado médico y defensor de derechos humanos, Héctor Abad Gómez, por estos días vuelve a ser noticia.

El escritor recordó que ahora la película puede servir para enviar el mensaje de lo positivo que es invertir en la producción de cine nacional; y que además, pese al mal momento en el que la pandemia tiene al arte, confía en que una vez haya inmunidad de rebaño en Colombia, en los cines se pueda proyectar la producción dirigida por el español Fernando Trueba, y adaptada por el guionista David Trueba.

¿El libro es una forma de contar lo que es y fue la violencia?
La violencia nunca me ha interesado como tema, nunca hubiera escrito sobre la violencia si no hubiese sido porque se me metió en la casa, la experimenté alrededor, de muchas maneras cercanas, y casi íntimas como el caso de mi papá. La violencia como tema me repugna, pero es inevitable si pasa tan cerca, así que se debe entrar a ocuparse de ella, a tratar de entenderla. Entonces no es un tema escogido por vendedor, sino es porque no pude hacerlo de otra manera.

https://twitter.com/PremiosGoya/status/1368331844094164994

¿No pensó en que una película de este tipo iba a ser complicada para el colombiano que no ve cine nacional?
En todo caso este año ha sido fatídico para el cine colombiano y para todos. Lo que me gusta del premio es que demuestra a la gente que puede invertir en cine, a los que ponen la plata, al Gobierno, a los entes públicos, que el apoyo al talento nacional es muy importante. La película se terminó en febrero del año pasado, iba a salir en marzo y empezó la pandemia, estuvo lista en el momento más inoportuno, fue seleccionada para Cannes pero no pudo ir porque lo cancelaron. Gana el Goya pero no se puede mostrar. A pesar de la crisis puede haber gran cine colombiano. Luis Alberto Álvarez decía que en los 80 el cine local no existía, pero gracias a programas oficiales de apoyo a la cinematografía se ha desarrollado muchísimo. Ese es el camino, más y mejores películas que se hagan, sin decirle con nacionalismos a las personas que las vean.

Es una película que no se ha estrenado, solo se vio en algunos autocines; ¿y aunque es claro el papel de la salud pública en el tema, el premio no es un impulso para llevarla ya a las salas?
Es un contrasentido que una película que defiende la salud y la educación, se lleve a unos cines para que las personas se contagien mientras se habla de salud pública. Los productores no quieren que sea para plataformas, sino para una pantalla grande, fue una inversión alta en cámaras, colores, sonidos, todo se hizo con mucho amor y cuidado. Esta gente quiere verdaderamente el cine, quienes lo estiman saben que no es lo mismo en una pantalla de teléfono o TV, que en una sala con celulares apagados y a oscuras. Cuando haya inmunidad de rebaño, cuando la vacuna esté funcionando la película puede llegar a ser una celebración de la buena medicina y la salud pública.

¿Qué cree que gustó tanto en los Goya y Cannes?
No sé la verdad. Lo que me habían dicho es que en Europa como en EE.UU. no gustaban historias de Latinoamérica que no fueran manifestaciones permanentes de la miseria, de la violencia, del conflicto. Como siempre, de lo más duro, o de la mayor manifestación de la maldad de Colombia pero en general de la región. Entonces decían que esto no estaba de moda, que era difícil darle un premio a un personaje normal, clase media. Su vida era más bien tranquila bonita y ejemplar. Entonces esas aves de mal agüero estaban equivocadas y pudo haber influido mucho aunque fue filmada antes de pandemia, (a mediados de 2019), que está muy presente la figura de un médico que lucha por la salud.

¿Qué otros libros así deberían tener espacio en el cine?
Se hizo una película buena con ‘Perder es cuestión de método’, una violencia que se origina con una novela de Santiago Gamboa, y una buena serie en la que la violencia se reflejaba en ‘La mala hora’, de García Márquez. Me gustaría mucho de los libros míos que se llevara ‘Angosta’, porque a pesar de ser una obra más de imaginación, que realista, puede ser una metáfora de la segregación racial no solo en nuestros países sino en el mundo entero, la división de los seres humanos. Sueño con que un guionista lo pueda desarrollar.

