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Los trabajos de Botero se popularizaron no solo por los dibujos o sus acuarelas, sino también por esculturas Sotheby’s y Christie’s
Fernando Botero no trabajaba el óleo desde hace más de dos años, pero aún así estaba casi que todos los días, según su familia, pendiente de su taller personal. Pero sus áreas de trabajo han estado en varios países, y por eso los estudios con aroma a trementina fueron la base para obras que lograron millones de dólares entre coleccionistas de todo el mundo.
Casas de subastas como Sotheby’s y Christie’s han superado en varias ocasiones el millón de dólares por las obras más codiciadas del “boterismo”, como ha sido denominado su apropiación del estilo figurativo. A lo largo de los años, los ‘gordos’ de Botero siguen siendo reconocidos por niños y adultos en gran parte del mundo, en parte gracias a las giras del artista colombiano y al gran recibimiento de los críticos internacionales.
El Banco de la República registró en sus inventarios que las 123 obras de Botero que componen la colección protegida, se caracterizan por pertenecer a un periodo artístico que va desde la década de los setenta hasta finales de los noventa, donde el artista evidencia que su estilo volumétrico y monumental se encuentra completamente consolidado.
Los curadores del Banco de la República explicaron que "se observa la variedad de temas que ha abordado en su trayectoria, como por ejemplo la familia latinoamericana en las obras Una familia (1989), Maternidad (s.f) y Hombre, mujer y niño (s.f), la religión católica en pinturas como Caminando cerca al río (1989), Madre superiora (1996), y las esculturas Adán (s.f) y Eva (s.f) y la violencia en las pinturas Guerrilla de Eliseo Velásquez (1988) o Manuel Marulanda "Tiro Fijo" (1999). También están presentes obras que relatan su vida familiar y personal como Hombre a caballo (1994), Retrato de mi madre (1990) y Pedrito (1997), además de sus acostumbradas naturalezas muertas y sus homenajes a grandes artistas de la historia del arte occidental, a través de las pinturas Monalisa (1978), El estudio (1990) y Maribárbola (1984)".
Una escultura en bronce, de 72 centímetros de alto con 40 cm de ancho. Una modesta pieza de fundición en bronce que en 2022 marcó un récord al registrar una venta de martillo en Nueva York por US$4,3 millones.
Se trata de una pieza que rinde homenaje al caballo que para Botero era "ese gran amigo del hombre", de hecho una escala de la escultura se repite en la Plaza Botero de Medellín y hace parte de los seis trabajos que dejó en la colección del Banco de la República con dibujos de Hombre a Caballo en sombras.
Curiosamente son dos piezas que se hicieron por separado pero los coleccionistas las juntaron y le pusieron un valor en conjunto.
La escultura más cara de Botero fue vendida en 2018, subastada por la casa británica Bonhams por US$2,9 millones luego del fallecimiento del millonario saudí Walid Juffali, quien la atesoraba entre su colección de arte. Se trata de 'Adán y Eva', una versión más reciente (2003) de la obra de 1999, que fue vendida por US$2,6 millones en 2014.
En mayo de 2006, sus pinturas ‘Los músicos’ (1979) y ‘Los cuatro músicos’ (1984) fueron subastadas por US$2,1 millones, siendo estos los Boteros sobre lienzo más costosos hasta el momento.
Esta obra es de gran importancia para los amantes y conocedores del arte, pues la de 1979 fue la portada del catálogo de la primera exposición retrospectiva que llevó a cabo el colombiano en Estados Unidos, en el Hirshhorn Museum de Washington.
Cinco años más tarde, en 2011, el cuadro ‘Una Familia’ se vendió por casi US$1,4 millones durante una subasta de arte latinoamericano realizada por la casa Sotheby's.
Se trata de una Acuarela sobre papel de 103 centímetros de alto por 109 de ancho. Hizo parte en su momento de la primera colección de Botero en Bogotá.
Ese evento, que incluyó también obras de los mexicanos Frida Kahlo, Diego Rivera y Rufino Tamayo, marcó el récord de ventas de arte latinoamericano para Sotheby's durante una subasta nocturna, llegando a los US$21,6 millones. La cifra más alta se había obtenido en mayo del 2008, cuando la casa de subastas facturó un poco más de US$21 millones en total.
‘Una familia’, pintado en 1972, muestra a un padre, una madre y sus tres hijos posando ante un colorido paisaje de árboles, en lo que parece ser el campo. Los personajes tienen la silueta redonda que ha caracterizado las obras del colombiano durante décadas. El cuadro había sido valorado hasta por US$1,5 millones.
En 2021, la obra ‘Mujer con Guitarra’, pintada en 1988, fue vendida en París por US$1 millón, casi duplicando su valor estimado de hasta US$750.000. Esta pintura integra la colección L’art a fleur de peau, o El arte a flor de piel, de la casa de subastas Christie’s.
Así como lo indica su nombre, en la pintura aparece una mujer voluptuosa junto a una guitarra. Esta tiene dimensiones de 183 centímetros de alto y 130 de largo y es una apología al periodo posguerra en Europa.
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