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La maison lleva años embarcada en un proceso de recuperación de sus creaciones del pasado
Hay que tener mucho arte para convertir una simple piedra en un fantástico reloj. Así nos lo demuestra Cartier con su Pebble-Shaped Watch, más conocido entre los aficionados con el nombre más sencillo de Pebble (guijarro, en inglés).
La maison lleva años embarcada en un proceso de recuperación de sus creaciones del pasado. Una estrategia acorde con el renovado interés por las piezas vintage y que, de paso, nos permite disfrutar de su enorme patrimonio histórico. A diferencia de los nombres tradicionales de la relojería suiza, más centrados en el desarrollo de complicaciones, Cartier siempre ha apostado por la estética como gran reclamo de sus relojes, siempre apoyados en la originalidad y gen artístico de sus creadores.
Como decimos, es un legado inmenso. En él encontramos los grandes iconos de la casa, como el Tank, el Santos o el Pasha; pero también magníficos tesoros ocultos, hasta ahora solo conocidos por los seguidores más expertos de Cartier, y que la firma ha decidido reeditar de manera excepcional en series de muy escasas unidades. Así lo hicieron el año pasado con el Tank Cintrée y el Pasha Full Calendar Moon Phases. Ahora llega el turno de este fantástico Pebble.
Fiel al modelo original
La singularidad de este modelo también concierne a su origen. El reloj no fue creado en los talleres parisinos de la casa, sino en el efervescente Londres de principios de los años 70. Desde que abrió sus puertas en New Bond Street en 1909, la sede de Cartier en la capital británica demostró ser mucho más que una simple boutique. De ella salieron algunas de sus más interesantes creaciones, con el Crash como pieza más celebrada. Menos conocido es este Pebble, quizás porque de su versión de mayor tamaño apenas se llegaron a fabricar seis piezas, la primera de ellas en 1972.
Esta reedición respeta fielmente las características del original, comenzando con el diámetro de su caja de oro amarillo, de apenas 36 mm. Importa menos el tamaño (bastante adecuado incluso para una muñeca masculina) que el provocador contraste entre su forma circular con el perfecto cuadrado dibujado por la esfera. En cuanto a este último componente, se ha querido mantener su espíritu vintage aplicando un color "cáscara de huevo". No faltan los característicos números romanos de los índices ni el cabujón de zafiro que remata su corona.
Los únicos cambios realizados responden a estrictos criterios de mejora técnica, como la incorporación del nuevo calibre manufactura 430 MC de carga manual o la sustitución del cristal de plexiglás del original por el actual de zafiro. El carácter excepcional del Pebble queda reflejado en su escasa producción. El reloj sale en edición limitada de 150 piezas para todo el mundo con un precio de 48.400 euros (US$51.300)
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