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Escuchar algún artista en este formato ya no es solo para coleccionistas. Hasta Balvin busca salir a la venta en acetato, pero los precios son muy altos
Si usted es de los que quiere escuchar el próximo álbum de algún artista en vinilo, debe tener en cuenta que se trata de un hobby costoso y casi de lujo.
Su popularidad crece cada año y tener el álbum de algún artista listo para poner en una tornamesa (o tocadiscos como más se le conoce) ya dejó de ser exclusivo de los seguidores de sonidos de los 70 y 80; al contrario, hoy en día, la moda del acetato llevó a que colombianos como Balvin, Yatra e incluso Greeicy Rendón lancen sus trabajos de esta forma.
Mientras el disco en vinilo era un formato que a nivel global movía US$98 millones en 2010, la tendencia de poner un acetato en la tornamesa llevó a que en 2020 la cifra subiera a US$626 millones, e incluso la proyección de 2021 es superar la cifra de US$680 millones, según la Recording Industry Association of America (Riia).
Pero esa cifra que alcanzarían las ventas en vinilo aunque crecen, solo son poco más de 3% del total de lo que mueve la industria de la música, que en 2020 logró US$21.600 millones a luz del último reporte de la Ifpi.
El vinilo encanta porque es un escape a la reproducción normal del streaming, une mucho más al fanático con el artista, si tiene un buen sistema de audio su sonido es mejor que el de cualquier celular con Spotify, y además en su poder queda un formato físico de 30 x 30 centímetros.
Ese encanto lo están sintiendo más personas, por eso los precios de la música de este tipo están en máximos de 50 años. Por ejemplo, comprar The Dark Side of the Moon de Pink Floyd costaba en promedio entre US$10 y US$15 en los años 70; hoy, una copia de época ronda los US$40 y hasta US$50, o una prensada en 2020, está en US$30.
La Riia calcula que para un estadounidense comprar discos en vinilo es tres veces más costoso que hace medio siglo o 30 años. Y si eso es en la Unión Americana, al comprador latino la factura le sale igual o más cara. Para no ir más allá, en enero de 2020 una copia de Bocanada, uno de los mejores trabajos de Gustavo Cerati, estaba en promedio, en Bogotá, en $130.000 y hoy llega a $250.000.
Los altos costos que para la Riia no se veían ni en la época de mayor uso del vinilo, y que de hecho se ven en la “inflación de la música” de ese formato, dan cuenta de que el precio de los discos sube más que la demanda. En 2019 frente a 2018 se encarecieron 8%, y en 2021 versus 2020 más de 12%.
Más gente buscando vinilos no es la razón de las subidas. En 2019 un incendio arrasó con Apollo Master, el edificio que se encargaba de 75% del suministro de los masters de LP en el mundo y en Europa las viejas fábricas pensaron abrir por la coyuntura, pero no muchas lo hicieron y la materia prima escaseaba. A eso se suma que los artistas de las disqueras más poderosas del mundo empezaron a pedir reservas de acetatos para prensar su música. Solo este año, para su álbum ‘30’, Adele pidió medio millón de vinilos, y no es la única; así que el formato seguirá costoso.
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