Una vez en los Goya dijeron que habían más directores que guionistas, ¿qué espera usted de esos nuevos escritores?
Yo creo en la autoeducación, el ser autodidacta, y leer guiones, cada vez se publican más, se pueden leer más online, es importante para ver cómo lo hacen otros. Se debe ver mucho cine, y tratar de encontrar lo que no muestran las palabras sino imágenes, lo que la música subraya, y eso es el oficio de autodidacta: lectura y ver cine.

LOS CONTRASTES

  • Dago GarcíaProductor y director de cine

    “Detrás de ‘El olvido’ está un trabajo diferente a las películas que se han hecho en Colombia, es algo nuevo, además de la inversión que necesitó y el tiempo para dedicarle”.

Usted ha dicho no temerle a la muerte, ¿pero nunca le preocupó ser otro mártir de la violencia de aquí?
Ese susto me daba mucho, por eso salí corriendo como un conejo y un cobarde a finales de 1987, cuando hablé en un acto para el Comité de Derechos Humanos, eso fue en octubre, y en diciembre ya habían matado a dos de los que estaban ahí. Luego, al año siguiente otro murió, y yo era el cuarto, por eso me fui. Mi miedo no era por mí, obvio no quería que me mataran, sino que tenía una niña de un año, sentía que tenía que ser padre hasta que se valiera por sí misma. En todo caso no soy escritor comprometido como mi papá, no soy activista, soy mucho menos comprometido con la realidad colombiana, mi papá no me educó como político sino para ser una persona distinta. Le temo al sufrimiento, pero no a la muerte porque con ella cesa todo.

Alguien me comentó que si nos vamos a la base de 'El olvido', estamos en un nuevo género de obras que construyen los hijos a sus padres, ¿lo ve así en cine y literatura?
Eso es importante. Pero nunca pensé en eso, lo de mi papá ocurrió en el 87, me demoré 20 años, publiqué en 2005, no sé si eso estaba en una tendencia o no; hay cierta tradición de libros sobre padres, pero casi todos de padres muy duros y de padres muy malos. El mío era muy bueno, han salido otras novelas de padres en España, América Latina, no sé si será una moda o escuela, lo cierto es que las relaciones familiares, las que son entre hermanos, pese a que a mediados del siglo pasado se pensaba que la familia se iba disolver, las relaciones familiares siguen siendo fundamentales para todos los seres humanos, es normal que hay estilos y películas que ocupen eso.

Entiendo que su participación en el guion, (incluso estuvo casi dos meses en su correo sin abrirlo por temor a que no le gustara), fue la de revisión, y le hizo ajustes como el español que se habla en Colombia al de España. ¿Pero no ha pensado en ese mundo de los guiones?
Meterme en el mundo de hacer guiones no, zapatero a sus zapatos, hay quienes son buenos para hacer guiones y libros como David Trueba, como Jorge Franco, pero tuve una experiencia temprana con Luis Alberto Álvarez (también director), que me propuso en 1995 que le hiciera un guion de una idea de película que tenía. Lo empecé y me dijo “esto no es cine, es literatura, quédate en lo tuyo que no son las imágenes”, el cine me interesa, me gusta mucho, pero lo que los padres no pueden hacer lo toman los hijos. Mi abuelo hubiera querido ser médico, mi papá fue médico, a mi papá le habría gustado ser escritor y yo los soy. Y el cineasta que no fui, lo hace mi hija, le toca a ella el oficio que su padre no fue capaz de hacer.

Ya que la menciona a ella, ¿qué diferencias destaca entre el documental que Daniela hizo (Carta a una sombre) también basado en el libro, y ahora en la película?
Son dos géneros diferentes. El documental hace todo lo que puede con el material que hay, tiene la belleza de personajes reales, las voces, pero naturalmente, no puede mostrarlo todo, no puede imaginar o inventarse imágenes que no sean las reales. La ficción permite alejarse de la misma realidad, permite reconstruir cosas que muy pocos vieron. Y hacerlas con el auxilio de imágenes o suposiciones, condensándola en un tiempo o escenas. Esa libertad que tiene la ficción permite ir más allá y mostrar lo que no puede otro.

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