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Mercy Parra, una abogada con experiencia en salud, busca innovar en un sector con competidores que no siempre respetan la ley
Alcanzar un balance entre verse bien y sentirse bien es uno de los retos que enfrentan los colombianos, en un momento en el que los desafíos laborales se han multiplicado. Y allí los spas están jugando un papel clave, ofreciendo nuevas técnicas, productos y experiencias, como el uso de vino, chocolate, esencias e incluso oro en mascarillas o masajes, para brindar relajación a los usuario.
Sin embargo, así como hay establecimientos que hacen bien su trabajo, hay otros que incumplen los protocolos, según Mercy Parra, socia de Spacio Vivo, un spa que busca marcar la diferencia en un mercado saturado.
¿Cómo termina una abogada en este negocio?
Spacio Vivo lo adquirí antes de la pandemia y lo terminé de arreglar y adecuar pocos días antes de la cuarentena, lo cual fue complejo. Soy abogada y junto con una colega, socia y buena amiga -ambas hemos trabajado en el sector salud la mayor parte de nuestra vida laboral- vimos que las cosas no se hacen bien en el sector cuando éramos funcionarias. Incluso, sancionamos a los que no las hacían bien…siempre decíamos: qué chévere poder tener un establecimiento que cumpla con todos los protocolos.
¿Qué problemas veían en el sector?
Cosas trágicas, cosas terribles. Por eso, nacemos como un proyecto que tiene varios componentes en la filosofía. En primer lugar, el cuidado de las personas. Nunca las tratamos como un prototipo y les decimos: tranquila, yo te voy a dejar: 90-60-90. Tranquilo, que te voy a marcar el abdomen…eso no sucede. Lo que sucede con estas malas prácticas es que, al final, ofrecen expectativas o generan expectativas en los usuarios que no van a obtener, se van a enfermar en su proceso y poner en riesgo su salud física y mental. Empiezan a verse frustrados al no ver los resultados, eso es un componente vital, que las personas queden satisfechas en cada proceso.
Todos tenemos una estructura ósea distinta, es imposible que obtengamos los mismos resultados, ni siquiera a través de procesos invasivos como una cirugía estética…A muchas personas les hacen una cirugía y creen que van a quedar como la modelo de una revista.
¿Cuál es el segundo?
Nosotros no queremos funcionar como estética. Allí se usan procedimientos y hasta tecnología cuando no es conveniente. Nuestra decisión fue complementar el servicio como consultorio médico. Entonces, dentro de la estructura funcional de la organización tenemos un médico que tiene habilitado su consultorio médico, que ejerce legalmente su profesión y es un médico especializado en procedimientos estéticos. Eso hace que cuando una persona entra a Spacio Vivo y va enfocada a un procedimiento de reducción o moldeamiento o depilación definitiva, un médico lo ve, evalúa e indaga por sus preexistencias, sus patologías y su condición general de salud. Nosotros respetamos las competencias que tienen los profesionales.
¿Tienen una línea de atención emocional?
Este año, que retomamos con más fuerza, estoy en negociaciones con una línea de psicología con una psiquiatra y una psicóloga con las que vamos a estructurar un convenio. Eso es una prioridad para nosotros, pero aún estamos en negociaciones. Esto hay que saberlo manejar y hacerlo bien para no incrementar los costos de los procedimientos, aunque sí está dentro de nuestro plan.
¿Y cuál es el tercer punto?
Estamos implementando servicios encaminados a relajar, pero también a relajar el estrés y aliviar problemas de salud de la gente por temas laborales…Lo que hacemos durante la sesión de relajación son maniobras que ayudan a aliviar ese componente. Cuando descubrimos otros problemas, lo que hacemos inmediatamente es informarle al paciente para que asuma un tratamiento médico. Si hay algo crónico debe acudir al especialista en la materia.
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